¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno del sistema nervioso que afecta a la capacidad de moverse y al equilibrio. Se produce por la pérdida de células nerviosas en una parte del cerebro llamada sustancia negra, que produce una sustancia química llamada dopamina. La dopamina es esencial para controlar los movimientos musculares y las funciones cognitivas, como la memoria, el aprendizaje, el sueño y las emociones.

Se trata de una enfermedad crónica y progresiva, lo que significa que los síntomas empeoran con el tiempo. Los síntomas más comunes son el temblor en reposo, la rigidez muscular, la lentitud de los movimientos (bradicinesia) y la dificultad para mantener el equilibrio y la postura. Estos síntomas afectan principalmente a la parte motora, pero la enfermedad también puede causar otros problemas como depresión, ansiedad, pérdida del olfato, insomnio, demencia y alucinaciones.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a unos 7 millones de personas en todo el mundo. En España, se estima que hay unas 150.000 personas con esta enfermedad. La mayoría de los casos se dan en personas mayores de 50 años, aunque también puede aparecer en personas más jóvenes. Los hombres tienen un poco más de riesgo que las mujeres de desarrollar la enfermedad.

¿Qué causa esta enfermedad?

No se conoce la causa exacta de la enfermedad de Parkinson, pero se cree que intervienen factores genéticos y ambientales. Algunos genes pueden aumentar la susceptibilidad a la enfermedad, pero solo en un pequeño porcentaje de los casos se hereda directamente. Algunos factores ambientales, como la exposición a pesticidas o metales pesados, pueden dañar las células nerviosas y favorecer el desarrollo de la enfermedad.

Actualmente no existe una cura para la enfermedad de Parkinson, pero hay tratamientos disponibles para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Estos tratamientos incluyen medicamentos que sustituyen o estimulan la dopamina, cirugía cerebral para regular algunas zonas del cerebro y terapias de apoyo, como fisioterapia, terapia ocupacional o logopedia. El tratamiento debe ser individualizado y adaptado a las necesidades de cada persona.

La enfermedad de Parkinson es un reto para las personas que la padecen y sus familias, pero con un diagnóstico precoz, un seguimiento médico adecuado y un apoyo social e institucional se puede conseguir una buena adaptación y una vida digna.

¿Cómo se puede diagnosticar?

El primer paso es realizar una evaluación neuropsicológica, que consiste en aplicar una serie de pruebas estandarizadas para medir el funcionamiento cognitivo de la persona con EP. Estas pruebas permiten identificar las funciones preservadas y las afectadas, así como el grado de severidad del deterioro.

El segundo paso es diseñar un plan de rehabilitación neuropsicológica, que consiste en un conjunto de ejercicios y actividades adaptados a las necesidades y objetivos de cada persona. El propósito de la rehabilitación es estimular las funciones cognitivas conservadas, compensar las funciones deterioradas mediante estrategias alternativas y adaptar el entorno para facilitar la independencia y el bienestar.

El tercer paso es ofrecer un apoyo psicológico y emocional a la persona con EP y a sus cuidadores. La EP es una enfermedad que genera estrés, ansiedad, depresión y otros problemas emocionales que pueden interferir con la adherencia al tratamiento, la autoestima y las relaciones sociales. El apoyo psicológico puede ayudar a afrontar los cambios provocados por la enfermedad, a expresar los sentimientos y a buscar recursos para mejorar la calidad de vida.

La EP es una enfermedad compleja que requiere un abordaje multidisciplinar e individualizado. La neuropsicología puede aportar beneficios tanto a nivel cognitivo como emocional para las personas con EP y sus cuidadores.