Tratando las causas: estrategias efectivas contra SIBO y Helicobacter pylori

A diario me encuentro en consulta con numerosos pacientes que acuden preocupados al médico porque sufren una serie de síntomas que les provocan malestar, inseguridad y cansancio.

Muchos de ellos acuden a Internet buscando una respuesta a su posible patología, sin embargo, esta acción, más que aclarar genera mayores dudas. Patologías como SIBO y H.Pylori comparten una sintomatología parecida, pero se diagnostican y tratan de forma muy diferente. Por ello, en este artículo busco aclarar la diferencia entre ambas bacterias y la forma de abordarlas para curar al paciente que las sufras.

¿Qué es SIBO?

Comencemos por el SIBO. Este trastorno se caracteriza por un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado. Normalmente, el intestino delgado alberga relativamente pocas bacterias en comparación con el intestino grueso. Sin embargo, cuando ocurre el SIBO, estas bacterias proliferan en exceso en el intestino delgado, lo que puede conducir a una serie de síntomas gastrointestinales molestos.

Los síntomas comunes del SIBO incluyen:

• Distensión abdominal.
• Flatulencia.
• Diarrea.
• Estreñimiento.
• Dolor abdominal.
• Malestar general.

¿Qué es Helicobacter pylori?

Por otro lado, la infección por Helicobacter pylori es causada por la bacteria Helicobacter pylori, que coloniza el revestimiento del estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado).

Esta infección es una de las principales causas de úlceras pépticas y gastritis crónica. Los síntomas de la infección por H. pylori pueden variar, pero pueden incluir:

• Dolor abdominal, especialmente en la parte superior del abdomen.
• Náuseas.
• Vómitos.
• Pérdida de apetito.
• Sangrado gastrointestinal en casos más graves.

Es importante destacar que, aunque ambos trastornos involucran bacterias en el tracto gastrointestinal y pueden presentar síntomas similares, son entidades distintas con causas y tratamientos específicos.

¿Cómo se diagnostica?

Ambas pruebas se confirman en primera instancia por una prueba cero invasiva respectivamente, que consiste analizar el aire expirado estando en ayunas y tomando un producto previamente. Si hubiese dudas, se podría derivar una endoscopia para analizar en mayor profundidad la patología.

¿Cómo se trata el SIBO?

En cuanto al tratamiento del SIBO, este generalmente implica el uso de antibióticos para reducir la población bacteriana en el intestino delgado. Los antibióticos más comúnmente utilizados incluyen rifaximina y metronidazol.

Además, se pueden recomendar cambios en la dieta, como evitar alimentos que puedan alimentar el crecimiento bacteriano, como los carbohidratos fermentables. Los probióticos también pueden ser útiles en algunos casos para restablecer el equilibrio bacteriano en el tracto gastrointestinal.

¿Cómo se trata H.Pylori?

Por otro lado, el tratamiento de la infección por H. pylori generalmente implica una combinación de antibióticos y medicamentos que reducen la producción de ácido estomacal. Los antibióticos más comúnmente utilizados incluyen claritromicina, amoxicilina y metronidazol. Además, se pueden recetar inhibidores de la bomba de protones, como omeprazol o pantoprazol, para reducir la acidez estomacal y ayudar en la curación de las úlceras.

En resumen, aunque tanto el SIBO como la infección por H. pylori involucran bacterias en el tracto gastrointestinal y pueden presentar síntomas similares, son condiciones distintas con causas y tratamientos específicos. El SIBO implica un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, mientras que la infección por H. pylori es causada por la bacteria H. pylori en el estómago y el duodeno. El tratamiento del SIBO generalmente implica el uso de antibióticos y cambios en la dieta, mientras que el tratamiento de la infección por H. pylori implica una combinación de antibióticos y medicamentos que reducen la producción de ácido estomacal.