Cómo está afectando el COVID-19 a los pacientes con epilepsia
Escrito por:Han transcurrido ya varias semanas desde que se inició el confinamiento y tenemos algunas impresiones sólidas de la repercusión de la pandemia por COVID-19 en los pacientes con epilepsia. Confirmando lo publicado por todas las sociedades científicas, no parece que los pacientes con epilepsia hayan tenido más infecciones por COVID-19 que la población general, ni tampoco más graves. Tampoco se han visto crisis epilépticas con frecuencia en pacientes infectados.
Un aumento de la frecuencia de las crisis epilépticas
Sin embargo, algunos de los pacientes han presentado cierta descompensación en sus crisis, con aumento de la frecuencia en estos días. En general, no se debe a que hayan presentado fiebre, ni a que hayan olvidado su medicación. Muchos de los pacientes se han sentido estresados, angustiados y preocupados y han dormido peor de lo normal, de manera que es muy probable que esa sea la causa del empeoramiento.
Los pacientes con discapacidad intelectual han tenido también alteraciones importantes (de crisis y de conducta), a causa del gran cambio que ha supuesto en sus rutinas esta situación anómala del confinamiento.
¿Qué hacer en esta situación?
En primer lugar, se puede aumentar la medicación antiepiléptica de forma temporal o se pueden pautar medicinas de rescate como las benzodiacepinas (Noiafren, Rivotril u Orfidal), que además son tranquilizantes. Esto debe hacerse siempre bajo supervisión médica. Por otro lado, es importante, en la medida de lo posible, relajarse, vivir el momento y no anticipar cosas negativas que puedan suceder en el futuro. En la red hay muchos vídeos de relajación muscular y de mindfulness que pueden ayudar.
Respecto al sueño, hay que procurar mantener el horario habitual, porque acostarse y levantarse muy tarde altera el ritmo del sueño y luego puede ser difícil volver a la normalidad. También es recomendable desconectarse de las pantallas un rato antes de ir a dormir, para que el cerebro deje de recibir estímulos, y así podamos relajarnos y prepararnos para el sueño. Sustancias como la melatonina pueden ayudar también a iniciar y mantener el sueño sin empeorar la epilepsia.
Aun así, los pacientes pueden beneficiarse por supuesto de una consulta, presencial o telemática, con su neurólogo para comentar estas cuestiones, o de asistencia psicológica o psiquiátrica si es necesaria.