¿A qué se debe el dolor de mandíbula?

Written by: Dra. Judith Murillo Cortés
Published:
Edited by: Sofía Berrón

La Articulación Temporomandibular (ATM) conecta el cráneo, concretamente el hueso temporal, con la mandíbula. Se trata de una articulación doble o bicondilea, formada por el cóndilo mandibular y la fosa mandibular del hueso temporal. Entre ambas existe un disco articular que funciona como almohadilla y divide la articulación en dos compartimentos, el superior y el inferior.

A su vez, la articulación está rodeada de una capsula articular fibrosa, músculos y ligamentos que permiten y limitan sus movimientos. De esta manera, contribuye significativamente en las funciones de masticación, habla, deglución y expresión facial. 

Los síntomas más frecuentes son el dolor, los ruidos articulares
y la limitación de movimientos

 

¿Cuáles son las afecciones que puede presentar la ATM?

Los desórdenes temporomandibulares son aquellas afecciones orgánicas o funcionales que pueden afectar al sistema de relación craneomandibular. Las alteraciones orgánicas pueden ser traumáticas, neoplásicas, autoinmunes o infecciosas. En cambio, las alteraciones funcionales pueden ser musculares o articulares.

Las disfunciones más frecuentes son las alteraciones de la musculatura masticatoria, como el dolor miofascial, y las alteraciones del disco articular, como el desplazamiento del disco con o reducción del disco articular y dislocación condilar. Además, existen las alteraciones inflamatorias, como la capsulitis o sinovitis y osteoartrosis.
 

Los síntomas más frecuentes de las afecciones de ATM

Los síntomas y signos que se pueden presentar cuando existe un desorden temporomandibular son:

  • Dolor mandibular, cara o cuello:
    • Localizado en un punto: se trataría de un proceso articular tipo capsulitis, artritis, artrosis.
    • Difuso, unilateral o bilateral: podría tratarse de dolor miofascial
       
  • Ruidos articulares:
    • Tipo clic: indican desplazamiento discal
    • Roce articular: relacionado con osteoartrosis
       
  • Limitación de movimientos mandibulares:
    • Pueden iniciarse tras un periodo de tiempo con ruidos articulares que desaparecen de forma brusca: indicaría desplazamiento del disco sin reducción
    • Instauración brusca: indicaría disco fijo a la eminencia o desplazamiento del disco sin reducción
    • Forma severa y progresiva: indicaría anquilosis ósea o fibrosa


Tratamientos para las afecciones temporomandibulares

Cuando los tratamientos conservadores no son efectivos, es decir, no resuelven el dolor o la limitación de movimientos, es necesaria la intervención quirúrgica.

Hay distintos tipos de cirugía y la elección dependerá de la evaluación que realice el especialista en Cirugía maxilofacial para cada paciente. En primer lugar, existe la cirugía mínimamente invasiva como la artrocentesis, que consiste en el lavado de la articulación. Se realiza mediante la introducción de dos agujas o una cánula de dos vías para poder lavar la articulación con suero y eliminar las sustancias que generan el dolor o la inflamación.

En segundo lugar, está la artroscopia, que también es una técnica mínimamente invasiva. Se introduce una cámara en la articulación para poder mirar en su interior, pudiendo visualizar en tiempo real la función intraarticular.

Tanto la artrocentesis como la artroscopia permiten la infiltración de sustancias beneficiosas en el interior de la articulación que son lubrificantes intraarticulares y ayudan a su curación.

En tercer lugar, existe la cirugía abierta de la articulación, es decir, la cirugía clásica. Se trata la afección mediante una incisión cutánea para acceder a la articulación y poder trabajar en las alteraciones internas. En la actualidad, este tipo de cirugía es practicada solo en aquellas personas en las que los tratamientos mínimamente invasivos han fracasado.

 

Cirugía de la Articulación Temporomandibular: preparación y recuperación

Ninguna de estas intervenciones quirúrgicas requiere de una preparación especial por parte del paciente. Sin embargo, es importante realizar una anamnesis y una exploración clínica, para descartar aquellos pacientes que, por su patología física o psicológica, pueden conllevar un riesgo y una contraindicación de la cirugía.

En cuanto a la recuperación postquirúrgica, en general consiste en una dieta blanda o de fácil masticación para dejar reposar la articulación. Además, se administra medicación, como antiinflamatorios, analgésicos y miorrelajantes, y fisioterapia.

El tiempo de recuperación no es exacto, ni para todos los pacientes es el mismo, ya que depende más bien de la afección de cada persona y del tipo de cirugía que se ha practicado.

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By Dra. Judith Murillo Cortés
Oral and Maxillofacial Surgery

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