La realidad de padecer ansiedad y cómo lidiar con esta en nuestra vida diaria

Written by: Laia Reales López
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Edited by: Leo Santos

La ansiedad es una emoción como otras que todo el mundo puede experimentar en un momento dado. De hecho, es una reacción o respuesta que nos activa para actuar rápida y eficazmente en situaciones que así lo requieren, como en aquellas que percibimos como alarmantes o en las que hay cierto riesgo para nosotros.

 

Una vez estamos “fuera de peligro”, la ansiedad desaparece, por lo tanto, estamos hablando de una respuesta emocional útil y adaptativa.

 

En cambio, cuando la ansiedad persiste a largo plazo incluso en situaciones en las que no debería aparecer, hablamos de un trastorno de ansiedad. En estos casos la persona siente un gran malestar que interfiere en su vida cotidiana y requiere de tratamiento.

 

¿Qué tipo de síntomas presenta un paciente con ansiedad?

La ansiedad puede manifestarse de maneras diferentes. Además, no tiene por qué manifestarse todos los síntomas ni todas las personas experimentaran los mismos.

 

En general podemos distinguir tres tipos de síntomas: fisiológicos, psicológicos y conductuales.

  • Dentro de los síntomas fisiológicos, puede aparecer taquicardia, dificultades para respirar, presión en el pecho, mareos, tensión muscular, sudor, temblores, hiperventilación, náuseas…
  • Como síntomas psicológicos puede aparecer pensamientos intrusivos, pensamientos catastróficos, insomnio, inseguridad, preocupaciones y miedo en exceso.
  • Como consecuencia, también hay cambios en la conducta de la persona que padece de ansiedad, como conductas de evitación, cambios en los hábitos (de alimentación, de higiene, consumo de alcohol y/o de tabaco), aislamiento, irritabilidad… Todo esto conlleva a que nuestro día a día se vea afectado y experimentemos malestar general.

 

Cuando la ansiedad persiste hablamos de un trastorno de ansiedad.

 

¿Qué factores pueden llegar a causar ansiedad?

En general, la ansiedad aparece cuando la persona percibe peligro o riesgo en una situación y cree que no lo puede controlar. En el desarrollo de un trastorno de ansiedad intervienen factores genéticos (hay personas con más predisposición a experimentarla que otras), socioculturales, de personalidad y ambientales. Estos factores influyen en su aparición, mientras que hay determinadas situaciones que son las desencadenantes.

 

Estas situaciones son propias de la experiencia personal, como, por ejemplo, estrés prolongado, una experiencia traumática o insatisfacción o malestar en algún ámbito (laboral, social, familiar, de pareja…).

 

¿Existen técnicas para tratar un ataque de ansiedad?

Sí, primero de todo, es importante saber qué nos sucede y por qué para poder empezar a tratar la ansiedad y prevenir futuros ataques. Un primer paso sería buscar información acerca de la ansiedad, los síntomas, las causas, el tratamiento y, especialmente, buscar ayuda profesional que pueda proporcionarte un conjunto de pautas y técnicas para afrontarla.

 

Una de las técnicas usadas en terapia psicológica para tratar la ansiedad es la reestructuración cognitiva, que consiste en identificar, cuestionar y moldear los pensamientos distorsionados y nocivos para el paciente.

 

Otra técnica es la de exposición; puede parecer contraproducente, pero exponerse a la situación que nos genera malestar ayuda a reducirlo. Por supuesto, antes se recomienda una serie de pautas y preparación previa.

También contamos con otras técnicas que están enfocadas a la respiración y a la relajación. 

 

¿La ansiedad puede llegar a ser una patología hereditaria? ¿Qué tipo de pacientes la presentan?

Hay personas que tienen predisposición biológica a padecer ciertos trastornos, como sería el trastorno de ansiedad. Es común encontrar pacientes con síntomas de ansiedad cuyos familiares también tienen o tuvieron problemas de ansiedad.

 

Aun así, no tiene por qué ser hereditario y, además, influyen más factores en su desarrollo. El hecho de que un antecesor familiar haya padecido de trastorno de ansiedad no implica que la persona lo desarrolle también, aunque sí indica que puede haber predisposición a ello.

 

¿Existen grados de ansiedad?

Sí,  la intensidad con la que se experimenta la ansiedad depende también de muchos factores (sociales, ambientales, de personalidad, genéticos…) y también de la fuente del malestar (en qué situación se da, en qué circunstancias, el contexto, el por qué…).

 

Cada persona tiene su propia experiencia y, al igual que no todo el mundo experimenta los mismos síntomas ni todos a la vez, la intensidad con la que experimente esa ansiedad o el malestar también será distinta entre personas y situaciones.

 

En otras palabras, una situación similar no será percibida ni vivida de la misma manera por dos personas diferentes ni tampoco una misma persona experimentará del mismo modo dos situaciones diferentes. 

 

La intensidad con la que se experimente ansiedad es distinta entre personas y situaciones.

 

¿Cómo afectaría la ansiedad a la vida cotidiana de un paciente?

Depende del grado de ansiedad que experimente. Por lo general, un trastorno de ansiedad ya interfiere significativamente en el día a día de una persona.

 

Cuando hablamos de un problema de ansiedad, ésta puede llegar a paralizar a la persona, a aplicar conductas de evitación o de aislamiento, a no actuar frente a ella. Además, depende de los factores que la causen, la afectación se notará especialmente en un ámbito de su vida que en otros.

 

Por ejemplo, si una de las causas por las cuales una persona siente ansiedad se debe a una situación relacionada con el ámbito social, sus relaciones y habilidades sociales se verán especialmente afectadas.

 

No obstante, como ya hemos visto, la ansiedad puede manifestarse de distintas maneras y los síntomas suelen ser varios y variados. Es decir, la combinación de los síntomas que se da afectará en el bienestar general de la persona, experimentando cambios en sus hábitos de consumo y personales, en sus tareas y responsabilidades, en sus relaciones…. En definitiva, en su relación con el entorno.  

 

¿Podríamos hablar en algunos casos, de ansiedad crónica?

La ansiedad crónica, tal y como se conoce, no es más que la ansiedad que se prolonga en el tiempo por más de seis meses. Este periodo de tiempo es usado para criterio diagnóstico; cuando los síntomas de ansiedad están presentes o son frecuentes durante más de seis meses, podríamos hablar de un trastorno de ansiedad (popularmente conocido como ansiedad crónica).

 

En realidad, el trastorno de ansiedad es bastante común por muchas razones. Una de las razones es por la misma evitación de las situaciones que generan malestar, o por la ignorancia o desconocimiento de los síntomas que se manifiestan.

 

También hay personas que, sin quererlo, se habitúan a vivir con ella y hay cierta resignación a experimentarla. Lo ideal para tratar la ansiedad es su detección temprana, pero, aunque se empiece a tratar mucho después de su aparición, disminuir sus efectos es posible.

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By Laia Reales López
Psychology

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