¿Cómo saber si tienes colon irritable?

El Síndrome del Intestino Irritable (SII), o colon irritable, es un trastorno que afecta a la función digestiva. Es una patología muy frecuente en España, y se calcula que entre el 2,3 y el 12% de la población sufre síndrome del intestino irritable, siendo más frecuente en mujeres.

El Dr. Fermín Mearin, director del servicio de Aparato Digestivo del Centro Médico Teknon de Barcelona, responde a algunas de las dudas más frecuentes que surgen en torno a este trastorno digestivo.

¿Qué es el síndrome del intestino irritable?

El Síndrome del Intestino Irritable (SII), también llamado colon irritable, es un trastorno funcional digestivo. Esto quiere decir que es debido a alteraciones en el funcionamiento o la sensibilidad del tubo digestivo, pero que no hay lesiones que se puedan evidenciar por las pruebas diagnósticas habituales (incluyendo análisis de sangre, endoscopias, ecografías, etc.).

El SII es importante no solo por su elevada frecuencia sino también porque su manejo por parte de los profesionales no es siempre el más adecuado. Algunos médicos prestan poco interés por este síndrome, piden pruebas que son innecesarias y prescriben tratamientos no adecuados. En este sentido, quizá el problema más relevante es que, al no encontrar ninguna lesión en las pruebas, se le dice al enfermo: “No se preocupe, usted no tiene nada”. Entonces el paciente se queda desconcertado sin saber qué hacer ni a quién acudir para que le ayude.

¿Cómo saber si tengo intestino irritable? ¿Qué síntomas pueden hacerme sospechar?

La presencia de síntomas digestivos es algo muy frecuente y, por suerte, no siempre indican que el paciente tenga “algo malo”. Si padece molestias diversas, que van y vienen, que se relacionan con la ingesta y que, a veces, empeoran en situaciones de estrés o ansiedad, es probable que tenga un SII.

El SII produce dolor abdominal y alteración en las deposiciones. Curiosamente unos pacientes pueden tener diarrea, otros estreñimiento, y otros periodos en los que se alternan ambas cosas. Otros síntomas como la urgencia defecatoria, la sensación de evacuación incompleta, la hinchazón abdominal, la emisión de moco en la deposición, o el esfuerzo excesivo al defecar también son frecuentes en el SII.

¿Por qué a veces tengo molestias durante un tiempo y otras nada, durante meses?

Se dice que el SII es un trastorno crónico pero, como con otras muchas dolencias, eso no quiere decir que los síntomas estén presentes siempre. Algo similar ocurre con el dolor de cabeza o con la lumbalgia: hay épocas mejores y otras peores.

El motivo de estos cambios no está del todo claro pero puede tener relación con los cambios en la sensibilidad del intestino, de la dieta, de la microbiota o de los impactos emocionales.

También es cierto que, en algunos pacientes, del mismo modo que aparece el SII, al cabo de un tiempo (y con el tratamiento adecuado), desaparece.

¿Cuál es la causa? ¿Hay factores que puedan influir en que una persona tenga intestino irritable?

Se han descrito varias circunstancias que pueden producir SII en un individuo sano. Por ejemplo, alrededor del 10% de las personas que sufren SII tienen el antecedente de una gastroenteritis aguda en el momento de inicio de los síntomas digestivos. Este cuadro se conoce como SII postinfeccioso. También se ha descrito el inicio de SII tras acontecimientos de mucho estrés. Sin embargo, en la enorme mayoría de los casos no es posible determinar una causa específica que lo origine.

Se han encontrado diversas alteraciones en el intestino de pacientes con SII, que pueden presentarse de manera aislada o conjuntamente. Con frecuencia los movimientos intestinales son anómalos: o demasiado rápidos (producen diarrea), o excesivamente lentos (producen estreñimiento) o en forma de espasmos (producen dolor abdominal). Otros estudios han demostrado que muchos enfermos tienen una sensibilidad digestiva incrementada; la hipersensibilidad puede tener su origen en el propio tubo digestivo, en el sistema nervioso central, o en ambos. En los últimos años se ha postulado la hipótesis de que alteraciones en la microbiota intestinal (flora intestinal), y niveles muy leves de inflamación del intestino (evidenciables solo a nivel microscópico), pueden desempeñar un papel relevante en el desarrollo del SII.

Tampoco hay que olvidar la importancia de los aspectos psicológicos, incluyendo ansiedad, depresión o somatización.

De hecho, se puede llegar a un SII de diversas maneras, y frecuentemente es necesaria la existencia de varios mecanismos a la vez.

Existencia de varios mecanismos a la vez que afectan al Síndrome de Intestino Irritable

¿Qué pruebas diagnósticas se emplean, y por qué a veces cuesta tanto de diagnosticar?

