¿Cómo saber si necesitamos ayuda profesional para gestionar nuestras emociones?

Después de dos años de pandemia y todas las consecuencias que se han producido, tanto a nivel social como económico, nos hemos acostumbrado a vivir en una constante incertidumbre. Es por ello, que es importante prestar atención a nuestro cuerpo, a la alteración o cambio de nuestros hábitos y a cómo afecta todo el malestar que podamos sentir a nuestra vida para saber si es necesario que tengamos la ayuda de un profesional.

Estamos empezando a normalizar el hecho de sentirnos mal en nuestro día a día y, a lo mejor tendríamos que poner el acento en saber buscar dónde están los límites. Todos podemos tener un día malo o una mala racha, pero lo que nos es normal es que como sociedad estemos viviendo una nueva normalidad que nos hace sentir mal.

En este artículo, hablamos con la psicóloga Carolina Lozano, para conocer las señales de alarma y cuándo es necesario acudir o consultar a un especialista para que nos ayude a aprender a gestionar las diferentes emociones que podemos estar sintiendo en esta época.

¿Cuándo debemos preocuparnos?

El límite está cuando el malestar que sentimos empieza a influir en otras áreas de nuestra vida, como por ejemplo el ocio, las amistades, la familia o el trabajo, entre otras. Este malestar se puede traducir en estados de ansiedad o cuando aparecen emociones como el miedo, la tristeza o la ira. También puede pasar que no las sintamos por el simple hecho que evitamos esas situaciones que asociamos a estas emociones.

No estar a gusto con nuestra vida

Es importante destacar que no hay unos síntomas concretos para detectar en qué momento tendríamos que poner el límite, ya que hay tantos síntomas y trastornos como personas que los sufren. La mayor señal podría ser no estar a gusto con uno mismo ni con la vida que se está llevando en el momento actual. Y también puede ser bueno escuchar a nuestros seres queridos, ya que ellos serán los primeros en detectar que algo no está bien. Los últimos en darse cuenta siempre somos nosotros mismos.

Otras señales a tener en cuenta

Hay que incidir en la importancia que tienen las señales físicas que nos muestra nuestro cuerpo. Si, por ejemplo, tenemos dificultades en dormir o comer, dolores de estómago o migrañas, presión en el pecho o ansiedad o, incluso, bajas médicas recurrentes sin una causa que se pueda explicar de manera orgánica, también podrían ser señales que nos estarían advirtiendo sobre si necesitamos pedir ayuda. De igual forma, sentir que no tenemos el control de nuestra vida, no encontrar el placer en cosas que antes sí lo hacían, sentir un pensamiento negativo recurrente y tener un pensamiento constante de no poder avanzar son otros factores que nos hacen entender que algo no está yendo bien y que, quizás sería esencial pedir la ayuda de un profesional.

Pedir ayuda no es señal de debilidad

Llegar a entender que necesitamos ayuda profesional para aprender a gestionar nuestras emociones, en ningún momento debe entenderse como un símbolo de debilidad. La terapia psicológica debe ser un proceso voluntario para conocerse y donde se pueda aprender. Aunque algo que debe tenerse presente es que no es un proceso inmediato, es un proceso y una inversión a largo plazo.