La forma física reduce la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer
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En los últimos 50 años, gracias a los avances en medicina se ha conseguido prolongar la supervivencia e identificar enfermedades de riesgo como las cardiovasculares y el cáncer. Dentro de estos avances la forma física (FF) tiene un papel fundamental:
En 1989, The Cooper Institute publicó un estudio que mostraba la relación entre FF y mortalidad. El estudio provocó un cambio en las estrategias de prevención de enfermedades, sobre todo en el sector de la cardiología. Gracias a este estudio, en el 1992, la Asociación Americana del Corazón incluyó la inactividad física como un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
Desde estos primeros avances y gracias a la investigación se ha mejorado mucho en el cribado, diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, y en consecuencia se ha aumentado la esperanza de vida de los pacientes. La mortalidad por enfermedad cardiaca ha disminuido un 67% y por ictus un 77%. Este descenso es gracias a los avances en tratamientos y medicación de enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia. La investigación en hemodinámica, técnicas quirúrgicas y el uso de stents, además del descenso del consumo del tabaco, han reducido las tasas de mortalidad.
Las tasas de mortalidad por cáncer han mejorado en los últimos 30 años. Esto es gracias a la reducción del consumo del tabaco, los avances de los programas de cribado y la incorporación de excelentes tratamientos agresivos. Sin embargo, con los progresos tecnológicos no se han reducido la aparición de patologías como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el síndrome metabólico.
The Cooper Institute llevo a cabo un estudio observacional prospectivo unicéntrico para comprobar los efectos de la FF sobre la mortalidad. Se realizó el seguimiento de dos grupos de varones, de entre 20 y 80 años de edad, con un historial libre de diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares. La forma física se dividió en tres niveles: bajo, moderado y elevado, según los resultados obtenido en la prueba de esfuerzo y la edad de los individuos. Para analizar las causas de mortalidad se usaron los datos de defunciones nacionales y la codificación internacional de enfermedades (CIE).
Los 5 puntos más importantes de los resultados son:
- Las enfermedades cardiacas y el cáncer contribuyeron en el 70,4% y al 62,95%, respectivamente, en las muertes de las personas.
- Existe una relación inversa y consistente entre la forma física (FF) y la mortalidad en los dos grupos. En ambos grupos por el aumento de 1 MET en el nivel de la forma física se reducía la mortalidad por cáncer.
- Un nivel moderado de forma física reducía la mortalidad en los dos grupos: en el primer grupo en un 40% y el segundo, en un 24%.
- Un elevado nivel de forma física reduce la mortalidad global en un 47,5%.
- La mortalidad por todas las causas, ya sea cáncer o enfermedades cardiovasculares, se reduce gracias a la forma física independientemente del grupo.
El nivel de forma física es un indicador excelente para comprobar el estado de salud del paciente porque está relacionado con las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
La estimación mediante frecuencia cardiaca máxima es un buen parámetro de FF. Hay que ser precavido y preparar un tipo de entreno específico para cada individuo, según su nivel físico y habilidades deportivas.
Dado que el parámetro de forma física está relacionado con actores de mortalidad, se debería de incluir dentro de la evaluación habitual de los pacientes, al igual que se hace con otros factores de riesgo, como el tabaquismo, la hipertensión, diabetes o colesterol. Es decir, incorporar los niveles de FF como un signo vital cuantificable.
Actualmente, en nuestra sociedad es necesario fomentar acciones que favorezcan la mejora de los niveles de FF, para poder reducir la mortalidad por cáncer y enfermedades cardiovasculares. Las instituciones y profesionales de la salud deben de impulsar estilos de vida saludables: hacer ejercicio físico y una buena alimentación. El mejor momento para que concienciar sobre estos aspectos es la etapa de la escolarización para que desde pequeños nos habituemos a tener constancia y mantener unos buenos hábitos.