El diagnóstico se basa en una minuciosa historia clínica, habiendo que descartar otras enfermedades digestivas que puedan provocar síntomas similares. Entre ellas se encuentran la enfermedad celiaca, la colitis microsópica o la enfermedad inflamatoria intestinal, cuando predomina la diarrea. La malabsorción de ciertos azucares, tales como la lactosa, la fructosa o el sorbitol, también pueden producir diarrea y/o hinchazón abdominal. La búsqueda de intolerancias alimentarias realizada mediante la determinación de autoanticuerpos séricos IgG (test en sangre de intolerancias a múltiples alimentos) no ha demostrado ser útil. Además, puede conducir a consejos dietéticos engañosos e incorrectos.

Un médico especialista en Aparato Digestivo debe saber cómo establecer el diagnóstico de manera correcta solicitando solo las pruebas necesarias. A menudo, se solicitan excesivas exploraciones sin que sean de ayuda. Cuando se realizan pruebas todos los resultados son normales. En realidad, no hay una lesión, pero el intestino no funciona bien. Muy rara vez es un proceso canceroso el que simula un SII.

¿Por qué a veces se confunde con patologías ginecológicas?

El SII es más frecuente en mujeres que en hombres y, a veces, puede confundirse con patologías ginecológicas. Esto se debe a la presencia de dolor en la parte inferior del abdomen, y al hecho de que los síntomas del SII suelen empeorar durante la menstruación.  

¿Cómo debe tratarse el intestino irritable? ¿Tiene cura?

El tratamiento del SII puede variar dependiendo de diversos factores:

  1. La frecuencia e intensidad de los síntomas.
  2. La preocupación que suscita en el enfermo.
  3. La repercusión sobre la calidad de vida.
  4. El tipo de síntoma predominante.
  5. La asociación con otros trastornos digestivos o extradigestivos.
  6. La posible existencia de factores emocionales influyentes.

Se ha comprobado que el ejercicio, realizado de manera habitual, mejora los síntomas del SII.

No existe una dieta específica para pacientes con SII. Lo ideal es mantener una dieta equilibrada y sin excesivas restricciones. Es aconsejable realizar comidas pequeñas y frecuentes, y evitar exceso de productos lácteos, grasas, carbohidratos, cafeína y alcohol. Para información sobre la dieta paja en FODMAP, consultar “El Blog del Doctor Mearin”.

Los pacientes con SII y diarrea pueden beneficiarse del empleo de antidiarreicos específicos: la resincolestiramina puede ser útil para el control de la diarrea y la urgencia defecatoria.

Los agentes con propiedades relajantes del músculo liso (llamados antiespasmódicos) se utilizan en el SII con la intención de obtener alivio del dolor “espasmódico”.

Para tratar el SII con estreñimiento el primer paso suele ser la administración de fibra que, en general, lo mejora, aunque puede empeorar el dolor y la distensión abdominal. Cuando el tratamiento con fibra no es suficiente, otra de las opciones terapéuticas es la utilización de laxantes osmóticos. Un fármaco nuevo, utilizado para el SII con estreñimiento que no responde a otros tratamientos, es la linaclotida.

La hipótesis de que alteraciones en la microbiota intestinal (flora intestinal) puedan desempeñar un papel relevante en algunos pacientes con SII ha conducido al desarrollo de nuevas estrategias en el manejo de estos enfermos, tales como el uso de probióticos (bacterias u hongos vivos), prebióticos (sustancias no absorbibles que actúan como alimento para ciertas bacterias en particular) y simbióticos (mezclas de prebióticos y probióticos). No todos son útiles y es fundamental seleccionar los más adecuados para cada paciente. Para modificar la microbiota, y para tratar un posible exceso bacteriano intestinal (sobrecrecimiento bacteriano) se utiliza un antibiótico específico para el intestino: rifaximina.

En pacientes con SII con síntomas incapacitantes y refractarios a otras medidas la utilización de psicofármacos, por su acción sobre el intestino, puede ser de gran utilidad. También hay diversos estudios sobre los beneficios de las terapias psicológicas, asociadas al tratamiento medicamentoso.

¿Qué va a pasar con mi intestino irritable? ¿Terminará en algo malo?

El SII no pone en riesgo la vida del paciente, pero altera mucho su calidad. No es una enfermedad grave, pero si puede ser muy molesta e incapacitante. Cuando los médicos dicen “usted no tiene nada” deberían decir en realidad “usted no tiene nada orgánico”. Las complicaciones son las propias de los síntomas que produce, y el pronóstico (evolución) dependerán de un tratamiento adecuado con una buena interacción médico-paciente.

Es importante decir que el SII no favorece tener con posterioridad otras enfermedades digestivas graves: ni colitis ulcerosa, ni enfermedad de Crohn ni cáncer de colon.

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