El afectado por esta enfermedad puede tener dificultades a la hora de llevar acciones tales como subir escaleras, levantar objetos, alcanzar lugares que estén situados por encima de la cabeza o pararse al estar sentado.
Lo habitual es que la polimiositis afecte a personas adultas con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Por genética, ésta es más frecuente en personas afroamericanas que en blancos, teniendo más prevalencia la enfermedad en mujeres que en hombres.
Pronóstico de la polimiositis
La polimiositis se trata de una enfermedad sin cura, es decir, no existe un tratamiento específico que logre detener o acabar con esta enfermedad, aunque sí existen terapias y tratamientos que abarcan desde el uso de medicamentos con la combinación de ejercicios de fisioterapia.
La evolución de la enfermedad a largo plazo es variable. En los primeros cinco años de enfermedad uno de cada cinco afectados puede morir, aunque la mitad de los pacientes tratados presentan largas remisiones en estos cinco primeros años, especialmente los niños.
En los pacientes se produce una debilidad muscular grave que afecta progresivamente a los músculos. Alguna de las complicaciones que puede producir la polimiosistis son:
- Dificultades para tragar, disfagia
- Neumonía por aspiración
- Problemas respiratorios
A su vez, existen una serie de complicaciones:
- Depósitos de calcio en los músculos afectados
- Cáncer
- Enfermedades del corazón, pulmonares o complicaciones abdominales
En adultos, la muerte está causada principalmente por cáncer y enfermedad pulmonar, aunque se puede producir por:
- Desnutrición
- Neumonía
- Debilidad muscular grave y prolongada
- Insuficiencia respiratoria
Síntomas de la polimiositis
Como se trata de una enfermedad sistémica, la polimiositis afecta a todo el cuerpo. Se puede decir que tanto la debilidad muscular como la sensibilidad pueden ser las primeras señales de alarma de la enfermedad.
La debilidad muscular afecta a los músculos más cercanos al tronco, como caderas, muslos, hombros, brazos y cuello. Con el paso del tiempo, suele empeorar de forma progresiva.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Debilidad muscular
- Dolor muscular
- Dificultad a la hora de tragar
- Problemas de voz
- Dificultad para trabajar
No obstante, el paciente también puede experimentar:
- Fiebre
- Fatiga
- Dolor articular
- Falta de apetito
- Pérdida progresiva de peso
Pruebas médicas para la polimiositis
En el caso de que el médico o especialista tenga sospechas de que el paciente puede padecer polimiositis, puede recomendar que se lleve a cabo alguna de las siguientes pruebas:
- Análisis de sangre: con el análisis se podrá conocer el nivel de enzimas musculares, un factor que indica daños en los músculos. Con el análisis, también se puede detectar la presencia de anticuerpos específicos asociados a distintos síntomas de la enfermedad, un hecho que ayuda a determinar el mejor tratamiento y medicamento.
- Electromiografía: esta prueba se basa en insertar un electrodo de aguja fina a través de la piel hacia el músculo. La actividad eléctrica se mide con la contracción y la relajación muscular. Los cambios en el patrón de la actividad eléctrica pueden confirmar si existe o no enfermedad muscular.
- Resonancia Magnética: un escáner crea imágenes transversales de los músculos del cuerpo con datos generados a través de campos magnéticos y ondas de radio
- Biopsia muscular: se extrae un pequeño trozo de tejido muscular para realizar un análisis en el laboratorio. Este análisis puede mostrar la presencia de algunas anomalías como inflamación, lesiones…
¿Cuáles son las causas de la polimiositis?
A día de hoy todavía no se conocen las causas exactas de la polimiositis. Conocida también como enfermedad inflamatoria idiopática, se sabe que comparte muchas características con los trastornos de carácter autoinmune, en los que es el propio sistema inmune el que ataca por error a los tejidos del propio cuerpo.
Otra de las relaciones que se hacen frecuentemente respecto a las causas tiene que ver con una posible infección.
¿Se puede prevenir la polimiositis?
En la actualidad no se conoce una forma concreta de prevenir o de evitar la aparición de la polimiositis.
Tratamiento para la polimiositis
Actualmente todavía no existe una cura en concreto para la polimiositis. No obstante, existen formas de evitar o de tratar los síntomas de la enfermedad. A su vez, el tratamiento permite mejorar tanto la fuerza como la función muscular, y los resultados serán mejores cuanto antes se inicie el tratamiento.
No obstante, cabe destacar que no se habla de un único tratamiento, sino que las posibilidades varían en función de los síntomas de cada paciente y de cómo responde éste a la terapia.
- Medicamentos utilizados para tratar la polimiositis
- Corticoesteroides: son muy efectivos para controlar los síntomas, pero pueden causar efectos secundarios graves a largo plazo. Son los fármacos de primera elección. En ocasiones, el tratamiento con corticoides en altas dosis prolongados en el tiempo pueden causar miopatía. En este caso, el tratamiento se interrumpirá o disminuirá introduciendo entonces inmunosupresores.
- Drogas complementarias a corticoesteroides
- Rituximab
- Terapia
- Fisioterapia: se realizan ejercicios para mantener y fortalecer flexibilidad y fuerza
- Terapia del habla: la enfermedad debilita los músculos del habla, por lo que se pueden fortalecer
- Evaluación de la nutrición: con el avance de la enfermedad tragar o masticar se hace más difícil. Un dietista puede ayudar a preparar alimentos más sencillos de comer
¿Qué especialista trata la polimiositis?
Existen diversos especialistas que pueden tratar la polimiositis, aunque el principal encargado del estudio y tratamiento principal de la enfermedad recae en el Reumatólogo, con experiencia y conocimientos en enfermedades autoinmunes y del tejido conjuntivo.
No obstante, existen diversos especialistas que pueden colaborar a la hora de tratar una polimiositis, como el Neurólogo o el Médico Internista. En cuanto a las terapias complementarias, especialistas como el Fisioterapeuta, el Logopeda o un Dietista o Nutricionista pueden colaborar a la hora de proponer ejercicios para fortalecer determinadas zonas o simplemente con consejos.