Desgaste articular: entendiendo la artrosis y cómo recuperar la calidad de vida

Escrito por:

Dr. Juan Fernando García Henares

Unidad del dolor

Publicado el: 16/01/2024
Editado por: Nerea Colomé Lamas


La artrosis es una forma degenerativa de artritis que afecta las articulaciones y es una de las principales causas de dolor crónico en España. Afecta a personas de diversas edades, limitando su capacidad de movimiento y comprometiendo su calidad de vida.

 

Los brotes de artrosis pueden ser desafiantes y dolorosos para los pacientes

 

 

En términos sencillos, la artrosis implica el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones, causando fricción y dolor. Esta pérdida de cartílago puede afectar cualquier articulación, pero es más común en las rodillas, caderas, manos y columna vertebral.

 

 

Causas y síntomas de la artrosis

Entender las causas de la artrosis es fundamental para su prevención y tratamiento. Los factores genéticos, el envejecimiento, lesiones articulares previas y la obesidad son algunos de los desencadenantes más relevantes.

Factores genéticos: la carga genética desempeña un papel significativo en la predisposición a la artrosis. Envejecimiento: los tejidos articulares experimentan cambios degenerativos, como la pérdida de elasticidad y la disminución de la capacidad regenerativa del cartílago. Lesiones articulares: lesiones traumáticas, como fracturas o luxaciones, pueden desencadenar cambios estructurales en las articulaciones que predisponen a la degeneración articular a largo plazo. Obesidad: el exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones de carga, como las rodillas y las caderas, aumentando el riesgo de desgaste articular.

 

Los síntomas de la artrosis pueden variar, pero la mayoría de los pacientes experimentan dolor, rigidez y pérdida de movilidad en las articulaciones afectadas. Es esencial reconocer estos signos tempranos para intervenir de manera eficaz.

 

 

¿Cómo se puede tratar la artrosis?

Comprender cómo empieza un brote es crucial para su gestión efectiva. Los cambios en el clima, la actividad física intensa o un aumento de estrés en las articulaciones son desencadenantes comunes.

No existe una cura definitiva para la artrosis y, por esta razón, los profesionales médicos suelen abordar los síntomas de la enfermedad mediante una combinación de enfoques terapéuticos. Estos tratamientos pueden abarcar:

Activación física con fisioterapia. Radiofrecuencia para paliar el dolor. Medicina regenerativa, como plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento o proloterapia. Control de peso. Medicación.

Cuando otras opciones de tratamiento no han sido efectivas, la cirugía puede considerarse como último recurso. Esto suele involucrar el reemplazo de articulaciones, una intervención que busca restaurar la función y aliviar el dolor en las áreas más afectadas.

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