¿Qué síntomas nos pueden indicar que sufrimos ansiedad?

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una sensación de inquietud y desasosiego que nos hace permanecer alerta y en tensión.

En ocasiones, esta sensación puede ser útil, pues nos ayuda a estar preparados cuando un posible peligro nos amenaza. Pero no siempre nos ayuda. En muchas ocasiones, es excesiva, sin sentido, frustrante; nos imposibilita el desempeño de nuestras tareas cotidianas. No solo no nos previene del peligro, sino que es un peligro en sí misma, puesto que nos desconcentra y nos impide realizar nuestra vida con naturalidad. En estos casos hay que tratarla.

La ansiedad es una respuesta emocional ante una amenaza futura, es decir, una respuesta anticipatoria. El miedo nos prepara para la defensa o la fuga, mientras que la ansiedad nos hace estar alerta.

La ansiedad, en ocasiones, está presente en el sujeto durante la mayor parte de los días y suele estar en relación con el trabajo, la familia o diversas actividades. Habitualmente está en relación con aquellas tareas u obligaciones que creemos que debemos cumplir.

A estas personas les es muy difícil controlar su vida porque la preocupación y la angustia dominan la mayor parte de su tiempo. Están como atrapados en una vida que no pueden vivir satisfactoriamente. En general se fatigan con frecuencia, no se concentran, los problemas musculares o de tensión músculo-esquelética son frecuentes y no duermen bien.

El trabajo, las relaciones familiares, sexuales y sociales se ven alteradas. Ellos suelen ser conscientes de que su preocupación es excesiva, pero no son capaces de salir de esta situación.

¿Qué síntomas nos pueden indicar que sufrimos ansiedad?

Los síntomas de los trastornos de ansiedad suelen ser:

• Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
• Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
• Aumento del ritmo cardíaco.
• Respiración acelerada (hiperventilación).
• Sudoración.
• Temblores.
• Sensación de debilidad o cansancio.
• Mareos e inestabilidad.
• Contracturas, dolores musculares.
• Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.
• Tener problemas para conciliar el sueño.
• Padecer problemas gastrointestinales.
• Tener dificultades para controlar las preocupaciones.
• Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.
• Y otros semejantes.

¿Cuáles son las causas de la ansiedad?

Los trastornos de ansiedad reconocen un origen que está basado en una forma de interpretar la vida, una manera de comportarnos ante ella. En general, en todos los tratados y publicaciones se alude a diferentes causas: traumas sufridos en la vida, estrés, genética, enfermedades, drogas y así un largo etcétera. Ahora bien, todos hemos pasado por estas situaciones y no nos afectan por igual. Ni siquiera ante un mismo problema reaccionamos desarrollando el mismo trastorno psicológico. Así pues, en Psicología, y hablando en general, nos podríamos preguntar ¿Qué hace que unas personas tengan unos padecimientos y otras no? ¿Por qué entre los hermanos de una familia con problemas no se presentan los mismos trastornos?

Hay una respuesta.

¿Qué pruebas médicas son necesarias para la ansiedad?

La persona se queja de malestar, de no estar satisfecha con la vida, y hasta de no poder seguir viviendo así. Sólo se necesita hablar con la persona para detectar su situación de ansiedad.

Por supuesto siempre es conveniente descartar problemas físicos u orgánicos. Para ello, el paciente puede acudir a su médico y realizar las exploraciones que el facultativo determine oportunas.

¿Cómo tratar la ansiedad?

El tratamiento de estos trastornos, según la mayoría de las publicaciones, se basa en diversos métodos como la psicoterapia, la farmacología y, por último y más definitivo, el cambio completo de nuestra forma de comportarnos y de pensar ante las circunstancias de la vida.

Decíamos que hay una respuesta para explicar porqué determinados acontecimientos traumáticos en la vida afectan de forma desigual a las diferentes personas. Esta respuesta no está basada en el exterior de la persona. Esta respuesta se fundamenta en la forma en que el niño/a ha interpretado los acontecimientos que le ocurrieron. Ha sido esta forma de respuesta ante la vida, respuesta inconsciente, la que ha modulado nuestra vida. En una familia, pongamos un ejemplo, en la que uno de los padres es: alcohólico, maltratador, o frío afectivamente, no todos los hermanos salen igual ante la vida. Algo diferente ha ocurrido. Esto es lo que descubrimos aquí. Esto es lo que buscamos, que sea el propio paciente el que pueda verlo, sentirlo y asumirlo y, por supuesto, cambiarlo si así lo desea.

Usted se conocerá a sí mismo, sabrá qué, cómo, y porqué de sus problemas. Y aprenderá a cambiar su posible sufrimiento y malestar. Eso sí, este cambio no ocurrirá sin su esfuerzo por comprenderse, aceptarse y cambiarse. No se puede modificar el pensamiento de una persona sin su consentimiento, sin su colaboración. Este cambio de forma de pensar, de vivir, es lo que buscamos conjuntamente con usted. El resultado es definitivo puesto que cambiamos la forma en que nuestro cerebro realiza sus asociaciones mentales. No conseguimos que usted sea una persona "superior", ni se consigue borrar para siempre el sufrimiento y el malestar. Pero sí lo suficiente como para que el saldo de la vida sea francamente positivo, alegre, vital y aflore el deseo personal. En resumen: Una vida mejor, más libre y más placentera.