Terapia dirigida

¿Qué es la terapia dirigida?

Las terapias dirigidas contra el cáncer consisten en una serie de fármacos que tienen la capacidad de bloquear tanto el crecimiento, como la diseminación del cáncer, interfiriendo directamente en las moléculas específicas que participan en estos procesos. A diferencia de la quimioterapia, la terapia dirigida: 

  • No actúa sobre todas las células indistintamente, sino que hace efecto específicamente sobre las moléculas asociadas al cáncer.
  • Es citostática, es decir, bloquea el aumento de células tumorales. Por su parte, la quimio destruye las células.
     

¿Qué tipos de terapia dirigida existen?

Se puede decir que existen dos tipos esenciales de terapia dirigida:

  • Terapia dirigida con anticuerpos monoclonales. Este tipo de fármacos bloquean el blanco específico en la parte exterior de las células o alrededor del cáncer.
  • Terapia dirigida con fármacos de moléculas pequeñas. En este caso, estos se ocupan de bloquear el proceso que ayuda a las células cancerosas a diseminarse y multiplicarse.

Además, algunos ejemplos de terapia dirigida que pueden usarse contra el cáncer son:

  • Terapias hormonales
  • Inmunoterapia
  • Inhibidores de transducción de señales. 
  • Moduladores de expresión de genes. 
  • Inductores de apoptosis. 
  • Inhibidores de angiogénesis. 
     

¿Para qué sirve?

La terapia dirigida es un tratamiento cuyo objetivo es la eliminación de un cáncer a través de la administración precisa de fármacos. En concreto, las metas a conseguir por este tratamiento son: 

  • Bloquear y/o desactivar las señales que provocan la división (reproducción) de las células cancerosas.
  • Acabar con esas células, impidiendo que prolonguen su tiempo de vida y reproducción.

En este sentido, la terapia dirigida ha probado su eficacia en el tratamiento de muchos de los tipos de cáncer más duros y extendidos, entre los que se encuentran: 

La terapia dirigida es una alternativa precisa para el tratamiento del cáncer.


¿En qué consiste?

Todos los tejidos del cuerpo están compuestos por células diferentes, como las células cutáneas, las sanguíneas o las cerebrales. Cada una de ellas tiene unas características específicas y cumple una función distinta. Por su parte, son los genes de cada célula quienes se ocupan de indicar a las células cómo producir las proteínas que hacen que la célula continúe funcionando. En este sentido, el cáncer empieza cuando los genes específicos de la célula cambian. Si esto ocurre, las proteínas cambian en consecuencia, haciendo que las células muten y se dividan anormalmente, creciendo sin control. Esta reproducción desmedida es lo que acaba formando lo que conocemos como un tumor. 

En este sentido, la terapia dirigida se ocupa de actuar ante estos cambios a través de la identificación y el ataque específico de las células cancerosas:

  1. En primer lugar, han de llevarse a cabo análisis detallados del perfil genético del tumor del paciente. Los especialistas en Oncología utilizan técnicas avanzadas de secuenciación genómica para identificar mutaciones específicas en el ADN de las células cancerosas.
  2. Una vez que se identifican estas mutaciones, se diseñan fármacos específicos, llamados inhibidores, que tienen como objetivo bloquear las vías de señalización celular anormales o inhibir la función de proteínas específicas que promueven el crecimiento y la propagación del cáncer.

Las terapias dirigidas pueden administrarse de diversas maneras, como comprimidos orales o infusiones intravenosas. Al atacar específicamente las células cancerosas, estas terapias minimizan los daños a las células normales, reduciendo así los efectos secundarios asociados con los tratamientos tradicionales, como la quimioterapia. Además, al tener un enfoque más específico, las terapias dirigidas a menudo son más efectivas en pacientes cuyos tumores tienen las mutaciones específicas que el fármaco está diseñado para tratar.

Es fundamental destacar que las terapias dirigidas son altamente personalizadas y no todos los pacientes son candidatos para este tipo de tratamiento. Los oncólogos realizan una exhaustiva evaluación del perfil genético de cada paciente para determinar la idoneidad de las terapias dirigidas y decidir el mejor enfoque terapéutico para combatir el cáncer de manera efectiva y con el menor impacto posible en la calidad de vida del paciente.
 

¿Qué cuidados hay que tomar tras la intervención?

La terapia dirigida debe administrarse con precaución, ya que puede ocasionar diferentes efectos secundarios. En este sentido, los problemas hepáticos como la hepatitis o un alto nivel de enzimas en el hígado son de los efectos más habituales de la terapia dirigida, al igual que problemas digestivos como la diarrea. Otros problemas o efectos secundarios son:

  • Problemas cutáneos.
  • Problemas de coagulación sanguínea.
  • Hipertensión arterial.
  • Perforación gastrointestinal.
     

¿Qué alternativas a este tratamiento existen?

La terapia dirigida nace como tal como una alternativa a la radioterapia y la quimioterapia, tratamientos normalmente principales para paliar el crecimiento tumoral y los posibles síntomas del cáncer. ​

02-11-2023
Top Doctors

Terapia dirigida

Dra. Rosa Villatoro Roldán - Oncología Médica

Creado el: 07-12-2018

Editado el: 02-11-2023

¿Qué es la terapia dirigida?

