Cáncer de esófago

El cáncer esofágico es un tipo de cáncer que desarrolla en el esófago, un tubo largo y hueco que va desde la garganta al estómago. Este tipo de cáncer generalmente comienza en las células que recubren su interior y puede desarrollarse en cualquier lugar a lo largo del esófago.

El cáncer de esófago es la sexta causa más común de muertes por cáncer en todo el mundo. 
 

¿Qué tipos de cáncer de esófago existen?

Existen tres tipos de cáncer de esófago principales. Estos son:

  • Adenocarcinoma. En este primer grupo, entran aquellos tumores que se desarrollan a partir de la reproducción descontrolada de las células glandulares en el recubrimiento del esófago.
  • Carcinoma de células escamosas. En este caso, el cáncer se desarrolla a partir de las células delgadas y planas (denominadas escamosas) que constituyen el revestimiento interior del esófago.
  • Otros tipos menos frecuentes. Algunas formas raras de cáncer de esófago incluyen el carcinoma de células pequeñas, el sarcoma, el linfoma, el melanoma y el coriocarcinoma.

 

¿Cuáles son los síntomas relacionados?

La sintomatología del cáncer de esófago es variada, pero es fundamental acudir a un especialista ante su aparición, para que se lleve a cabo un diagnóstico lo más precoz posible en cuanto se detecten los primeros síntomas:

  • Dificultad para tragar (disfagia).
  • Pérdida de peso.
  • Vómitos con sangre.
  • Dolor, presión o ardor en el pecho.
  • Acidez estomacal o indigestión que empeoran.
  • Tos o ronquera.
  • Alteraciones de la voz.

 

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

El cáncer de esófago se produce cuando las células del esófago desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN. Estos cambios hacen que las células crezcan y se dividan sin control, hasta que la acumulación de células anormales genera un tumor en el esófago. En algunos casos, crece tanto de tamaño que puede invadir las estructuras cercanas y extenderse a otras partes del cuerpo.

En cualquier caso, existen una serie de factores de riesgo que producen irritación en las células del esófago y que aumentan las probabilidades de padecer cáncer de esófago. Estos son:

  • La enfermedad por reflujo gastroesofágico.
  • El tabaquismo.
  • Los cambios precancerosos en las células del esófago (esófago de Barrett).
  • La obesidad.
  • Apnea.
  • El consumo de bebidas alcohólicas.
  • El reflujo biliar.
  • Las dificultades para tragar debido a un esfínter esofágico que no se relaja (acalasia).
  • El hábito de beber líquidos muy calientes.
  • Los tratamientos de radioterapia en el pecho o en la parte superior del abdomen.
  • La ingesta insuficiente de frutas y verduras.

 

El cáncer esofágico afecta al tubo largo y hueco
que va desde la garganta al estómago.

 

¿Cómo se diagnostica?

El principal método de diagnóstico del cáncer de esófago es la esofagogastroscopia, exploración que facilita imágenes directas de la causa de obstrucción esofágica y permite obtener muestras para confirmar el diagnóstico mediante la biopsia. Gracias a este sistema, se diagnostican más del 96% de los casos.

Además, es posible que el especialista quiera realizar un TAC de cuello, tórax y abdomen para evaluar si existen metástasis a distancia. Otra opción son las pruebas con rayos X, radiografía del pecho o tórax y tomografía computada (PET/TC).

 

¿Cómo se trata?

El tratamiento del cáncer de esófago puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia. La combinación óptima de estas tres modalidades de tratamiento dependerá del tipo, ubicación y etapa de la enfermedad. Además, es importante que los pacientes sepan que en las etapas tardías, el cáncer de esófago puede ser tratado, pero raramente puede ser curado.

En cualquier caso, los métodos de tratamiento más comunes para el cáncer de esófago son:

  • Cirugía. Esta intervención, llevada a cabo por un equipo multidisciplinar que incluya un cirujano torácico y un cirujano general, es el tratamiento más común para el cáncer de esófago. Se puede hacer sola, si la enfermedad se encuentra en etapas tempranas, o en combinación con otros tratamientos, si la enfermedad está avanzada. De hecho, en los cánceres más avanzados, se puede extraer parte del esófago en una operación denominada esofagectomía. 
  • Radioterapia. Este tratamiento utiliza rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para matar células cancerosas. La radioterapia generalmente se combina con la quimioterapia y con la cirugía para los pacientes con cáncer de esófago, y se utiliza frecuentemente en los pacientes que no son candidatos para la cirugía.
  • Quimioterapia: se utilizan sustancias o medicamentos para matar las células cancerosas y/o para detener la división de las células cancerosas. La quimioterapia se puede utilizar antes o después de la cirugía y también se utiliza para ayudar a aliviar los síntomas cuando el cáncer de esófago se ha diseminado (ha formado una metástasis) más allá del esófago.

