¿Cómo ha afectado el aumento del trabajo desde casa a la prevalencia de la lumbalgia?
Escrito por:La posibilidad de trabajar desde casa sin tener que desplazarse físicamente al lugar de trabajo ha sido, desde mi punto de vista, una adquisición importante de beneficio laboral. Sin embargo, evitar viajes a veces largos y tediosos, especialmente en grandes ciudades, favorece el sedentarismo y la falta de actividad física, lo cual puede repercutir negativamente en la estabilidad articular y la tonificación muscular. Al disponer de mayor tiempo libre se debe insistir en fomentar la actividad física y la gimnasia.
¿Cuáles son las recomendaciones para prevenir la lumbalgia en aquellos que pasan largas horas frente a pantallas digitales por trabajo? ¿Y por educación en línea?
En personas que permanecen sentadas muchas horas de cada día delante de un ordenador o en bipedestación estática prolongada en una línea de producción se les debe recomendar la interrupción periódica y programada de estas situaciones para realizar ejercicios de movilización, estiramiento de muscular lumbar posterior y potenciación de abdominales para mantener una correcta función espinal. También se tiene que vigilar la ingesta calórica para evitar el sobrepeso y la obesidad.
¿Cuáles son las principales causas de la lumbalgia y cómo afectan a la columna vertebral?
La mayoría de los procesos de lumbalgia obedecen a causas mecánicas. El dolor lumbar temprano es una señal de alarma que nos avisa de que algo no funciona bien en la biomecánica vertebral.
Generalmente, es debido a una excesiva carga, bien en el ambiente laboral, doméstico o incluso deportivo, como traumatismos repetitivos, excesivo peso en el trabajo o exceso de bipedestación prolongada. Puede, por ello, aparecer antes de que exista ninguna lesión identificable en la columna.
Si este agente nocivo se mantiene puede desencadenar la lesión, muchas veces irreversible, a nivel de la columna lumbar; por ejemplo, una discopatía degenerativa, una protrusión discal o una hernia discal lumbar. Estos tres procesos constituyen la causa más frecuente de dolor lumbar específico.
El dolor lumbar inflamatorio aparece sobre todo en varones jóvenes. Se presenta sobre todo a últimas horas de la noche, cuando el sujeto lleva tiempo durmiendo. Lo habitual es que el dolor despierte al paciente y le obligue a caminar por la habitación para notar alivio. El dolor lumbar inflamatorio mejora, pues, con el ejercicio y empeora con el reposo, a diferencia de los que sucede con el dolor mecánico.
Otras posibles causas de dolor lumbar incluyen la infección del disco intervertebral, las causas metabólicas (osteomalacia, osteoporosis con fracturas vertebrales) o las neoplásicas (metástasis vertebrales).
¿Cuáles son las opciones de tratamiento disponibles para la lumbalgia?
La terapia física y la rehabilitación constituyen la base del tratamiento. La educación e higiene postural y laboral, el aprendizaje y realización de ejercicios de estiramiento y potenciación muscular, ayudan a combatir el dolor y a mantener la fusión vertebral espinal. Determinadas ortesis y falas lumbares usadas con juicio y criterio en los períodos necesarios también pueden resultar de utilidad. El masaje muscular y la aplicación de calor profundo por procedimientos físicos están también indicados.
El tratamiento farmacológico se puede aplicar por vía tópica con cremas, ungüentos, pomadas o parches transdérmicos con una finalidad analgésica o relajante muscular. La medicación oral o inyectada incluye analgésicos, antinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares, terapia coadyuvante y, a veces, opioides débiles, como codeína o tramadol.
Finalmente, en casos avanzados y, sobre todo, si existe daño neurológico acompañante se puede valorar la cirugía de la columna vertebral. El especialista en Reumatología indicará en cada caso la opción más adecuada.
¿Cuáles son los avances más recientes en terapias farmacológicas para el tratamiento de la lumbalgia, y cómo se comparan con los enfoques tradicionales?
Desgraciadamente no se han producido grandes avances en el tratamiento de la lumbalgia. Los fármacos antirreabsortivos (bifosfonatos, denosumab, SERM) y osteoformadores (teriparatida, romosuzumab) han contribuido, de forma satisfactoria, a reducir el riesgo de fracturas vertebrales clínicas y morfométricas. Con ello, han disminuido la incidencia de episodios agudos de dolor lumbar y el dolor crónico debido a cambios en la conformación biomecánica de la columna vertebral secundaros a la sucesión de aplastamientos vertébrales.
El plasma rico en factores de crecimiento derivados de plaquetas (PRP) y la ozonoterapia se han postulado finalmente como otras alternativas terapéuticas en pacientes con lumbalgia.