Lupus: ¿se pueden mejorar los síntomas manteniendo hábitos saludables?

Written by: Dra. Eulalia Gil González
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Edited by: Sofía Berrón

El lupus es una enfermedad autoinmune. En general, el sistema inmunológico produce proteínas llamadas anticuerpos para proteger al organismo de bacterias, virus y antígenos. Sin embargo, en la enfermedad autoinmune, el sistema inmunológico “se confunde” y no puede diferenciar entre los antígenos y las propias células o tejidos del organismo, por lo que produce anticuerpos en contra del propio organismo. Estos son llamados “autoanticuerpos” y son los responsables de la patología.

Existen diferentes tipos de enfermedad de lupus. El más común es el Lupus Eritematoso Sistémico, que puede afectar a diferentes partes del cuerpo y presentar diversos pronósticos. Otros tipos de lupus afectan a la piel, como el lupus cutáneo, o a recién nacidos, el lupus neonatal. Además, existen otros que son inducidos por la toma de determinados medicamentos y, por lo general, desaparecen cuando se abandona la administración.

Si bien el lupus es una enfermedad crónica, en la que la afectación orgánica persiste mucho tiempo o, incluso, toda la vida, suele cursar por brotes. Es decir, existen periodos de actividad de la enfermedad, alternados con otros períodos en los que la patología se encuentra inactiva o en remisión.

El origen del lupus es desconocido y, en general, multifactorial

Causas del Lupus

El origen del lupus es desconocido, aunque se han propuesto una serie de factores que podrían participar en la etiología de la enfermedad: infecciosos (virus), hormonales, genéticos, químicos y ambientales. Es decir, las causas, habitualmente, son multifactoriales.

La mayor prevalencia del lupus en las mujeres implica que existe una fuerte influencia hormonal. Con respecto a la contribución genética, se ha demostrado que, tanto la enfermedad como ciertas alteraciones inmunológicas, tienen mayor incidencia (0,4-5%) entre los familiares que en la población normal.


Otros posibles factores implicados serían las radiaciones ultravioletas como desencadenantes de ciertas lesiones cutáneas, y determinadas dietas ricas en grasas, con capacidad para modificar la respuesta inmunológica. Además, algunos fármacos, como la hidralazina o la procainamida, entre otros, pueden inducir la aparición de un pseudolupus.
 

Afectación articular y lesiones en la piel: síntomas del lupus

Esta es una enfermedad sistémica, lo que significa que puede afectar a diversos órganos a la vez: articulaciones, riñones, corazón y pulmones, entre otros. La afectación más frecuente es contra la piel y las articulaciones.

En el caso de la lesión cutánea, la más común es el eritema facial, como alas de mariposa, que se distribuyen en las regiones malares y el dorso de la nariz. Además, existen otras lesiones como pápulas eritematosas y descamativas, livedo reticularis, piel escleroatrófica, edema periorbitario, urticaria, telangiectasias y úlceras en la mucosa oral y vaginal. Estas lesiones en la piel se caracterizan por una gran fotosensibilidad, es decir, se ven exacerbadas después de la exposición solar o a las radiaciones ultravioleta B.


Por otro lado, en cuanto a la afectación articular, los síntomas más frecuentes suelen ser el dolor articular o artralgias, además de la inflamación articular o artritis.
 

Diagnóstico de la enfermedad de lupus

Existen tres aspectos fundamentales en el diagnóstico de esta patología: los síntomas del paciente, el examen físico y análisis de sangre y de orina. En este proceso destaca la detección de los anticuerpos, concretamente los anticuerpos antinucleares (ANA).

En la actualidad no existe una prueba que resulte patognomónica para el diagnóstico de la enfermedad, por lo que resulta imprescindible llevar a cabo un diagnóstico diferencial y exhaustivo con otras enfermedades reumáticas, infecciosas, endocrinológicas y tumorales.

 

Aspectos clave para el tratamiento del lupus

La vía terapéutica a seguir deberá ser evaluada por el especialista en Reumatología, en función de los órganos que se encuentran afectados y la clínica de cada paciente. Sin embargo, hay algunas recomendaciones comunes:

  • Dieta equilibrada con alimentos bajos en grasa, sal, azúcar y con alto contenido de fibra.
     
  • Ejercicio físico regular: trae mejorar significativas de los síntomas, principalmente la actividad aeróbica, como caminar, nadar o montar en bicicleta.
     
  • Evitar la exposición solar y protegerse la piel.
     
  • Fármacos: para los pacientes con lupus eritematoso sistémico se suele indicar antipalúdico hidroxicloroquina, ya que disminuye los brotes y evolución de la enfermedad. Además, en estos casos se requiere una revisión oftalmológica, tanto al inicio del tratamiento como anualmente, para poder detectar posibles casos de maculopatía. Además, en función de la gravedad y la sintomatología, también se pueden indicar antiinflamatorios no esteroideos, inmunosupresores y glucocorticoides.
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By Dra. Eulalia Gil González
Rheumatology

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