Síndrome antifosfolípido obstétrico: causas, diagnóstico y tratamiento

Written by: Dr. Oscar Cabrera Marante
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Edited by: Inés Acuña

El Síndrome Antifosfolipídico o antifosfolípido obstétrico (SAFO) es una enfermedad sistémica del sistema inmune poco diagnosticada pero significativa que puede afectar el embarazo de ciertas mujeres. En este artículo, el especialista en Inmunología Oscar Cabrera Marante aborda las causas, el diagnóstico y las opciones de tratamiento para el SAFO.


¿Qué es exactamente el Síndrome Antifosfolípido Obstétrico?

El Síndrome Antifosfolipídico (SAF) es una enfermedad autoinmune sistémica, es decir, un síndrome en el que el sistema inmune por error produce anticuerpos, en este caso contra los fosfolípidos. Estos se encuentran formando parte de las membranas celulares y están involucrados en la coagulación sanguínea. Cuando estos anticuerpos producen trombosis se denomina SAF vascular. No obstante, si desencadenan problemas en el embarazo, es conocido como Síndrome Antifosfolípido Obstétrico (SAFO).
 

Es crucial que las embarazadas se sometan a un estudio prenatal y se realicen 
pruebas específicas para detectar la presencia de anticuerpos antifosfolípidos.


¿Qué factores pueden causar el SAFO?

El origen de las enfermedades autoinmunes es difícil de precisar. Esto sucede también con el Síndrome Antifosfolípido Obstétrico (SAFO), aunque se ha observado que ciertos factores pueden asociarse con su aparición.

  • Por un lado, es relevante considerar la predisposición genética o los antecedentes familiares de enfermedades asociadas con autoinmunidad.
  • Asimismo, está comprobado que situaciones como traumatismos, infecciones o eventos inflamatorios podrían precipitar la aparición de manifestaciones del síndrome.
  • Por otro lado, desarrollar anticuerpos contra estructuras del propio organismo es un error del sistema inmune y la edad es un factor que también pueden provocar una acumulación de errores, aumentando así el riesgo de SAFO.
  • Además, existen formas de SAFO asociadas con otras patologías del sistema inmune.


¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del SAFO puede ser un desafío, ya que sus manifestaciones pueden confundirse con otras complicaciones o patologías propias del embarazo. Estas similitudes subrayan la importancia de una evaluación minuciosa por parte de los profesionales de la salud que dé lugar a un diagnóstico preciso, que permita iniciar el tratamiento a tiempo, reduciendo así los riesgos asociados y garantizando un mejor pronóstico para la madre y el feto.

En este mismo sentido, es fundamental entonces que las mujeres embarazadas se sometan a un estudio prenatal adecuado y se realicen pruebas específicas para detectar la presencia de anticuerpos antifosfolípidos si existe una sospecha fundamentada clínicamente. Estas pruebas suelen consistir en un análisis de sangre que incluya el perfil de coagulación y los análisis de anticuerpos antifosfolípidos, tanto los incluidos en los criterios de clasificación como los más recientemente asociados. Los resultados de estas analíticas son esenciales para determinar el nivel de riesgo asociado con problemas obstétricos y que determinan el tipo de tratamiento que recibirá la paciente.
 

¿Qué consecuencias tiene el SAFO para la salud?

El SAFO puede conllevar un amplio número de complicaciones para el embarazo. Los anticuerpos antifosfolípidos pueden interferir en el desarrollo del feto y la placenta, lo que aumenta el riesgo de complicaciones, desde el retraso del crecimiento intrauterino o preeclampsia, hasta incluso abortos espontáneos recurrentes o partos prematuros. Es importante que las mujeres diagnosticadas con SAFO reciban una atención prenatal especializada para minimizar los riesgos asociados con esta condición.
 

¿Cómo se trata esta patología?

El tratamiento del SAFO se enfoca en reducir el riesgo de complicaciones obstétricas y mejorar los resultados del embarazo. Las medidas terapéuticas pueden incluir:

  • Ácido acetilsalicílico (Aspirina o Adiro). Se prescribe en dosis bajas para prevenir la formación de coágulos sanguíneos y mejorar el flujo sanguíneo hacia la placenta. En algunos casos, puede estar indicada su sustitución por Tromalyt.
  • Heparina. Este es un anticoagulante que puede administrarse en forma de inyecciones para reducir el riesgo de coagulación y mejorar la circulación. Es una terapia cardinal en el SAFO. En este sentido, un adecuado ajuste del tratamiento permite mejorar los resultados y prevenir efectos adversos.
  • Control prenatal intensivo. Un seguimiento estrecho y regular durante el embarazo es esencial para detectar cualquier complicación a tiempo.
  • Además, existen las terapias inmunomoduladoras de segunda línea, como:
    • Corticosteroides. En algunos casos, pueden recetarse corticosteroides para controlar la inflamación y mejorar el bienestar fetal.
    • Hidroxicloroquina. Esta minimiza el efecto deletéreo asociado a la presencia de anticuerpos en sangre.
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By Dr. Oscar Cabrera Marante
Immunology

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