¿Qué consecuencias puede tener el estrés laboral?

Escrito por: Susana Zazo Díaz
Publicado:
Editado por: Margarita Marquès

¿Cuáles son los principales síntomas del estrés laboral?

El estrés laboral aparece cuando las exigencias del entorno laboral superan los recursos o capacidades de afrontamiento del trabajador o trabajadora para hacerlas frente.

 

Se trata de una respuesta adaptativa del organismo que, en un primer momento, nos ayuda a responder de forma más rápida y eficaz a una situación de alta demanda, pero la exposición prolongada hace que se vayan agotando nuestras reservas de energía y se puedan desarrollar importantes problemas de salud, tanto a nivel físico como psicológico.

 

Los principales síntomas que aparecen en una situación de estrés laboral tienen que ver con reacciones de ansiedad y nerviosismo, ya que el cuerpo se encuentra hiperactivado y preparado para la lucha (fase de alarma). El/la trabajador/a puede experimentar altos niveles de excitación, preocupación, angustia y, con frecuencia, la sensación de que no llega. Esto puede llevarle a tener sentimientos de miedo (a perder el trabajo, a equivocarse, a ser evaluado negativamente, a no poder…), pero también de enfado, irritabilidad y, en general, un alto nivel de tensión emocional. Es frecuente que aparezcan problemas físicos, como dificultades para conciliar o mantener el sueño, palpitaciones, dolores (de cabeza, de espalda, de cuello…), alteraciones del apetito, digestivas, dermatológicas y/o cardiovasculares.

 

Si continua esta situación de alta demanda y poca capacidad para hacerle frente, surge la “fase de resistencia o adaptación”, donde el organismo sigue preparado para luchar y adaptarse, pero empiezan a ser más evidentes los efectos del desgaste y la frustración, apareciendo más síntomas de cansancio mental y físico, falta de motivación, desánimo, inseguridad y/o tristeza.

 

Finalmente, si sigue perdurando en el tiempo, se llega a la “fase del agotamiento”, donde el trabajador puede llegar a sufrir el síndrome de burnout o desgaste profesional. En esta fase se hacen más acuciantes los síntomas relacionados con la tristeza y el agotamiento: apatía, desánimo, fatiga psicológica, sensación de hartazgo, deseo de huida, sentimientos de indefensión, cambios de humor y los consiguientes problemas de concentración y rendimiento.

 

Cualquiera de los síntomas puede aparecer en cualquier momento, pero la exposición prolongada al estrés laboral va agotando las reservas de energía del organismo y puede llegar a producir problemas de salud física y mental.

 

Prevenir el estrés es una tarea conjunta de
la organización y del empleado o empleada

 

¿Se puede pedir la baja por estrés laboral?

En ocasiones, es necesario solicitar una baja por estrés laboral para que el trabajador o la trabajadora pueda coger fuerzas y revisar la situación desde la distancia, lo que le permitirá recuperarse y poder llevar a cabo los cambios oportunos para volver a hacer frente a las demandas laborales.

 

¿Cómo prevenir el estrés laboral?

Prevenir el estrés es una tarea conjunta de la organización y del empleado o empleada. La mejor manera de prevenirlo es gestionar los riesgos que se han visto asociados al mismo y promover el bienestar y la salud laboral. Para ello, la organización podría:

  • Demandar tareas ajustadas a cada perfil y tratar de adaptar las exigencias y el puesto de trabajo a los conocimientos, capacidades y aptitudes del trabajador o trabajadora.
  • Evitar, en la medida de la posible, la sobrecarga excesiva (o escasez) de tareas y tratar de que éstas sean claras y específicas. 
  • Fomentar la percepción de apoyo de superiores (y compañeros).
  • Favorecer la sensación de autonomía y de control del trabajador o trabajadora sobre su actividad, así como fomentar la participación en la toma de decisiones sobre su trabajo.
  • Implementar buenas condiciones físicas y ergonómicas (temperatura, luz, ventilación, espacio disponible, ruido).
  • Ejercer un liderazgo adecuado (transformacional, carismático).
  • Promover una buena comunicación y un buen clima laboral.
  • Evaluar factores que fomenten la satisfacción laboral para su implementación (conciliación familiar, flexibilidad horaria, teletrabajo, reconocimiento del trabajo realizado y el esfuerzo, oportunidades de promoción…).
  • Instaurar programas orientados al desarrollo de estrategias de resistencia, manejos del estrés y regulación emocional.
  • Administrar cada cierto tiempo herramientas validadas de evaluación del estrés o de los principales factores de riesgo asociados (cuestionarios, escalas, entrevistas…).

 

En general, tratar de evitar pasar de una presión que suponga un reto para el trabajador o trabajadora al estrés y el exceso de exigencias.

