Mediación familiar: una opción efectiva para resolver conflictos sin recurrir a la confrontación

La mediación ha demostrado ser un instrumento ventajoso en la solución de problemas entre las personas, en este caso específicamente, entre miembros de la misma familia o pareja. Para que la medicación ocurra es necesario que la participación de las partes sea voluntaria, a quienes corresponde en exclusiva la decisión final. Uno de los objetivos de la mediación familiar es provocar el nacimiento de relaciones nuevas entre sus miembros.

¿Qué objetivos persigue la mediación familiar?

La mediación familiar tiene, además, el objetivo de mitigar las situaciones de enfrentamiento y facilitar las vías de diálogo, ayudar a las partes en su tarea de búsqueda en común de una solución duradera y aceptable para todos/as los/las miembros de la familia o de la pareja.

Es muy importante lograr que los clientes puedan ver el problema desde una óptica diferente, comprendiendo el punto de vista del otro; posibilitar que, quienes se encuentran atrapados en el conflicto, puedan transitar desde posiciones intransigentes hasta posiciones más flexibles e intercambiables. Así mismo, reconciliar las relaciones de familias y parejas o auxiliar en un divorcio menos contencioso, limitando los efectos negativos que pueda tener sobre todos los implicados, especialmente sobre los hijos porque dejan de ser pareja conyugal, pero siguen siendo padres.

¿Cuáles son los principales beneficios de la mediación familiar en situaciones de conflictos familiares?

La mediación familiar puede establecer o fortalecer relaciones de confianza y respeto entre los integrantes de la familia o de la pareja. El/la mediador/mediadora dirige su trabajo en la construcción de nuevas narrativas que desequilibren las historias que no dejan progresar a las personas y a su vez posibilita la construcción de nuevas historias que afianza un camino hacia la solución de sus problemas.

El objetivo principal es la mejora de las relaciones entre las personas. Es un proceso dinámico que posibilita un diálogo, un encuentro entre dos o más personas en disputa, en un sitio neutro en que los protagonistas serán ellos mismos y responsables de todas las decisiones que van a tomar.

La mediación familiar puede comenzar ofreciendo un espacio donde la persona no necesite sentirse en un campo de batalla oscilando entre defensa o acusación. Un espacio psicológicamente seguro, es un paso muy importante para crear un clima de confianza. Si son las partes implicadas quienes van a tener que vivir con estos acuerdos, nadie mejor que ellos conocen sus sentimientos, vivencias y necesidades del grupo familiar.

Es decir, lo importante es que las personas sean conscientes de que ellas son capaces de resolver sus problemas, en lo cotidiano, en la convivencia diaria; que es donde se crea tanto el problema como la solución.

Este espacio, favorece, la función del mediador que es averiguar, investigar, sacar a la luz el verdadero interés que subyace en la posición antagónica de cada una de las partes.

Comprometiéndose a actuar como quién incentiva y estimula, restableciendo el diálogo y proponiendo nuevas alternativas que le permitan crear otro escenario, en el que se puedan ir encontrando nexos e intereses comunes.

¿Qué habilidades debe tener un mediador familiar para desempeñar su labor de forma efectiva?

Trabajar con seres humanos exige ética y responsabilidad, en el rol del mediador este punto es fundamental. Para la obtención de los objetivos descritos anteriormente es importante empeño y dedicación. El rol del mediador exige intervenir activamente y con carga positiva, porque interviene para modificar la definición de la relación, aunque el respeto de los contenidos y hacia las personas debe ser absolutamente imparcial. Conjuntamente tiene que facilitar la comunicación, la escucha y promover acuerdos entre las partes.

El protagonismo absoluto en la toma de decisiones está reservado a las partes implicadas en el conflicto reservándose al mediador la organización y conducción del procedimiento, teniendo un poder de decisión limitado o no autoritario.

El mensaje que la mediadora/el mediador transmite a las partes es, esencialmente, que cada una de ellas tiene capacidad para comprender y decidir, y que el compromiso del profesional es ayudarlas a detectar y eliminar los obstáculos que les impiden comunicarse, comprenderse y, eventualmente, llegar a acuerdos.

La palabra clave en mediación, es “comprender” (al otro) y “comprenderse” (a sí mismo) y la principal ventaja, es que confiere o restituye el poder y el protagonismo a los mismos implicados, en el proceso de su crecimiento personal y, eventualmente, en la resolución de sus conflictos de relación.

¿Qué tipo de conflictos pueden ser abordados a través de la mediación familiar y cuáles no son adecuados para este enfoque?

Desgraciadamente las relaciones se dañan, las personas se lastiman, discrepan, las actitudes se polarizan y, por lo tanto, es ineludible el restablecimiento de la comunicación que en ese momento está deteriorada. Un conflicto no es necesariamente malo si se puede resolver, pero un conflicto que se cronifica, sí necesita de un apoyo externo que es ofrecido por estos profesionales. Estos son motivos suficientes para ser abordados por las mediadoras/los mediadores. En términos generales, los conflictos que no se puede beneficiar de la medicación son los conflictos de violencia de género.

¿Cómo puede un proceso de mediación familiar ayudar a mejorar la comunicación y las relaciones entre los miembros de una familia?

Nuestra forma de comunicarnos, sea verbal o no verbal, siempre provoca reacciones en los demás. En consecuencia, en entornos y entre personas es de esperar que la comunicación también sea diferente. Esta puede ser: oral, escucha y escrita.

Las pautas de cambio ofrecen nuevas perspectivas que colocan a las personas frente a una prueba existencial distinta de las vividas hasta ahora: modificar el razonamiento, las imágenes mentales, las conductas y las realidades sobre las que se basan los juicios, ingresar en un estado permanente de adaptación para poder afrontar la incertidumbre que esto genera, practicar la tolerancia, rechazar la intolerancia, rechazar los cambios dañinos y saber aprovechar las potenciales oportunidades.

Las señas y señales que son enviados como parte de la comunicación no verbal proporcionan significados que alteran, amplifican o limitan la comprensión de las palabras que empleamos. Reaccionamos a los movimientos corporales como, los gestos, la postura y la expresión facial transmitiendo un mensaje que necesita ser clarificado.

Habitualmente, utilizamos las palabras para hacer alusión a realidades que consideramos prácticamente universales e interpretamos la realidad desde nuestra óptica. Pensamos que lo que nosotros percibimos es percibido de igual modo por todas las personas, pero no es cierto. Nuestras percepciones pueden aproximarse, pero en ningún caso serán iguales.

La percepción es selectiva y subjetiva. Percibimos, pensamos, sentimos y actuamos de forma diferente y una misma palabra puede tener significados o matices muy diferentes para distintas personas. La mediadora/el mediador clarifica estos mensajes y ofrecen alternativas para poder gestionar las relaciones, los conflictos y auxiliar en la resolución del problema.

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