Ozonoterapia: amplios usos en el tratamiento del dolor

Escrito por: Dr. Fernando Domingo Sánchez
Publicado: | Actualizado: 11/11/2019
Editado por: Patricia Pujante Crespo

El ozono es un compuesto químico formado a base de tres átomos de oxígeno O3, una variante triatómica altamente energética del oxígeno atmosférico normal (diatómico).

Médico pinchando una infiltración de ozono a un paciente -  by Top Doctors
Las inyecciones de ozono permiten paliar los síntomas de muchas patologías

 

El ozono como terapia

El ozono que se emplea en medicina es siempre una mezcla del oxígeno y el ozono más puro, con una concentración de entre 1 y 100 μg/ ml (0,05 - 5% de O3), según cuál sea la aplicación. El especialista en Unidad del Dolor determinará la dosis en base a la condición del paciente.

 

El ozono tiene muchas propiedades. Entre ellas, que es un potente bactericida, viricida y fungicida. De ahí que sea utilizado para desinfectar heridas infectadas, así como en bacterias o enfermedades víricas. También se utiliza para estimular la circulación en problemas circulatorios. En dosis bajas la resistencia del propio organismo se moviliza y el ozono reactiva el sistema inmunológico. La aplicación de ozono es muy útil para la activación inmune en pacientes con un déficit inmunológico. Pequeñas dosis de ozono aplicadas en la denominada “autohemoterapia mayor”, que es un tratamiento externo de la sangre del paciente previamente a la perfusión, activa antioxidantes del organismo y secuestradores de radicales.

 

Así, las aplicaciones más comunes de la ozonoterapia son:

 

¿Cómo se aplica la ozonoterapia?

Existen 5 métodos válidos de aplicación de la ozonoterapia:

  1. Autohemoterapia. Consiste en tratar la sangre del paciente en el exterior del cuerpo antes de la perfusión. Se emplea en Geriatría, para tratar trastornos circulatorios y enfermedades virales, para revitalización y para la inmuno general. Se retiran entre 50 y 100ml de sangre del paciente de manera normal, enriqueciéndola fuera con una cantidad definida de ozono. Este reacciona con sustancias específicas que forman los glóbulos blancos y rojos y, con eso, se activa el metabolismo de sus actividades vitales. Esta sangre activa se renueva inmediatamente en el sistema del paciente con goteo normal.
  2. Autohemoterapia menor, con una aplicación por vía intramuscular de O3. Es sangre tratada para la inmuno revitalización inespecífica. Así, puede utilizarse para alergias o de forma general, para mejorar la resistencia del cuerpo.
  3. Tratamiento externo, que se realiza con un sistema cerrado de O3 de gas. Las partes del cuerpo tratadas deben ser previamente humedecidas con agua, ya que el ozono no puede actuar en partes secas. Es un método muy eficaz para tratar llagas, úlceras, heridas abiertas, lesiones postoperatorias, herpes, etc. Otras formas de esta aplicación son el ozonizado con agua pura (empleado en tratamientos dentales) u ozonizado de aceite puro de oliva médica, para erupciones de la piel, trastornos relacionados con hongos o eczemas.
  4. Aplicaciones de gas por vía rectal (médicamente llamado insuflación). El paciente no siente nada, ya que el O3 es absorbido directamente por las membranas intestinales sensibles. Además, el tubo se lubrica, lo que significa que es un método totalmente higiénico. Es una técnica especialmente recomendada en enfermedades inflamatorias del tracto intestinal, pero cada vez se aplica más en procesos generales de revitalización.
  5. Inyección de ozono en las articulaciones (por vía intra-articular). El ozono se inyecta con cuidado en las articulaciones inflamadas y dolorosas, en casos de artritis, artrosis recurrente o rigidez patológica general. Se emplea en deportistas profesionales y mujeres. El ozono permite mejorar el rendimiento físico y acorta la fase de regeneración.

 

¿En qué enfermedades se aplica la ozonoterapia?

Hay toda una serie de patologías que pueden minimizar sus síntomas o curarse con ozono. Cuando se maneja de forma adecuada y responsable es una terapia segura, práctica, eficaz y de bajo coste. No obstante, como en todos los tratamientos médicos, no hay una garantía al 100% de que sea totalmente útil. El éxito de la terapia puede variar según el estado de salud del paciente, la frecuencia de las dosis de ozono, la concentración aplicada…

 

Las enfermedades más comunes donde se aplica la ozonoterapia son:

  • Trastornos circulatorios arteriales. La sensación de frío en las piernas o dolores después de caminar distancias cortas pueden ser signos de alarma que hacen que sea adecuada la aplicación de terapia con ozono. El ozono se aplica como complemento, combinando otras terapias tradicionales.
  • Regeneración y revitalización. El estrés o la excesiva tensión física y mental a veces hacen necesaria la aplicación de 03. Permite activar el metabolismo de los glóbulos blancos y rojos y mejora el bienestar y revitalización general. Se recomienda en mujeres y deportistas, ya que el ozono hace mejorar el rendimiento físico.
  • En pacientes de edad avanzada, como prevención y tratamiento. Los pacientes de edad avanzada responden muy bien a las terapias con ozono. La ozonoterapia significa aporte de oxígeno a los tejidos, la movilización del sistema inmunológico y la activación de los antioxidantes y captadores de radicales. Además, tiene una influencia positiva en trastornos circulatorios cerebrales, lo que se caracteriza por una reducción general del rendimiento físico, la inseguridad al caminar y sensación de vértigo. Aunque se emplea en la medicina complementaria, el ozono también se utiliza como medida preventiva, contribuyendo al aumento de la calidad de vida.
  • Enfermedades oculares. Hay trastornos circulatorios que, debido a la edad, también afectan a los ojos, con cambios atróficos y degenerativos. Así, la degeneración macular senil ocurre en el centro de la retina (en el punto de enfoque visual). Sus consecuencias pueden influir en el nervio óptico en distintos grados, produciendo una atrofia de dicho nervio. La aplicación de ozono, según un estudio clínico llevado a cabo en la Universidad de Siena, muestran mejoras en la visión en 6-8 meses. Como complemento al tratamiento, puede producir mejoría en el rendimiento visual, o bien evitar su empeoramiento.
  • Enfermedad neoplásica. Como hemotransfusión el ozono puede aplicarse como un adicional en terapia biológica, en casos de enfermedades malignas. La propiedad de inmunoactivación de onozo se produce en dosis bajas. Las células inmunes (como los linfocitos) se activan con reacciones biológicas inducidas por el ozono para responder mediante la producción de proteínas (citoquinas). Cuando se reintroduce sangre ozonizada, una cascada de reacciones inmunes positivos es compensada, contribuyendo a la resistencia y el bienestar general del paciente.
  • Enfermedades por hongos y lesiones infectadas en la piel. El ozono tiene propiedades fungicidas y bactericidas, algo que se ha empleado desde hace más de 100 años en el tratamiento del agua potable. De ahí que el ozono médico sea un agente terapéutico ante moho y hongos persistentes en la piel, especialmente en los pies con infecciones bacterianas, infecciones por hongos en el tronco, u hongos en las membranas mucosas.
  • Heridas infectadas. También es útil en el tratamiento de heridas infectadas, úlceras por presión abierta, úlceras en las piernas, gangrena diabética o retraso en los procesos de cicatrización, entre otros casos. Sobre todo se emplea como desinfectante, fungicida y bactericida, para obtener una herida sin gérmenes.
  • Enfermedades intestinales: colitis y proctilis. La aplicación de ozono en fases tempranas de procesos inflamatorios intestinales ha demostrado ser muy útil. En la mayoría de casos, con una serie de 10 aplicaciones es suficiente.
  • Enfermedades virales. El herpes simple (herpes facial) y el herpes zoster (culebrilla) son causados por un virus. El de los labios es muy recurrente y desagradable, pero puede ser tratado con ozono, combinando otros métodos. En el caso del herpes zoster, el ozono puede servir como terapia complementaria, tanto en forma de agua ozonizada como con autohemotransfusiones.
  • Afecciones inflamatorias y degenerativas de las articulaciones. Sobre todo puede emplearse en las fases 1 y 2 de las enfermedades inflamatorias, cuando aún no supone una deformación importante del hueso. Así, se aplica en gonartritis (inflamación de la rodilla) o en formas activas de artritis en la rodilla y en el hombro. En tales casos las inyecciones intraarticulares de ozono, junto con los tratamientos clásicos, serán muy útiles, ya que el ozono tiene propiedades inmunomoduladoras, además de capacidad para activar el metabolismo del cartílago.
  • Artritis reumatoide. La artritis reumatoide produce enfermedades dolorosas del esqueleto o musculares, que también produce restricciones funcionales. El ozono puede considerarse aquí como una medida complementaria, solo en combinación con fisioterapia. En el caso de la artritis reumática (poliartritis crónica) la autohemoterapia con ozono es una terapia complementaria en las fases no agudas. Los principios básicos de acción son sus propiedades inmunomoduladoras y antiinflamatorias.

 

¿Qué debo saber como paciente acerca del ozono?

Antes de someterse a terapias con ozono el paciente debe informar al especialista sobre cualquier medicamento o dietas especiales que esté tomando, o bien haya tomado recientemente. En España la ozonoterapia no siempre puede realizarse en la sanidad pública, o hay seguros que la cubran.

 

La mayoría de aplicaciones de ozono suelen ser en series de hasta 10 sesiones y, en caso de haber una segunda o tercera ronda, pueden ser necesarias algunas indicaciones. La terapia con ozono es de bajo riesgo y, por lo general, suele ser un aditivo complementario, de acompañamiento a los tratamientos médicos convencionales.

Por Dr. Fernando Domingo Sánchez
Unidad del Dolor

El Dr. Domingo es un reputado especialista en Unidad del Dolor, Anestesiología y Reanimación. Cuenta con más de 30 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos campos de la especialidad, que le han convertido en un gran conocedor del abordaje del dolor.

Además, ha sido ponente en numerosas ponencias y es autor de diversos trabajos en revistas nacionales de la especialidad. Por otra parte, es miembro numerario de diversas sociedades científicas. Actualmente es jefe del servicio de Anestesiología del Hospital El Pilar, donde también es coordinador y co-director de la Clínica del Dolor junto con el Dr. Barutell.

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