Mascotas como soporte emocional: interacción con perros

Escrito por: Dr. Pablo Odeley Puente Fumero
Publicado: | Actualizado: 29/08/2022
Editado por: Albert González

La interacción entre animales y seres humanos se remonta a épocas lejanas en las que, además de su uso como alimento, empezó el uso para la protección del hogar hasta su evolución como animales de compañía, siendo el perro el más representativo y particular. Un popular compañero del hogar que, en ocasiones, constituye un apoyo en los retos mentales y físicos que enfrentan algunas personas.

 

Esta interacción es bidireccional y demostrable, por ejemplo, con la evidencia de un contagio emocional entre especies que en perros está grabada en su genética, permitiéndole la adquisición de habilidades para la interacción con humanos. Esta puede llegar hasta el nivel olfativo, distinguiendo entre la alegría y el miedo y reaccionando el animal con interés o ataque, respectivamente. Se puede decir que en la otra dirección también hay efectos. Las investigaciones realizadas hasta la actualidad reivindican que la interacción con animales está fuertemente asociada a beneficios físicos, mentales y sociales en el ser humano, yendo más allá de la que tienen con los animales de compañía, que les da una mayor sensación de seguridad y bienestar.

 

Las mascotas juegan un papel en el desarrollo socioemocional de los niños, conllevando mayores niveles de autoestima, autonomía, confianza, habilidades sociales (compartir, ayudar y cooperar), empatía y menor sensación de soledad. Estos niños también suelen ser más activos, tener mayor independencia, menor probabilidad de desarrollo de alergias y un mejor crecimiento y desarrollo.

 

Los animales favorecen el desarrollo de los niños

 

¿Cuáles son los beneficios de la interacción entre animales y seres humanos?

Los mecanismos a través de los cuales las mascotas promueven este desarrollo son varios. Por ejemplo, los perros incrementan la actividad física y el juego activo en los niños, lo cual tienen beneficios a nivel de salud mental y física. También sirven de soporte emocional cuando están estresados o con ansiedad. A nivel de aprendizaje se imparten valiosas lecciones de vida, como la inevitabilidad e irreversibilidad de la muerte y la responsabilidad que supone proteger a un ser vivo. Estas lecciones diarias los animan también a participar en actividades cívicas y sociales.

 

Aun así, la mayoría de los estudios sobre la interacción animal-humana en niños se ha centrado en alteraciones como trastornos del espectro autista, trastorno de déficit de atención e hiperactividad o alergias, con poca evidencia más allá de los animales de servicio como el perro guía o los que proveen soporte emocional, lo que supone una escasez de estudios sobre el efecto que tienen las mascotas en niños sanos.

 

Los estudios longitudinales son los mejores para la comprensión del papel de las mascotas en el desarrollo infantil, siendo el diseño utilizado por un estudio australiano en el que se ha asociado la posesión de animales de compañía con menores problemas emocionales, sociales y escolares en el niño, siendo clave también el tipo de mascota. Según los resultados, tener un perro disminuye en un 20% la probabilidad de tener un deficiente desarrollo social o emocional, lo que se puede traducir en una mayor empatía. Los niños con perros o gatos parecen tener menos problemas, mientras los que tienen perros tienen una mejor conducta pro-social. Los efectos sobre la delincuencia juvenil también son evidentes.

 

En el aprendizaje de los niños, tener hermanos o interactuar con otros niños promueve un comportamiento social positivo, lo que se observa también cuando tienen mascotas, cumpliendo un papel similar al de los hermanos, lo cual puede suponer grandes beneficios en niños que carezcan de hermanos u otros niños para interactuar en el hogar, dándoles una mayor confianza y menor miedo al rechazo, imitando las interacciones con otros seres humanos y aprendiendo conceptos sociales, además de que la presencia de una mascota puede facilitar la interacción con sus semejantes.

 

Esto se traduce en la posibilidad de un mayor efecto sobre el niño que el adulto, ya que la potencia de los factores implicados es mayor en los primeros años de vida, pudiéndose prolongar sus efectos en la vida adulta, lo cual es un interesante objeto de estudio. Centrándonos en el adulto, los dueños de mascotas suelen ser más activos y tienen mayores niveles de interacción social y sentido de la comunidad, con una mejor percepción sobre su propia vida, su vecindario o entorno y una mayor calidad del sueño, sobre todo cuando la mascota es canina. Esto último puede verse explicado por el efecto relajante de pasear al perro antes de acostarse.

