Comprendiendo la hiperplasia benigna de próstata: causas y síntomas
Escrito por:La hiperplasia benigna de próstata es un crecimiento benigno, como consecuencia de la proliferación de células del estroma como de las células epiteliales en la zona periuretral. Esto puede generar una obstrucción a la salida de orina de la vejiga.
La HBP es una de las enfermedades de mayor prevalencia en el varón, porque es el tumor benigno más frecuente. El crecimiento de la próstata es lento o inexistente hasta los 30 años, cuando empieza a aumentar de tamaño es entre la cuarta y la quinta década de la vida.
¿Cuáles son sus síntomas más comunes?
Inicialmente la HBP es asintomática, ya que la vejiga al contraerse compensa la obstrucción generada por la próstata. En la evolución de esta enfermedad se produce una aparición gradual de los síntomas, que conlleva un desequilibrio, cuando la acción del músculo de la vejiga es incapaz de vencer la obstrucción y comienzan a presentar síntomas.
Los síntomas relacionados con la HBP podemos subdividirlos en tres grandes grupos.
- Síntomas obstructivos o de vaciado: Se deben a la dificultad a la salida de la orina: Chorro débil, intermitente, retraso en el inicio de la micción, esfuerzo miccional.
- Síntomas irritativos o de llenado: Es una clínica derivada de la inestabilidad vesical y es la que más impacta en la calidad de vida de los pacientes: Urgencia, aumento de la frecuencia miccional, incontinencia.
- Síntomas postmiccionales: Sensación de vaciado incompleto y goteo postmiccional.
¿Cómo se diagnostica la hiperplasia benigna de próstata y qué pruebas médicas suelen realizarse?
Se debe realizar una correcta historia clínica y exploración física completa con exploración digital de la próstata. La HBP no es considerada una enfermedad hereditaria, pero hay que preguntar por los antecedentes familiares sobre enfermedades hereditarias con síntomas urinarios, así como antecedentes familiares de cáncer de próstata.
En los antecedentes personales, las entidades clínicas que puedan manifestarse con síntomas urinarios son la diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca, enfermedades neurológicas con vejiga neurógena (Parkinson, esclerosis múltiple...), y traumatismos genitourinarios, así como es importante saber las medicaciones utilizadas por el paciente. Las pruebas médicas iniciales que se suele realizar son:
- Análisis de orina: Se debe incluir en el estudio inicial con el fin de diagnosticar infecciones urinarias.
- Analítica sanguínea: Para valorar marcador de Antígeno Prostático Específico y Función renal.
- Ecografía renovesicoprostático: Conocer el tamaño de la próstata es útil para predecir los síntomas de progresión de la HBP, así como el riesgo de complicaciones. Para adecuar el tratamiento.
- Flujometría: Es un test urodinámico no invasivo y ampliamente utilizado. Son valores clave el flujo máximo y el patrón de micción. Se recomienda que el volumen evacuado sea, al menos, de 150 ml.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento disponibles para la HBP?
Los objetivos del tratamiento de la HBP son mejorar los síntomas miccionales y la calidad de vida, evitar la progresión clínica de la enfermedad, disminuir el riesgo de complicaciones y la necesidad de cirugía.
El abordaje terapéutico variará en función de los factores de riesgo de progresión clínica y complicaciones. Cualquier opción terapéutica debe ser una decisión compartida con el paciente, al ser informado de los posibles beneficios y riesgos de cada tratamiento. En la actualidad, existen tres opciones de tratamiento para la HBP:
- Espera vigilante con supervisión clínica periódica y cambios activos del estilo de vida.
- Tratamiento farmacológico.
- Tratamiento quirúrgico.
Los pacientes asintomáticos o con síntomas leves, con buena calidad de vida no son susceptibles de tratamiento farmacológico. Se recomienda realizar una vigilancia activa periódica.
El tratamiento farmacológico es la indicación de primera línea en pacientes con síntomas de intensidad de moderada a grave que producen impacto en la calidad de vida, en ausencia de complicaciones y sin indicación absoluta de cirugía. Todas las guías coinciden en la utilización de dos tipos de fármacos de primera línea, solos o en combinación: los bloqueantes de los receptores alfa-1-adrenérgicos (alfabloqueantes) y los inhibidores de la 5-alfa-reductasa (5-ARI).
