¿Cuál es el mejor proceso para introducir alimentación complementaria?
La alimentación complementaria (AC) es el proceso con el cual se ofrece al lactante alimentos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de ésta. Es importante reconocer que ningún método respetuoso con el bebé es mejor que otro.
¿Cuándo se recomienda empezar?
Se recomienda mantener la lactancia materna (LM), exclusivamente, durante los 6 primeros meses. A partir de ese momento, se pueden ir añadiendo, paulatinamente, el resto de los alimentos, combinándolos con la LM todo el tiempo que la madre y/o el hijo deseen.
En lactantes no amamantados, la alimentación se puede introducir entre el cuarto y el sexto mes, y es adecuado esperar a que se presenten signos de que ya está listo para comenzar como:
- Interés activo por la comida.
- Capacidad para coger comida con la mano y llevarla a la boca.
- Capacidad de mantenerse sentado con apoyo.
En el caso de que el lactante nazca de forma prematura, debe individualizarse, porque es un colectivo heterogéneo, con necesidades nutricionales especiales. Por ello, es importante reconocer las señales que indican que el bebé está listo para comenzar con otros alimentos, según su desarrollo motor. Los niños adquieren estas capacidades a diferentes edades.
De forma general, sin embargo, la AC no se puede introducir antes del cuarto mes, porque una introducción precoz puede conllevar riesgos a corto plazo como posibilidad de atragantamiento, sustitución de tomas de leche por otros alimentos menos nutritivos, mayor riesgo de obesidad a largo plazo, eccema atópico, diabetes y destete precoz.
Por otro lado, tampoco se puede retrasar más de las 26 semanas, puesto que puede aumentar el riesgo de problemas nutricionales como déficit de hierro y zinc, riesgo de alergias e intolerancias alimentarias y, además, puede producirse una peor aceptación de los nuevos sabores, las nuevas texturas, y aumentar la posibilidad de alterar las habilidades motoras orales.
¿Qué alimentos utilizar y con qué secuencia?
No existen unas pautas rígidas. La alimentación varía dependiendo de la cultura, la región y la costumbre de cada familia. Sin embargo, se recomienda introducir pronto alimentos ricos en hierro y en zinc, de uno en uno, con intervalos de días, para observar la aceptación y la tolerancia. No se debe añadir sal, azúcar, ni edulcorantes, en menores de dos años. De esta manera, el bebé se acostumbra a los sabores naturales de los alimentos y se disminuye el riesgo de rechazo a probar nuevos alimentos.
No existen evidencias de que alimentos como los cereales, el huevo, el pescado, el gluten y/o algunas frutas, se deban retrasar más de los 6 meses. Pueden introducirse en polvo, disueltos en leche, en purés, en trozos muy pequeños, etc., en función de la edad.
Entre los 6 y los 12 meses la leche materna continua siendo el alimento principal y se recomienda mantenerla a demanda. En caso de lactantes no amamantados, se puede ofrecer yogur natural o queso desde los 9 meses de edad y leche de vaca entera a partir de los 12 meses. Se recomienda que, según se vaya diversificando la dieta, se disminuya la cantidad de leche ingerida, aunque se recomienda mantener una ingesta diaria de lácteos de, aproximadamente, 500 ml.
¿Cuánta cantidad hay que dar?
El proceso de introducción de alimentación complementaria es gradual. Se debe empezar con porciones pequeñas y aumentar progresivamente, respetando las señales de hambre y saciedad del lactante.
La OMS recomienda que el proceso de alimentación complementaria sea perceptivo, sin forzar. La expectativa de una cantidad concreta de ingesta puede frustrar a los padres y convertir la hora la comida en una lucha en vez de un disfrute. Por ello, hay que centrarse más en la variedad y en el establecimiento de hábitos futuros, que en la cantidad que se come. No se debe obligar, presionar o utilizar la comida como premio o consuelo emocional.
¿Cómo ofrecer los alimentos?
Se recomienda aumentar progresivamente la consistencia de los alimentos y comenzar con texturas grumosas y semisólidas lo antes posible, nunca más tarde de los 8-9 meses.
A partir los 12 meses, el lactante ya puede incorporarse a la mesa y consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia, teniendo mucho cuidado con los sólidos como los frutos secos y la manzana cruda, entre otros, que, por el riesgo de atragantamiento, deberían evitarse.
Tradicionalmente, el método más usado para ir introduciendo todos los alimentos en la dieta del lactante es progresivo en el tiempo, aunque en los últimos años algunas familias se inclinan por otros métodos, como el Baby-Led-Weaning (BLW) en el que los alimentos se ofrecen en trozos, no triturados, y es el propio bebé el que los coge con su mano, se los lleva a la boca y decide cuánto come. Sin embargo, para saber más, siempre puede consultar con un especialista en Pediatría.