Las terapias dirigidas contra el cáncer consisten en una serie de fármacos que tienen la capacidad de bloquear tanto el crecimiento, como la diseminación del cáncer, interfiriendo directamente en las moléculas específicas que participan en estos procesos. A diferencia de la quimioterapia, la terapia dirigida: 

  • No actúa sobre todas las células indistintamente, sino que hace efecto específicamente sobre las moléculas asociadas al cáncer.
  • Es citostática, es decir, bloquea el aumento de células tumorales. Por su parte, la quimio destruye las células.
     

¿Qué tipos de terapia dirigida existen?

Se puede decir que existen dos tipos esenciales de terapia dirigida:

  • Terapia dirigida con anticuerpos monoclonales. Este tipo de fármacos bloquean el blanco específico en la parte exterior de las células o alrededor del cáncer.
  • Terapia dirigida con fármacos de moléculas pequeñas. En este caso, estos se ocupan de bloquear el proceso que ayuda a las células cancerosas a diseminarse y multiplicarse.

Además, algunos ejemplos de terapia dirigida que pueden usarse contra el cáncer son:

  • Terapias hormonales
  • Inmunoterapia
  • Inhibidores de transducción de señales. 
  • Moduladores de expresión de genes. 
  • Inductores de apoptosis. 
  • Inhibidores de angiogénesis. 
     

¿Para qué sirve?

La terapia dirigida es un tratamiento cuyo objetivo es la eliminación de un cáncer a través de la administración precisa de fármacos. En concreto, las metas a conseguir por este tratamiento son: 

  • Bloquear y/o desactivar las señales que provocan la división (reproducción) de las células cancerosas.
  • Acabar con esas células, impidiendo que prolonguen su tiempo de vida y reproducción.

En este sentido, la terapia dirigida ha probado su eficacia en el tratamiento de muchos de los tipos de cáncer más duros y extendidos, entre los que se encuentran: 

La terapia dirigida es una alternativa precisa para el tratamiento del cáncer.


¿En qué consiste?

Todos los tejidos del cuerpo están compuestos por células diferentes, como las células cutáneas, las sanguíneas o las cerebrales. Cada una de ellas tiene unas características específicas y cumple una función distinta. Por su parte, son los genes de cada célula quienes se ocupan de indicar a las células cómo producir las proteínas que hacen que la célula continúe funcionando. En este sentido, el cáncer empieza cuando los genes específicos de la célula cambian. Si esto ocurre, las proteínas cambian en consecuencia, haciendo que las células muten y se dividan anormalmente, creciendo sin control. Esta reproducción desmedida es lo que acaba formando lo que conocemos como un tumor. 

En este sentido, la terapia dirigida se ocupa de actuar ante estos cambios a través de la identificación y el ataque específico de las células cancerosas:

  1. En primer lugar, han de llevarse a cabo análisis detallados del perfil genético del tumor del paciente. Los especialistas en Oncología utilizan técnicas avanzadas de secuenciación genómica para identificar mutaciones específicas en el ADN de las células cancerosas.
  2. Una vez que se identifican estas mutaciones, se diseñan fármacos específicos, llamados inhibidores, que tienen como objetivo bloquear las vías de señalización celular anormales o inhibir la función de proteínas específicas que promueven el crecimiento y la propagación del cáncer.

Las terapias dirigidas pueden administrarse de diversas maneras, como comprimidos orales o infusiones intravenosas. Al atacar específicamente las células cancerosas, estas terapias minimizan los daños a las células normales, reduciendo así los efectos secundarios asociados con los tratamientos tradicionales, como la quimioterapia. Además, al tener un enfoque más específico, las terapias dirigidas a menudo son más efectivas en pacientes cuyos tumores tienen las mutaciones específicas que el fármaco está diseñado para tratar.

Es fundamental destacar que las terapias dirigidas son altamente personalizadas y no todos los pacientes son candidatos para este tipo de tratamiento. Los oncólogos realizan una exhaustiva evaluación del perfil genético de cada paciente para determinar la idoneidad de las terapias dirigidas y decidir el mejor enfoque terapéutico para combatir el cáncer de manera efectiva y con el menor impacto posible en la calidad de vida del paciente.
 

¿Qué cuidados hay que tomar tras la intervención?

La terapia dirigida debe administrarse con precaución, ya que puede ocasionar diferentes efectos secundarios. En este sentido, los problemas hepáticos como la hepatitis o un alto nivel de enzimas en el hígado son de los efectos más habituales de la terapia dirigida, al igual que problemas digestivos como la diarrea. Otros problemas o efectos secundarios son:

  • Problemas cutáneos.
  • Problemas de coagulación sanguínea.
  • Hipertensión arterial.
  • Perforación gastrointestinal.
     

¿Qué alternativas a este tratamiento existen?

La terapia dirigida nace como tal como una alternativa a la radioterapia y la quimioterapia, tratamientos normalmente principales para paliar el crecimiento tumoral y los posibles síntomas del cáncer. ​

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