 

Centrándonos en el efecto sanitario, se sugiere que algunos efectos son una reducción de la toma de medicamentos, visitas al médico además de la reducción de la presión arterial, lo que supone un menor riesgo de enfermedad coronaria o muerte en el año posterior a una enfermedad coronaria. Esto es traducible en una menor mortalidad cardiovascular o problemas de salud, lo que refleja el potencial beneficio económico de tener una mascota.

 

En los ancianos hay beneficios sobre la calidad de vida, cada vez más relevante en estos tiempos en los cuales la esperanza de vida está en constante aumento. La compañía de un animal puede servir para mantener una rutina de cuidado físico y mental que requieren las personas mayores, estabilizando la conexión con el mundo que les rodea y suponiendo un apoyo para aquellos que sufren los estragos de la soledad.

 

La relación entre el perro y el ser humano es interesante para algunos campos de la ciencia como puede ser la evolución del comportamiento, la veterinaria e intervenciones educativas. Sus efectos, cada vez más demostrados, conllevan el aumento de su uso terapéutico como tratamiento no farmacológico en personas con trastornos mentales, neurológicos o para un aumento bienestar en el contexto de la asistencia sanitaria. Además, esa conexión tiene beneficios para el animal, con una reducción del estrés y un mayor aprendizaje o facilidad para la obtención de recursos.

 

A nivel terapéutico, la compañía animal ha sido poco estudiada en enfermedades neurológicas como el ictus, demencia, Parkinson, epilepsia… pero se ha demostrado que sirve para mejorar la sintomatología, calidad de vida o la evolución de la enfermedad. El uso de perros y ser dueño de un perro mejoran el humor, calidad de vida y los síntomas en estas enfermedades neurológicas. La cuestión es si puede extrapolarse al resto de enfermedades que puede padecer el ser humano.

 

En todos los estudios realizados se puntualiza la existencia de discordancias en los resultados al compararlos y la necesidad de realizar más para investigar la relación entre la tenencia de mascotas y el desarrollo de los niños, pero esta se ve afectada por los factores que influyen en la adquisición de un animal los cuales suponen un sesgo, como los que aparecen a nivel geográfico como puede ser una mayor tendencia al alquiler de la vivienda, suponiendo una disminución de la posibilidad de tener mascotas en el hogar...

 

Esto dificulta la interpretación de los resultados, ya que hay que saber discernir entre un perfil de persona que suele adquirir animales de compañía y el efecto que tienen dichos animales sobre sus dueños que, inevitablemente, construye otro perfil de persona propietaria de un animal de compañía. La mayoría de los estudios están limitados por la metodología por tener muestras poco representativas o pequeñas y diseños con poca fuerza estadística. La falta de rigor científico también dificulta la interpretación de resultados para dar conclusiones definitivas, ya que muchos estudios acaban por no ser publicados por su resultado nulo.

 

Queda pendiente estudiar el efecto a largo plazo de tener animales, la influencia de la edad a la que un niño empieza a tener mascota o su efecto en momentos críticos como la transición de la Educación Primaria a Secundaria. También surgen preguntas sobre la eficacia de estos animales, la dosis que una persona debería recibir de cariño y compañía animal, el tiempo que pasa hasta que aparecen los efectos, la población que más se beneficiaría, etc. Pero la conclusión es que todos podemos ser potenciales beneficiarios de la compañía de un animal en el hogar.

Dr. Pablo Odeley Puente Fumero

Por Dr. Pablo Odeley Puente Fumero
Medicina Familiar

El Dr. Pablo O. Puente es médico máster en urgencias medicas y autismo. Ha desarrollado su actividad asistencial en diversos hospitales nacionales y de EEUU entre otros. Actualmente enfocado en ofrecer la mejor calidad de vida posible a los pacientes, evitando dolores crónicos y prestando un servicio preventivo de excelencia. 
Reconocido como medico de primer nivel en respuesta rápida ante desastres internacionales, riegos biológicos y desastres sanitarios. 
Está especializado en las urgencias domiciliarias, fit to flytratamiento del dolor, las adicciones y la psicoterapia

A lo largo de su trayectoria ha combinado su labor asistencial con una importante actividad investigadora y divulgativa, siendo autor de artículos científicos de la especialidad y ponente asiduo en congresos.

Ejerce su labor actualmente como parte del grupo Internacional de Investigaciones científicas MD Group, con sede en Londres UK.

Nominado como uno de los mejores 100 médicos del mundo en 2022 según Top100Doc.
 


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