El estrés y la ansiedad por el COVID-19: cómo afectan a las defensas

Written by: Idoia Castro Ugalde
Published: | Updated: 16/04/2020
Edited by: Margarita Marquès

Existen diferentes factores que pueden afectar negativamente al sistema inmunológico.

 

El estrés puede inhibir la respuesta inmune y
aumentar la probabilidad de adquirir el coronavirus

 

El concepto de que la inmunología está estrechamente relacionada con el sistema nervioso central comenzó a desarrollarse hace muchos años. El SNC actúa sobre el sistema inmunológico, y viceversa.

 

En el momento que estamos viviendo de crisis sanitaria por la pandemia por coronavirus, hay muchas personas que están experimentando preocupación, ansiedad, miedo, incertidumbre y desesperanza, como respuesta de estrés agudo a una situación en la que están viendo seriamente amenazada, tanto su propia salud, como la de sus seres queridos y la del resto de la sociedad.

 

Este cuadro de estrés agudo, provoca que el organismo segregue una serie de hormonas, como el cortisol, que son fuertes supresores de la respuesta inmune. El estrés relacionado con esta pandemia, podría inhibir la respuesta inmune cuando más la necesitamos y en consecuencia, aumentar la probabilidad de adquirir el virus.

 

¿Por qué el coronavirus genera estrés y ansiedad?

La exposición al riesgo a contagiarse por el COVID-19 puede aumentar el estrés y la ansiedad experimentados por la población, como consecuencia de los siguientes factores:

  • La incertidumbre sobre el estado y evolución de la enfermedad.
  • El miedo al contagio.
  • El aburrimiento y la pérdida de libertad por el confinamiento.
  • El aislamiento social.
  • La sobreinformación.
  • La separación de los seres queridos.
  • La incertidumbre por el futuro laboral y económico.
  • La incertidumbre por el futuro escolar o académico, en estudiantes.

 

Esta situación estresante puede perjudicar especialmente a la salud mental de aquellas personas que ya padecían algún tipo de trastorno psicológico. De hecho, las personas con trastornos de ansiedad previos, como el trastorno obsesivo compulsivo, ataques de ansiedad o hipocondría, tienen una probabilidad considerable de verse afectadas por el agravamiento de los síntomas.

 

¿Qué efectos puede tener el estrés en la salud?

El estrés se halla presente en la mayoría de los trastornos psicológicos y es uno de los principales factores causantes o de riesgo de las alteraciones o enfermedades orgánicas. También puede, de forma directa, acelerar o agravar el proceso de enfermedades crónicas o, indirectamente, favorecer la realización de conductas y hábitos no saludables.

 

Hoy en día, ya todos conocemos la relación entre el estrés y las alteraciones gastrointestinales, su influencia en enfermedades cardiovasculares, en los problemas de la piel, alergias, dificultades de concentración y memoria, trastornos del sueño y alimentarios, aumento de hábitos perjudiciales como el consumo de alcohol y tabaco, pérdida de energía y sentimientos de inutilidad.

 

Desde hace muchos años se llevan realizando estudios que han demostrado que el estrés puede reducir la actividad inmunitaria del organismo, reduciendo la resistencia a las enfermedades. Parece que las personas expuestas a altos niveles de estrés, padecen más procesos infecciosos y tienen mayor probabilidad de aparición de enfermedades autoinmunes.

 

En este sentido, los especialistas aseguran que las personas que tienen más riesgo de contagiarse y enfermar por el coronavirus son los enfermos crónicos y las personas que tienen un sistema inmunológico debilitado, como sería el caso las personas mayores.

 

Cómo aumentar y mantener las defensas altas

Ante la situación actual, la OMS advierte sobre la importancia de mantener las defensas altas para reforzar el sistema inmunitario. Para conseguirlo, es fundamental seguir una serie de hábitos saludables como:

  • Seguir una dieta adecuada.
  • Mantener la mente activa, realizando actividades como leer, cocinar, ver películas o series.
  • Practicar ejercicio físico de forma regular.
  • Seguir una rutina diaria, fijándonos horarios para levantarnos, para las comidas, realizar tareas domésticas.
  • Mantener contacto social virtual con personas del entorno como amigos, compañeros de trabajo, familiares.
  • Mantenerse informado, pero evitando la sobreinformación, que nos puede generar ansiedad y confusión, eligiendo un momento concreto al día y medios contrastados y fiables.
  • Buscar apoyo en las personas del entorno, o si fuera necesario en los profesionales, a poder ser, a través de medios telemáticos.
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By Idoia Castro Ugalde
Psychology

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