Creado: 12/03/2013
Editado: 21/09/2023

 

¿Qué es la leucemia?

La leucemia es una enfermedad de la sangre en que la médula ósea produce glóbulos blancos anormales (células blásticas leucémicas o células de leucemia).

Estas células se dividen, reproduciéndose a sí mismas, lo que provoca una proliferación de células alteradas que no mueren cuando envejecen, de manera que se acumulan y desplazan a las células normales. De esta forma se disminuyen las células sanas, con los consecuentes problemas de transporte de oxígeno a los tejidos, en la curación de infecciones o en el control de hemorragias. El hecho de que se proliferen las células inmaduras y anormales a la sangre hace considerar la leucemia un tipo de cáncer de sangre.

Existen diversos tipos de leucemia:

  • Leucemia mieloide aguda.
     
  • Leucemia mieloide crónica.
     
  • Leucemia linfocítica aguda.
     
  • Leucemia linfocítica crónica
Leucemia | Top Doctors
La leucemia es un tipo de cáncer de sangre, que afecta a todo el organismo
 

 

Pronóstico de la enfermedad

El pronóstico de la leucemia varía en función del tipo de leucemia y la edad del paciente, aunque en general es considerada una enfermedad grave. Así, los niños pequeños diagnosticados de leucemia linfática aguda y los pacientes con leucemia mieloide aguda tienen un buen diagnóstico de recuperación. Los pacientes mayores de 50 años pueden necesitar quimioterapia para dejar atrás la enfermedad.

Por otro lado, la leucemia crónica no puede curarse totalmente, si no que va progresando lentamente y puede tratarse para frenar su avance. El pronóstico en esta enfermedad es peor en pacientes que están muy anémicos, y en muchos casos la única posibilidad de supervivencia es un trasplante de médula ósea.

 

¿Qué síntomas presenta?

Los síntomas de la leucemia varían según el tipo de leucemia. Así, los más frecuentes son:

  • Leucemia mieloide aguda: provoca cansancio, pérdida del apetito y de peso, fiebre y sudores durante la noche.
     
  • Leucemia mieloide crónica: causa debilidad, sudoración sin motivo aparente, pérdida del apetito y de peso y fiebre.
     
  • Leucemia linfocítica aguda: provoca sensación de mareo, debilidad y cansancio, dificultad para respirar, infecciones recurrentes, que se hagan moratones fácilmente, fiebre y sangrado frecuente en nariz y encías.
     
  • Leucemia linfocítica crónica: también se presenta con debilidad, cansancio, pérdida de peso, fiebre o sudores nocturnos, a lo que se suma un agrandamiento de los ganglios linfáticos y dolor abdominal.

Además, otros síntomas comprenden:

  • Dolor en los huesos, por la multiplicación de las células leucémicas en el sistema óseo.
     
  • Anemia, que se acompaña de palidez, cansancio y poca tolerancia al ejercicio, por la disminución de los glóbulos rojos.
     
  • Manchas en la piel o petequias y hemorragias esporádicas, a consecuencia de la reducción del número de plaquetas.

 

 

Pruebas médicas para la leucemia

El diagnóstico de la leucemia se puede componer en tres fases, que se realizan en cuanto comienzan los síntomas:

En primer lugar se realiza la exploración física, en la cual el médico valorará la palidez de la piel, la inflamación de los ganglios o el volumen del bazo y el hígado. Si se encuentran irregularidades, se realiza un análisis de sangre para determinar si existen niveles anormales de glóbulos blancos, rojos o plaquetas.

Para acabar de determinar el diagnóstico, se puede realizar un análisis de la médula ósea, que se realiza extrayendo una pequeña muestra del hueso de la cadera con una aguja fina.

 

¿Cuáles son las causas de la leucemia?

Normalmente no se puede establecer una causa concreta para la leucemia. Sin embargo, sí existen una serie de factores de riesgo que pueden considerarse causas:

  • Historia previa de otros cánceres y el hecho de haber recibido quimioterapia o radioterapia, cosa que puede provocar alteraciones celulares que deriven en una leucemia secundaria.
     
  • Trastornos genéticos, tales como Síndrome de Down, que incrementan la posibilidad de padecer leucemia.
     
  • Estar expuesto a algunos agentes tóxicos (ambientales, profesionales o asociados) o hábitos tóxicos como fumar.
     
  • Antecedentes familiares, en algunos casos muy puntuales.

 

¿Se puede prevenir?

Actualmente no existe ninguna forma de prevenir la leucemia. En cambio, sí se recomienda llevar una vida saludable sin hábitos tóxicos, que ayudarán en la prevención de otros cánceres y a afrontar mejor el tratamiento que se recomiende.

 

Tratamientos para la leucemia

El tratamiento básico de la leucemia es la quimioterapia, procedimiento mediante el cual se inyectan unos medicamentos destinados a destruir las células cancerosas. El tratamiento tiene 4 fases:

  • Inducción a la remisión: dura entre cuatro y cinco semanas y se intenta destruir el mayor número posible de células cancerosas. Los síntomas pueden desaparecer pero no la enfermedad.
     
  • Consolidación: dura de dos a tres semanas.
     
  • Mantenimiento: debe llevarse a cabo hasta completar tres años de tratamiento.

 

¿Qué especialista lo trata?

El hematólogo es el especialista encargado de las patologías que afectan a la sangre, como es el caso de la leucemia.