La cirugía de columna requiere de una buena indicación clínica y de una técnica quirúrgica depurada para obtener el mejor resultado

Existen en la actualidad múltiples abordajes y técnicas quirúrgicas para la cirugía de columna. La indicación quirúrgica debe ser personalizada valorando en profundidad los síntomas y la limitación funcional. Es preciso tener en cuenta las expectativas del paciente para conseguir una mejoría en la calidad de vida.

La cirugía de columna es cualquier intervención que se realiza sobre alguna región de la columna vertebral y varía en función de la zona anatómica que se esté tratando: cervical, dorsal o lumbar.

Para realizar un tratamiento quirúrgico de columna existen múltiples abordajes y técnicas, en función de los objetivos planificados. Se suele buscar la liberación de las estructuras neurológicas afectadas, teniendo en cuenta la función de soporte estructural que ejercen las vértebras, y que en ocasiones obligan a la colocación de diversos implantes.

Tipos de cirugía de columna

El desarrollo tecnológico asociado a la cirugía de columna ha sido enorme en las últimas décadas y han avanzado significativamente las instrumentaciones que utilizamos para la estabilización de la columna.

Uno de los principales avances es la cirugía navegada, que consiste en el uso de navegadores para asistir el tratamiento quirúrgico. Además, han surgido las técnicas percutáneas y mínimamente invasivas que conviven perfectamente con la cirugía abierta.

Independientemente de la disposición de estos avances tecnológicos, la clave del éxito en el resultado es un buen diagnóstico por parte del especialista en Cirugía de Columna. Todo ello requiere de una precisa indicación y, por supuesto, de una depurada técnica quirúrgica.
 

¿Cuándo es necesaria una cirugía de columna?

La cirugía de columna es necesaria cuando fracasa el tratamiento conservador y el paciente presenta sintomatología invalidante. En ocasiones, la presencia de un déficit neurológico es la que nos obliga a optar por el tratamiento quirúrgico.

Por lo general, las patologías más frecuentes que suelen requerir de un tratamiento quirúrgico son la hernia discal lumbar y hernia discal cervical, aunque no en todos los casos la solución tiene que ser quirúrgica.

Por otro lado, también es muy común la claudicación neurógena por estenosis de canal lumbar, se trata de pacientes que no pueden caminar por tener el canal vertebral muy estrecho. Otro gran grupo de pacientes son los que presentan dolor lumbar por patologías degenerativas de los discos vertebrales (discopatía y espondololistesis degenerativa).

El objetivo de la cirugía es solventar el problema de salud mejorando la calidad de vida del paciente, asumiendo un riesgo/beneficio claramente favorable para el paciente. Es muy importante personalizar cada intervención y adaptarla a las necesidades y expectativas de cada persona.
 

¿Cuándo no se puede operar?

En ocasiones, por diversas circunstancias inherentes al propio paciente o a la patología que presenta, no se pueden solucionar mediante una intervención quirúrgica. Por ejemplo, las afectaciones neurológicas irreversibles, cuando el hueso del paciente es de muy mala calidad o, en ocasiones, la presencia de pluripatología. 

En estos casos, es recomendable recurrir a la administración de determinados medicamentos o técnicas infiltrativas para mejorar la calidad de vida.
 

Más cirugías de columna con menos riesgo

El número de intervenciones de columna vertebral que se realizan en todo el mundo ha aumentado en las últimas décadas. El objetivo de la cirugía es conseguir un buen resultado clínico con una mínima agresión quirúrgica, buscando la reincorporación más rápida a las actividades de la vida diaria y una mejora en la calidad de vida del paciente.

Si bien toda cirugía conlleva un riesgo, este se ha minimizado en la actualidad con las herramientas de las que dispone el cirujano, llegando a riesgos muy bajos y en condiciones de seguridad adecuadas. Además, en los casos en los que sea necesario, se puede monitorizar la cirugía con la ayuda de un especialista en Neurofisiología, que controlará en todo momento la correcta función de los nervios o la médula espinal.