Muerte súbita
Dr. Tomás Ripoll Vera - Cardiología
Creado el: 21-10-2015
Editado el: 21-09-2023
Editado por: Leo Santos
¿Qué es la muerte súbita?
La muerte súbita es la parada cardíaca que se produce inesperadamente y de forma repentina en personas que aparentemente gozan de un buen estado de salud. La parada del corazón se produce abruptamente, y en el caso de no recibir atención médica inmediata, concluye con la muerte del paciente.
Pronóstico de la muerte súbita
No existe una forma posible de prevenir o controlar la muerte súbita, ya que se produce inesperadamente. Si el paciente afectado no recibe atención médica inmediata, fallecerá como consecuencia del paro cardíaco.
Síntomas de la muerte súbita
Como tal, la muerte súbita no muestra síntomas previos en aquellos que la padecen. No obstante, sí existen signos que pueden ayudar a identificarla rápidamente:
- Pérdida de conocimiento
- Ausencia de respuesta ante estímulos
- Parada respiratoria
- Pérdida del tono habitual de la piel, que se vuelve azul violáceo
Causas de la muerte súbita
La causa más habitual de la muerte súbita cardíaca es la fibrilación ventricular, que es una especie de arritmia que hace que el músculo cardíaco no pueda contraerse con la normalidad habitual. Esa situación imposibilita los latidos normales, deteniéndose el bombeo de sangre a todo el organismo. Cuanto más dure la parada cardíaca, más grave será el problema, ya que todos los órganos del organismo —incluyendo el cerebro— dejan de recibir sangre.
Otras razones por las que se produce la parada cardíaca es la existencia de una enfermedad cardiovascular previa. Entre las principales enfermedades cardíacas que pueden motivar la muerte súbita se encuentran las siguientes:
- Miocardiopatía hipertrófica: se trata de una enfermedad genética caracterizada por un engrosamiento del corazón, en la mayor parte de los casos del ventrículo izquierdo. Se trata de la principal causa de muerte súbita en adultos menores de 50 años.
- Miocardiopatía dilatada: se produce una dilatación en el ventrículo izquierdo y una disfunción sistólica que incapacitan que el corazón pueda bombear sangre. Los trasplantes de corazón pueden provocar esta anomalía, aunque su prevalencia no se conoce con exactitud.
- Displasia arritmogénica del ventrículo derecho: se trata de una enfermedad hereditaria en la que se produce una pérdida progresiva de miocitos que se reemplazan por tejido adiposo. Afecta más a adultos jóvenes que no superan los 40 años.
- Síndrome de Brugada: se trata de una enfermedad cardíaca que se caracteriza por una serie de episodios de taquicardia ventricular polifórmica que puede causar desmayo o muerte súbita.
- Síndrome de QT largo: se caracteriza por arritmias cardíacas por distintas anomalías de tipo estructural en los canales de sodio y potasio del corazón.
- Taquicardia ventricular polifórmica catecolaminérgica: se trata de una patología de carácter hereditario en la que los corazones son estructuralmente anormales.
¿Se puede prevenir la muerte súbita?
Dado que la muerte súbita se produce en pacientes aparentemente sanos, es difícil su prevención. No obstante, existen algunos factores de riesgo que se asocian a la muerte súbita cardíaca. Entre ellos, debe mencionarse la edad, en el que existen dos franjas en las que se puede producir:
En primer lugar, entre el nacimiento y los primeros seis meses de edad —muerte súbita del lactante— y la segunda entre los 45 y los 74 años.
Otro factor de riesgo es el sexo, siendo más frecuente la muerte súbita en varones que en mujeres. A su vez, las personas con factores de riesgo cardiovasculares (obesidad, diabetes, tabaquismo...) tienen más riesgo de padecer muerte súbita.
Tratamientos de la muerte súbita
El único tratamiento efectivo para detener la muerte súbita es la desfibrilación precoz, que consiste en una descarga eléctrica en el corazón mediante palas o parches que tratan de reiniciar la actividad del corazón. Si no se dispone de un desfribilador cercano, se puede internar una reanimación cardiopulmonar en la que se aplica un masaje cardíaco y respiración boca a boca.
En casos como el Síndrome de Brugada, se puede tratar con un desfibrilador interno.