Otros tratamientos para el cáncer de esófago incluyen:

  • Tratamientos endoscópicos. Estos se utilizan para tratar lesiones precancerosas y cáncer del esófago en etapas tempranas y para aliviar el dolor.
  • Terapia con anticuerpos monoclonales. Un pequeño grupo de cánceres de esófago tienen una cantidad muy elevada de una proteína HER2. Esta terapia dirigida se puede combinar con la quimioterapia.
  • Inmunoterapia. ​Este enfoque utiliza sustancias que fortalecen el sistema inmune del paciente para ayudar a controlar el cáncer. 
  • Quimioprevención: se están estudiando fármacos, vitaminas y otros agentes para tratar de reducir el riesgo de cáncer y/o retrasar su desarrollo o recurrencia.
  • Ablación por radiofrecuencia. El esófago de Barrett se puede tratar con ablación por radiofrecuencia para controlar su progresión a displasia y/o adenocarcinoma.

Debido a que el cáncer de esófago puede afectar la capacidad de una persona para ingerir comida, se podrían necesitar tratamientos adicionales para asegurar una nutrición adecuada para el paciente durante y después del tratamiento. En este sentido, algunos pacientes podrían recibir los nutrientes directamente a través de una vena. Otros podrían requerir de un tubo de alimentación (un tubo de plástico flexible que se pasa a través de la nariz o boca y hacia dentro del estómago) hasta que puedan comer por sí mismos.
 

¿Cómo se puede prevenir?

Existen varias medidas que pueden tomarse a nivel individual para prevenir el cáncer esofágico. Las más recomendadas por los especialistas son: 

  • No fumar.
  • No beber alcohol o hacerlo con moderación. 
  • Comer más frutas y verduras. 
  • Mantener un peso saludable. 
05-02-2024
Top Doctors

Cáncer de esófago

Dra. María Rodríguez Pérez - Cirugía torácica

Creado el: 09-09-2020

Editado el: 05-02-2024

El cáncer esofágico es un tipo de cáncer que desarrolla en el esófago, un tubo largo y hueco que va desde la garganta al estómago. Este tipo de cáncer generalmente comienza en las células que recubren su interior y puede desarrollarse en cualquier lugar a lo largo del esófago.

El cáncer de esófago es la sexta causa más común de muertes por cáncer en todo el mundo. 
 

¿Qué tipos de cáncer de esófago existen?

Existen tres tipos de cáncer de esófago principales. Estos son:

  • Adenocarcinoma. En este primer grupo, entran aquellos tumores que se desarrollan a partir de la reproducción descontrolada de las células glandulares en el recubrimiento del esófago.
  • Carcinoma de células escamosas. En este caso, el cáncer se desarrolla a partir de las células delgadas y planas (denominadas escamosas) que constituyen el revestimiento interior del esófago.
  • Otros tipos menos frecuentes. Algunas formas raras de cáncer de esófago incluyen el carcinoma de células pequeñas, el sarcoma, el linfoma, el melanoma y el coriocarcinoma.

 

¿Cuáles son los síntomas relacionados?

La sintomatología del cáncer de esófago es variada, pero es fundamental acudir a un especialista ante su aparición, para que se lleve a cabo un diagnóstico lo más precoz posible en cuanto se detecten los primeros síntomas:

  • Dificultad para tragar (disfagia).
  • Pérdida de peso.
  • Vómitos con sangre.
  • Dolor, presión o ardor en el pecho.
  • Acidez estomacal o indigestión que empeoran.
  • Tos o ronquera.
  • Alteraciones de la voz.

 

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

El cáncer de esófago se produce cuando las células del esófago desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN. Estos cambios hacen que las células crezcan y se dividan sin control, hasta que la acumulación de células anormales genera un tumor en el esófago. En algunos casos, crece tanto de tamaño que puede invadir las estructuras cercanas y extenderse a otras partes del cuerpo.

