¿Por qué sentimos soledad?

Desde que nacemos, los seres humanos tenemos la necesidad fundamental de ser cuidados y protegidos, ya que no contamos con la capacidad suficiente para sobrevivir por nuestra cuenta. Dado que somos criaturas sociales, tendemos a vivir en comunidad desde nuestro nacimiento y, por lo tanto, experimentamos una necesidad crucial de relacionarnos con otros.

Un sentimiento de soledad en constante crecimiento

En la sociedad occidental actual, muchas personas están experimentando un creciente sentimiento de aislamiento y no pueden satisfacer su necesidad de afecto y conexión. Aunque estén rodeados de otros individuos, su sensación de soledad les impide disfrutar de una salud mental óptima.

Es relevante destacar que la soledad "objetiva" hace referencia a estar físicamente solos, mientras que la soledad "subjetiva" se refiere a la sensación de sentirse solos. Aunque alguien tenga relaciones interpersonales, puede experimentar una desconexión emocional con aquellos que le rodean.

Es importante tener en cuenta que el término "subjetivo" tiene en cuenta las diferencias individuales en la necesidad social de cada persona. No todas las personas desean tener el mismo número de relaciones o la misma intensidad para sentirse satisfechos. Por lo tanto, la experiencia de soledad, como Jones (1981) afirmó, está más relacionada con la percepción, evaluación y respuesta a la realidad interpersonal que a las características objetivas del entorno social.

La sensación de soledad es un sentimiento complejo que abarca distintas emociones como la falta de confianza, la falta de comprensión, la tristeza, el temor al juicio de los demás, la inseguridad, el desamparo y la vacuidad emocional.

Esta percepción de aislamiento social conlleva un importante factor de malestar para quien lo experimenta, y tiene significativas implicaciones en la salud: pueden surgir problemas de sueño, altos niveles de estrés, ansiedad, angustia, debilitamiento del sistema inmunológico, síntomas depresivos como la desesperanza, la desmotivación y la pérdida de interés en el día a día, pudiendo todo ello afectar también a la autoestima de la persona.

¿En qué se caracteriza el sentimiento de soledad?

Los investigadores Scalise, Ginter y Gerstein (1984) identificaron cuatro factores que son importantes para entender el sentimiento de soledad a través de su propia escala (LRS):

• Agotamiento: este factor se refiere a una disminución en la energía y el rendimiento, y está relacionado con la falta de sentido de la vida para la persona que lo experimenta.
• Aislamiento: este factor implica sentirse separado de los demás.
• Inquietud: este factor se refiere a aspectos como la frustración, el desagrado, la tensión y la hostilidad hacia los demás y hacia uno mismo.
• Abatimiento: este factor se acerca más a la depresión.

¿Existen distintos tipos de soledad?

Existen varios tipos de soledad, según Eva Muchinik y Susana Seidman en su libro Aislamiento y Soledad (1998).

La primera es la soledad por aislamiento social, que se caracteriza por la falta de relaciones sociales satisfactorias. La persona no comparte los mismos intereses y valores que el grupo al que pertenece, lo que provoca sentimientos de inadecuación y exclusión.

El segundo tipo es la soledad por aislamiento emocional, que es la más angustiante. Esta soledad se refiere a la sensación de vacío interior y dolor, así como a sentirse perdido.

También se puede considerar el tiempo en que se experimenta la soledad, como transitoria o crónica, y la valoración personal de la experiencia, que puede ser agradable o desagradable. La soledad agradable se refiere a la soledad voluntaria y positiva, mientras que la soledad desagradable se relaciona con la soledad social y emocional.

¿Cómo podemos actuar si experimentamos este sentimiento?

Para actuar frente al sentimiento de soledad es recomendable:

• Establecer relaciones interpersonales y participar en actividades placenteras y de interés común.
• Identificar las causas que generan el sentimiento de soledad, trabajando en la historia vital, las creencias limitantes y los patrones de pensamiento arraigados.
• Reforzar las habilidades sociales en caso de existir dificultades en la interacción con otras personas.
• Aprender a gestionar adecuadamente la soledad para que pueda ser una experiencia enriquecedora de autoconocimiento y reflexión.

Es importante tener en cuenta que, si el sentimiento de soledad persiste y genera un malestar significativo, es recomendable buscar ayuda profesional para abordarlo de manera adecuada.

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