¿Es la actividad física positiva o negativa en pacientes reumáticos?

Written by: Dr. Miguel Ángel Caracuel Ruiz
Published: | Updated: 22/05/2020
Edited by: Yoel Domínguez Boan

El tiempo dedicado al ocio previene enfermedades, aumentando la creatividad y proporcionando una mejor calidad de vida. En este ocio se pueden incluir actividades como los viajes o como la lectura, pero normalmente predominan las actividades que se realizan al aire libre, como pueden ser las actividades deportivas y en la vida cotidiana el ejercicio o la actividad física.

 

Y es precisamente en estos dos últimos en los que se ha probado científicamente sus beneficios. Así, ayudan a disminuir el riesgo de muerte prematura, enfermedades cardíacas, diabetes, trombosis cerebral, hipertensión, cáncer de colon... Además, ayudan a perder peso y a la prevención de fracturas, debido a la reducción de las caídas.

 

Existe una serie de pacientes con procesos reumáticos que tienen la creencia de que el ejercicio puede resultar nocivo para su enfermedad. No obstante, si se practica apropiadamente, mejora el dolor a la vez que disminuye la discapacidad aportando beneficios generales a la salud.

 

El cuerpo humano tiene un gran potencial tanto funcional como estructural para adaptarse a las actividades físicas más intensas. De hecho, a través de los tiempos, el hombre ha sido nómada, cazador y granjero, y solo en los tiempos más recientes se ha producido una drástica reducción de la actividad física, y es debido a la industrialización, la automatización y la motorización. Además. Al mismo tiempo que se ha reducido la actividad física del hombre, han aumentado las enfermedades de tipo cardiovascular como causa de incapacidad y/o muerte.

 

En esta línea, la Federación Internacional de Medicina del Deporte recomienda que todos los individuos realicen un programa regular de ejercicio entre tres y cinco veces por semana cuya duración oscile entre la media y una hora completa. Este ejercicio aeróbico podría ser caminar, correr, hacer senderismo, ir en bicicleta… La selección de la actividad física debe escogerse en función de las facilidades de realizarlo, la edad y las posibles incapacidades.

 

 

Recomendaciones a pacientes

Población general

Pese a los esfuerzos, la carencia de actividad física o su poca actividad es mayoritaria en la población.

 

En un primer paso, se recomienda inculcar la cultura del ejercicio a edades tempranas

 

La recomendación general para que los adultos puedan ganar en salud es hacer actividad física a intensidad moderada de al menos una media hora de duración.

 

El comienzo debe hacerse gradualmente hasta alcanzar una intensidad moderada. Los pacientes con enfermedades crónicas deben ser supervisados y a ser posible planificar su ejercicio.

 

Hay dos posibles tipos de ejercicios que deberían complementarse: los aeróbicos y los anaeróbicos o de fortalecimiento.

 

  • Ejercicios aeróbicos: se realizan a baja o media intensidad y son de larga duración. Con ellos, el organismo quema hidratos de carbono y grasas, obteniendo energía. Nadar, correr o ir en bici son los más frecuentes.
     
  • Anaeróbicos o ejercicios de fortalecimiento: se reata de ejercicios intensos pero de corta duración. Como ejemplos serían las carreras de velocidad, los levantamientos de pesas…
     

La elección de uno u otro variará en función de los objetivos, pero se recomienda alternarlos y complementarlos.

 

La actividad física en pacientes con enfermedades reumáticas es positiva
El ejercicio físico y una dieta sana mejoran la calidad de vida del paciente reumático
 

 

Pacientes con procesos reumáticos

La mayor parte de las recomendaciones para la población pueden ser aceptadas por estos pacientes, aunque siempre han de adaptarse a su edad, a su enfermedad y a su situación clínica. No obstante, el primer paso debe ser siempre rechazar la percepción de que el ejercicio puede resultar perjudicial.

 

Ejercicios como el yoga, el Tai Chi o las actividades en el agua pueden resultar se de gran interés en pacientes con procesos reumáticos.

 

  • El Tai Chi y el Yoga: son terapias complementarias que han adquirido popularidad en los últimos tiempos y que han mostrado ser seguros y ciertas mejoras en el alivio del dolor y una mejora de la función muscular.
    • El yoga se hace en sesiones de una hora de duración, y consiste en una actividad secuencial en la que se trabajan posturas, respiración y relajación. Tiene efectos sobre el estrés, mejorándolo.
    • El Tai Chi consiste en realizar movimientos suavemente a una baja intensidad y en combinación con respiración diafragmática. Produce beneficios psicológicos y beneficios musculares en pacientes con artrosis, artritis y osteoporosis.
       
  • Ejercicios en el agua: estos mejoran la función muscular en pacientes con artrosis o artritis. Además, producen una mejora en el fortalecimiento muscular y la capacidad cardiovascular. Los ejercicios en el agua son eficaces en pacientes con artritis reumatoide y fibromialgia.
     
  • Balneoterapia: pese a que no es un ejercicio como tal, la inmersión en agua con temperaturas de entre 34 y 36ºC mejora el flujo sanguíneo y facilita la relajación muscular a la vez que disminuye el dolor.

 

 

Decálogo de normas generales

Normas que se deben tener presentes a la hora de prescribir y realizar ejercicios son estas:
 

  1. El ejercicio no debe fatigar
  2. El especialista deberá preparar de manera individual los ejercicios
  3. Se deben explicar correctamente todos los ejercicios
  4. Hacer mucho ejercicio a la hora de trabajar no es una excusa para no realizar los ejercicios
  5. Se recomienda instruir a algún familiar que pueda controlar el tratamiento
  6. El número de ejercicios no debe ser superior a dos o tres para cada articulación
  7. Los ejercicios que causan un dolor que se mantiene durante un par de horas no se deben realizar
  8. Se debe dar preferencia a aquellos ejercicios que ayuden a mantener o a hacer al paciente más independiente
  9. Debe enseñarse al paciente cómo realizar los ejercicios
  10. Los ejercicios no son un procedimiento de duración limitada, sino que deberían ser un hábito adquirido en el tiempo.
     

A modo de conclusión, puede decirse que el ejercicio físico ajustado y controlado, junto con una dieta sana y equilibrada son importantes mejorando la calidad de vida. Además, existen numerosos ejercicios que se adaptan a casi cualquier paciente, por lo que no valen las excusas: querer es poder.

 

La salud por el deporte; el deporte para la salud.

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By Dr. Miguel Ángel Caracuel Ruiz
Rheumatology

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