¿Son las drogas psicodélicas un tratamiento para trastornos de salud mental?

Las drogas psicodélicas, como el LSD (dietilamida del ácido lisérgico), los hongos alucinógenos (psilocibina) y la ayahuasca, han estado presentes durante siglos, principalmente en rituales religiosos y culturales.

En las últimas décadas, el interés en el uso terapéutico de estas sustancias ha resurgido, respaldado por estudios científicos que sugieren posibles beneficios en el tratamiento de ciertas enfermedades mentales. En esta entrevista, comentaremos con el Dr. El Dr. Sergio Oliveros, especialista en Psiquiatría y miembro de Top Doctors, en qué punto están las investigaciones sobre la posibilidad de que las drogas psicodélicas sirvan como tratamiento.

¿Hay evidencias científicas que respalden el uso de drogas psicodélicas?

Existen al menos tres líneas de investigación en fases II y III (previa a la comercialización) con un novedoso mecanismo de acción que facilita las reconexiones de neuronas poco activas (neuronas “calvas”, con pocas sinapsis) e, incluso, nuevas conexiones entre centros cerebrales.

Eso produce en los pacientes la remisión de sus síntomas depresivos resistentes y la sensación de “tener una cabeza nueva” que se siente y percibe la realidad de una manera transformadora.

En unos años dispondremos de un conocimiento mucho más profundo sobre sus efectos y posibles indicaciones en trastornos mentales, pero, de momento, acaso por las dificultades metodológicas que entrañan, por un lado, porque es muy difícil el doble ciego (sin “segundas”), y por otro, porque el efecto de sesgo del examinador es poderoso en la gran mayoría de los estudios disponibles). Sólo contamos con casos únicos o series pequeñas no controladas con placebo.

– Concreta el Dr. Oliveros.

Las llamadas terapias psicodélicas e hipnodélicas administran alucinógenos en días o semanas consecutivas de forma reglada sin un setting específico de psicoterapia. En ellas, la “terapia” es la administración de la sustancia misma.

“Es muy posible que estas sustancias combatan especialmente lo que se denomina el realismo depresivo, el pesimismo con el que el deprimido ve la realidad, al carecer de los recursos para transformar esa visión que posee la población sana. Sin duda, es un campo interesantísimo que requiere más atención de la investigación.”

– Añade.

¿Qué papel juega la psicoterapia en combinación con las drogas psicodélicas?

Es un tema metodológicamente complejo: ¿Qué variables estudiamos? ¿Qué papel en la mejoría atribuimos a la psicoterapia y cuál atribuimos al fármaco? Hay que descartar que el supuesto efecto de la psicoterapia en un tratamiento combinado se deba tan solo al efecto de la sustancia y eso requiere datos que todavía no podemos analizar.

Las investigaciones han revelado que, bajo la supervisión adecuada, las drogas psicodélicas podrían tener efectos prometedores

En algunos estudios, las psicoterapias terapias empleadas han superado los resultados obtenidos al cabo de un año de la administración a las terapias convencionales. Pero, como es fácil suponer, es muy difícil hacer una atribución causal de la mejoría a la terapia y no al principio activo administrado.

La psicoterapia coadyuvante es muy útil en la mayoría de los cuadros psiquiátricos leves y moderados y, en algunos casos, es incluso el tratamiento de primera elección (fobias, por ejemplo). Queda todavía mucho tiempo para conocer el verdadero papel de la psicoterapia en combinación con los psicodélicos. 

¿Cómo está evolucionando la percepción pública y la aceptación de las drogas psicodélicas?

Los alucinógenos han recorrido un tortuoso camino desde que el LSD fuera sintetizado en 1938 por Albert Hoffmann.

Entre 1950 y 1967 se analizaron sus efectos sobre la depresión, la ansiedad, enfermedades psicosomáticas y las adicciones. Pero el fracaso del ejército USA y la CIA en convertirlo en un suero de la verdad, hizo que en 1970 fue ilegalizado por el gobierno de Richard Nixon.

Hasta hace pocos años, la posición de la población general ha sido de rechazo por considerarlos una droga dura más. De ahí la importancia de la investigación en nuevas moléculas más seguras, solo así podremos cambiar la percepción de la población general a este posible nuevo grupo de psicofármacos.

¿Cómo se están abordando los riesgos y desafíos asociados para garantizar la seguridad de los pacientes?

El riesgo sigue siendo el “mal viaje” en pacientes que experimentan psicosis, intensa angustia e, incluso, graves e irreversibles desregulaciones neuronales. Otro efecto secundario es el flashback, experiencias alucinatorias posteriores a la toma sin precipitante inmediato, que pueden interferir seriamente con los quehaceres del paciente.  

Es un terreno del que tenemos una escasa información al no haberse realizado ensayos controlados y desconocerse el mecanismo de acción de estas sustancias en la aparición de esos efectos secundarios, a veces devastadores.

En relación con la aprobación del Gobierno Australiano, considero inaudito, irresponsable e inaceptable que el haya aprobado su uso sin el respaldo científico sobre la seguridad del empleo de las sustancias actuales, cuando son ímprobos y carentes aún de resultado los esfuerzos de los grupos de investigación para eliminar riesgos graves para el paciente. Pero es todavía más grave que su indicación se haya hecho sobre trastornos mentales graves resistentes al tratamiento, pues constituyen una población especialmente susceptible con mayor riesgo de efectos secundarios graves irreversibles.

Leave a Reply

avatar
  Subscribe  
Notify of