Los anticolinérgicos o antimuscarínicos son fármacos de segunda línea, reservados para pacientes con síntomas de llenado (polaquiuria, urgencia, nicturia) que no mejoran tras el tratamiento farmacológico inicial.
Se reserva el tratamiento quirúrgico como último escalón en pacientes cuya sintomatología empeore a pesar de las terapias previas o presenten alguna complicación en su debut. Las indicaciones absolutas de la cirugía:
- Retención aguda de orina recurrente o refractaria al tratamiento médico.
- Litiasis vesicales.
- Dilatación del tracto urinario superior causada por la obstrucción de la próstata, acompañada o no de insuficiencia renal.
- Hematuria de repetición de origen prostático.
- Infecciones urinarias de repetición.
Indicaciones relativas de cirugía:
- Síntomas urinarios moderados o severos que no responden al tratamiento médico.
- Síntomas moderados o severos en pacientes que no toleran o no desean el tratamiento médico.
Las cirugías de la hiperplasia benigna de próstata se clasifican en endoscópicas (Endouretrales), abierta, laparoscópica y/o robóticas.
La resección transuretral de próstata y la adenomectomia abierta se ha utilizado por muchas décadas, y constituye el tratamiento más antiguo utilizado para la hiperplasia benigna de próstata. Sin embargo, las consecuencias y la morbilidad de ambos procedimientos se estiman en torno al 20 %. Por lo que la implementación y desarrollo de tratamientos alternativos han sido prioritarios en los últimos años, persiguiendo menor morbilidad, menos invasividad y menos costes, mientras se mantienen resultados razonablemente perdurables en el tiempo.
En cuanto a los últimos avances en el tratamiento quirúrgico endoscópico para la Hiperplasia Benigna de Próstata son:
- Enucleación Prostática con láser: tratamiento mínimamente invasivo más avanzado por su capacidad de corte y coagulación, que permite extraer el tejido crecido de la próstata intacto en su totalidad, con menos sangrado durante la cirugía, menor tiempo llevando una sonda y menor tiempo de hospitalización, con resultados funcionales y pronta reinserción a la vida habitual. Guías Europeas de Urología reconocen la enucleación con láser Holmium o Holep como el mejor tratamiento para la hiperplasia benigna de próstata.
- Técnica Rezum: tratamiento mínimamente invasivo, que consiste en la inyección de vapor de agua en la próstata, provocando una desobstrucción del tracto urinario inferior, aliviando la sintomatología y frenando la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones asociadas. En este sentido, se convierte en una potencial alternativa a la medicación, ya sea por decisión propia del paciente, que no desee un tratamiento pautado durante años, o por los efectos secundarios o interacciones medicamentosas con su tratamiento habitual, que estas pueden ocasionar. Además, el Sistema Rezum preserva la función eyaculatoria en la mayoría de los pacientes, lo que lo convierte en una alternativa terapéutica a valorar en varones con síntomas miccionales y deseos genésicos, o aquellos a los que la perdida de la eyaculación suponga un importante impacto en la calidad de vida.
- Adenomectomía laparoscópica vs robótica: La adenomectomía laparoscópica, y en los últimos años también la robótica, aportan las ventajas de la cirugía menos invasiva frente a la cirugía abierta, y es indicado en el tratamiento de las próstatas de gran volumen.
¿Existen medidas de prevención efectivas para reducir el riesgo de desarrollar HBP?
Se puede prevenir o retrasar la aparición de los síntomas realizando cambios del estilo de vida y reforzando una serie de medidas higiénico-dietéticas. Factores como la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes o la inactividad física aumentan el riesgo de progresión o empeoramiento de la hiperplasia benigna de próstata.
En los pacientes asintomáticos o con síntomas leves o poco molestos, la implementación de una serie de medidas higiénico-dietéticas ha demostrado ser efectiva en reducir los síntomas y la progresión de la enfermedad. En todo caso, es esencial consultar con un médico especialista en Urología.