 

En cuanto al trabajador/a:

  • Intentar conseguir una buena gestión y organización del trabajo y un manejo eficaz del tiempo.
  • Desarrollar estrategias de afrontamiento activo, focalizado en el problema (y no en la emoción), adecuadas para cada tarea y cada momento.
  • Búsqueda de apoyo social.
  • Entrenamiento en habilidades asertivas y de gestión de conflictos.
  • Entrenamiento en técnicas de resolución de problemas y de toma de decisiones.
  • Permitirse delegar (cuando sea posible) y pedir ayuda.
  • Aprender herramientas de gestión emocional.
  • Vigilar la sobreimplicación y la hiperresponsabilidad.
  • Aprender a conocerse a uno mismo: ¿Qué señales me da el cuerpo que me indican que estoy estresado/a? ¿Qué me ayuda a liberar tensiones y estrés?
  • Buscar momentos de descanso en el trabajo y de desconexión fuera de éste.
  • Fomentar el sentido del humor y las relaciones con los compañeros.
  • Practicar ejercicio físico.
  • Dormir un número adecuado de horas.
  • Identificar principales estresores y aprender y practicar estrategias de manejo del estrés: técnicas de meditación, de relajación y de respiración.
  • Realizar actividades gratificantes, fuera del entorno laboral.
  • Fomentar la socialización.
  • Adoptar hábitos de vida saludables.

 

En general, tratar ambos, organización y trabajador/a, para evitar pasar de una presión que suponga un reto para el trabajador o trabajadora al estrés y el exceso de exigencias. Que las demandas se vivan como retos y oportunidades y no como amenazas.

 

¿Qué consecuencias tiene el estrés laboral en los trabajadores que lo padecen?

Las consecuencias del estrés laboral tienen un impacto global, ya que afectan tanto al individuo como a la organización.

 

A nivel individual, puede haber consecuencias en la salud física del trabajador o trabajadora (dolores musculoesqueléticos, problemas digestivos, aumento del riesgo de trastornos cardiovasculares, de la piel, etc.) y psicológica, que pueden ir desde cambios de humor y problemas ansioso-depresivos hasta el desarrollo de trastornos psicopatológicos. También puede conllevar un incremento de hábitos nocivos para la salud como el consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias adictivas, así como la inactividad física y el sedentarismo.

 

A nivel organizacional, es estrés laboral puede llevar a una disminución del rendimiento laboral y la productividad, a bajos niveles de satisfacción laboral y de motivación, menor dedicación al trabajo y menor implicación y compromiso, lo que puede desembocar en un aumento del absentismo laboral, bajas por invalidez física o psicológica, intenciones de abandono del puesto o el síndrome de burnout. Algunos estudios también muestran una relación entre el estrés laboral y un aumento de las conductas de riesgo y las tasas de accidentes laborales y un deterioro de la imagen institucional.

 

A nivel social, los trabajadores/as que padecen estrés laboral pueden tener comportamientos que dificulten y perjudiquen sus relaciones interpersonales al mostrarse irritados/as, suspicaces e incluso agresivos/as. A veces tienden a aislarse y con frecuencia sus conductas pueden deteriorar sus relaciones e incluso a llegar a perder figuras importantes de apoyo.

 

Algunos estudios muestran que el estrés laboral puede producir un “efecto contagio” entre los trabajadores, afectando al ambiente laboral y al rendimiento general de los/las trabajadores/as.

 

¿Qué tiene que hacer un paciente para tratar el estrés laboral?

Cuando una persona acude a psicoterapia buscando ayuda por un tema de estrés laboral, lo usual es que lleve tiempo padeciéndolo, por lo que en un primer momento lo más importante es ayudarles a reparar y sanar las consecuencias y paliar sus efectos. Es importante que el/la paciente centre su atención en aquellos mecanismos y comportamientos que le/la ayuden a coger fuerzas y reparar su organismo, tanto a nivel físico como psicológico.

 

Posteriormente, el principal objetivo terapéutico será enseñarle a identificar las principales fuentes de estrés y su impacto emocional y psicológico, para poder aprender herramientas y estrategias para su gestión.

 

A veces no es posible eliminar los estresores, ni incluso disminuirlos, en ese caso el objetivo será aumentar la resiliencia del trabajador/a a través de un entrenamiento en habilidades de manejo del estrés y de regulación emocional y mediante el aprendizaje de técnicas de resolución de problemas y tomas de decisiones, entre otras prácticas individualizadas para cada paciente en particular.

 

Un objetivo psicoterapéutico importante es trabajar para aumentar su sensación de control y autoeficacia para responder con eficacia a las demandas laborales.

Por Susana Zazo Díaz
Psicología

La Dra. Zazo Díaz es una destacada especialista en Psicología, licenciada por la Universidad Autónoma de Madrid. Realizó los cursos de doctorado y obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados por la facultad de Psicología de la misma universidad. Con 20 años de experiencia, es experta en la evaluación y el tratamiento de trastornos de ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo, estrés, trauma psicológico y duelo, tanto en adolescentes como en adultos. 

Actualmente es codirectora de la prestigiosa Clínica de Psicología y Psiquiatría Goya, ubicada en la calle Doctor Esquerdo 18, de Madrid. También colabora de forma asidua con la Clínica Dolor Orofacial. Compagina la práctica clínica con la actividad docente en la facultad de Psicología en la Universidad de Villanueva. También es miembro de la Sección de Psicología Clínica del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, de la Asociación Española de Psicología Sanitaria  y Miembro Ordinario de la División de Psicología Clínica y de la Salud del Consejo General de Psicología. 

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