En cualquier caso, existen una serie de factores de riesgo que producen irritación en las células del esófago y que aumentan las probabilidades de padecer cáncer de esófago. Estos son:

  • La enfermedad por reflujo gastroesofágico.
  • El tabaquismo.
  • Los cambios precancerosos en las células del esófago (esófago de Barrett).
  • La obesidad.
  • Apnea.
  • El consumo de bebidas alcohólicas.
  • El reflujo biliar.
  • Las dificultades para tragar debido a un esfínter esofágico que no se relaja (acalasia).
  • El hábito de beber líquidos muy calientes.
  • Los tratamientos de radioterapia en el pecho o en la parte superior del abdomen.
  • La ingesta insuficiente de frutas y verduras.

 

El cáncer esofágico afecta al tubo largo y hueco
que va desde la garganta al estómago.

 

¿Cómo se diagnostica?

El principal método de diagnóstico del cáncer de esófago es la esofagogastroscopia, exploración que facilita imágenes directas de la causa de obstrucción esofágica y permite obtener muestras para confirmar el diagnóstico mediante la biopsia. Gracias a este sistema, se diagnostican más del 96% de los casos.

Además, es posible que el especialista quiera realizar un TAC de cuello, tórax y abdomen para evaluar si existen metástasis a distancia. Otra opción son las pruebas con rayos X, radiografía del pecho o tórax y tomografía computada (PET/TC).

 

¿Cómo se trata?

El tratamiento del cáncer de esófago puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia. La combinación óptima de estas tres modalidades de tratamiento dependerá del tipo, ubicación y etapa de la enfermedad. Además, es importante que los pacientes sepan que en las etapas tardías, el cáncer de esófago puede ser tratado, pero raramente puede ser curado.

En cualquier caso, los métodos de tratamiento más comunes para el cáncer de esófago son:

  • Cirugía. Esta intervención, llevada a cabo por un equipo multidisciplinar que incluya un cirujano torácico y un cirujano general, es el tratamiento más común para el cáncer de esófago. Se puede hacer sola, si la enfermedad se encuentra en etapas tempranas, o en combinación con otros tratamientos, si la enfermedad está avanzada. De hecho, en los cánceres más avanzados, se puede extraer parte del esófago en una operación denominada esofagectomía. 
  • Radioterapia. Este tratamiento utiliza rayos X de alta energía u otros tipos de radiación para matar células cancerosas. La radioterapia generalmente se combina con la quimioterapia y con la cirugía para los pacientes con cáncer de esófago, y se utiliza frecuentemente en los pacientes que no son candidatos para la cirugía.
  • Quimioterapia: se utilizan sustancias o medicamentos para matar las células cancerosas y/o para detener la división de las células cancerosas. La quimioterapia se puede utilizar antes o después de la cirugía y también se utiliza para ayudar a aliviar los síntomas cuando el cáncer de esófago se ha diseminado (ha formado una metástasis) más allá del esófago.

Otros tratamientos para el cáncer de esófago incluyen:

  • Tratamientos endoscópicos. Estos se utilizan para tratar lesiones precancerosas y cáncer del esófago en etapas tempranas y para aliviar el dolor.
  • Terapia con anticuerpos monoclonales. Un pequeño grupo de cánceres de esófago tienen una cantidad muy elevada de una proteína HER2. Esta terapia dirigida se puede combinar con la quimioterapia.
  • Inmunoterapia. ​Este enfoque utiliza sustancias que fortalecen el sistema inmune del paciente para ayudar a controlar el cáncer. 
  • Quimioprevención: se están estudiando fármacos, vitaminas y otros agentes para tratar de reducir el riesgo de cáncer y/o retrasar su desarrollo o recurrencia.
  • Ablación por radiofrecuencia. El esófago de Barrett se puede tratar con ablación por radiofrecuencia para controlar su progresión a displasia y/o adenocarcinoma.

Debido a que el cáncer de esófago puede afectar la capacidad de una persona para ingerir comida, se podrían necesitar tratamientos adicionales para asegurar una nutrición adecuada para el paciente durante y después del tratamiento. En este sentido, algunos pacientes podrían recibir los nutrientes directamente a través de una vena. Otros podrían requerir de un tubo de alimentación (un tubo de plástico flexible que se pasa a través de la nariz o boca y hacia dentro del estómago) hasta que puedan comer por sí mismos.
 

¿Cómo se puede prevenir?

Existen varias medidas que pueden tomarse a nivel individual para prevenir el cáncer esofágico. Las más recomendadas por los especialistas son: 

  • No fumar.
  • No beber alcohol o hacerlo con moderación. 
  • Comer más frutas y verduras. 
  • Mantener un peso saludable. 
Este sitio web utiliza Cookies propias y de terceros para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios, para mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, así como analizar sus hábitos de navegación. El usuario tiene la posibilidad de configurar sus preferencias AQUI.