¿Cómo saber si mi hijo tiene bronquiolitis?
Escrito por:Bronquiolitis significa etimológicamente inflamación de los pequeños bronquios (bronquiolos) y del tejido que los rodea. Se denomina así al primer episodio de dificultad respiratoria obstructiva (excepcionalmente al segundo puesto que, por consenso, episodios sucesivos en el mismo paciente se etiquetan como bronquitis) que se presenta en lactantes de menos de 12 meses, aunque en Estados Unidos se acepta hasta los 24 meses de edad.
Inicialmente el paciente presenta síntomas compatibles con una infección vírica, como fiebre, catarro nasal y tos.
Posteriormente aparecen la dificultad respiratoria, la inquietud y el rechazo de alimentos. En la auscultación pulmonar se detectan sibilantes y/o estertores.
¿Cómo actuar ante la sospecha de bronquiolitis?
Para detectar la bronquiolitis no se requieren pruebas diagnósticas, ya que depende, por un lado, de los síntomas del paciente, y por otro, de los hallazgos del especialista en Pediatría en la exploración del paciente.
Sin embargo, en algunos casos se puede realizar una toma de muestra de la rinofaringe. Si bien no se indica siempre, su aplicación está en alza, ya que es muy útil para diferenciar entre los dos grandes productores de bronquiolitis: el virus Respiratorio Sincitial (VRS) y los Rinovirus (RV). Es importante distinguirlos porque estos tipos de virus presentan un pronóstico y tratamiento diferentes. Por eso en mi consulta podemos realizar esta prueba si la afectación del paciente lo aconseja.
Otro aspecto fundamental ante una bronquiolitis es comprobar la saturación de oxígeno del paciente mediante una pulsioximetría (toma de oxígeno en el dedo), ya que si está por debajo del 95% indica una afectación más importante.
En casos severos se puede realizar también una radiografía de tórax, aunque es conveniente sustituirla por una ecografía, dado que los niños son 4 veces más sensibles que los adultos a los rayos X.
¿Qué es la ecografía de bronquiolitis?
La ecografía es la exploración por ultrasonidos, en este caso, de los pulmones, tanto de la parte posterior como de la anterior y lateral de ambos pulmones.
No es dolorosa y puede realizarse en brazos de los padres. Otra de las ventajas que tiene es que es inocua, al no emitir radiaciones, y se puede repetir cuantas veces se considere necesario.
Además, la ecografía es capaz de detectar anormalidades que no son visibles en la radiografía, como la presencia de pequeñas condensaciones subpleurales.
Existen sistemas de puntuación ecográfica para valorar la severidad de la bronquiolitis, que además pueden hacerse en serie para comprobar la evolución del paciente.
Al ser una exploración inocua, la ecografía puede aplicarse a todos los pacientes con bronquiolitis. Con esta herramienta, podremos tener más datos que los aportados durante la simple auscultación pulmonar y, en virtud de todo lo anterior, la practicamos rutinariamente en todos nuestros pacientes.