Ansiedad: ¿cuándo debemos acudir a un experto?

Sentir ansiedad de forma ocasional puede ser normal; cuando nos enfrentamos a situaciones de estrés, podemos reaccionar con ansiedad que, habitualmente, podremos gestionar de forma autónoma con los recursos que hemos ido aprendiendo de forma consciente o inconsciente a lo largo de nuestras vidas.

Sin embargo, hablamos de trastorno de ansiedad cuando esta ansiedad se presenta de forma intensa y excesiva e interfiere en el funcionamiento global de un individuo, o bien si interfiere de forma significativa en áreas de funcionamiento social, familiar, laboral o académico. En ocasiones puede presentarse de forma persistente ante situaciones que previamente no generaban malestar, o de forma episódica en forma de crisis de ansiedad.

¿Qué diferentes tipos existen?

Dentro de los trastornos de ansiedad los más frecuentes son:

• Trastorno de ansiedad generalizada
• Trastorno de pánico
• Trastorno de ansiedad social (fobia social)
• Fobias específicas
• Agorafobia
• Trastorno de ansiedad por separación

Debemos tener en cuenta que, en ocasiones, la ansiedad puede surgir a partir de una causa orgánica que puede requerir tratamiento específico, por lo que en ocasiones precisamos pruebas complementarias para descartar otras enfermedades que pueden cursar con síntomas de ansiedad.

¿Qué síntomas pueden indicarnos que estamos ante un trastorno de este tipo?

Algunos de los síntomas más comunes en los Trastornos de Ansiedad son:

• Nerviosismo subjetivo, pudiendo a llegar en su extremo a agitación
• Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
• Aumento del ritmo cardíaco
• Respiración acelerada (hiperventilación)
• Sudoración y temblores
• Sensación de debilidad, cansancio o astenia
• Dificultades atencionales o para concentrarse
• Dificultades para conciliar el sueño
• Padecer problemas gastrointestinales (GI)
• Conductas de evitación asociadas a situaciones que generan puedan generar ansiedad

¿Qué puede dar lugar a un trastorno de ansiedad?

No está del todo claro cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad. Actualmente, se considera que algunas anormalidades en el funcionamiento de núcleos cerebrales como la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal, el hipotálamo y el tronco encefálico están implicadas en la generación y modulación de los Trastornos de Ansiedad. Por otra parte, también se ha sugerido que la etiología de pudiera ser genética para algunos tipos.

Los factores de riesgo para padecer un Trastornos de Ansiedad son múltiples. Podemos mencionar los antecedentes familiares de ansiedad, experiencias adversas en la infancia (abuso físico o sexual, separación de los padres y maltrato emocional), factores estresantes de la vida (problemas financieros, problemas de pareja) y el uso de sustancias tóxicas, entre otros.

Además, existen otros trastornos psiquiátricos que pueden enmascarar la ansiedad, por lo que es importante abordar cada una de las comorbilidades y el uso de tratamientos asociados.

Es importante realizar una historia clínica detallada e individualizada para poder concretar un diagnóstico y ofrecer el tratamiento más adecuado.

¿Cuándo es necesario acudir a un experto? ¿Qué tratamientos existen para este tipo de trastornos?

Es recomendable acudir a un especialista cuando…

• Sientes sensación de elevada preocupación y/o interfiere en tu trabajo, tus relaciones y otros aspectos de tu vida.
• Tienes sensación de miedo o tu ansiedad causan malestar y te resulta difícil controlarlos.
• Te sientes deprimido, tienes problemas con el consumo de alcohol o drogas, o tienes otros problemas de salud mental junto con ansiedad.
• Piensas que tu ansiedad podría estar vinculada a un problema de salud física.
• Tienes pensamientos o conductas suicidas (de ser así, se recomienda acudir a urgencias para evaluación inmediata).

Si tiene dudas, puede consultar con su médico de familia o su médico habitual, para que pueda orientarle. Se recomienda, en caso de padecer ansiedad, no posponer la atención médica o psicológica, para evitar la cronificación de síntomas, mejorar el pronóstico y poder evitar posibles complicaciones asociadas (depresión, trastornos por uso de sustancias tóxicas, insomnio, conductas evitativas y aislamiento, problemas académicos o laborales, síntomas de somatización, suicidio, etc.).

El abordaje terapéutico de estos trastornos se debe considerar de forma individualizada. En ocasiones puede estar recomendado el tratamiento psicoterapéutico, psicofarmacológico o combinación de ambos para conseguir como objetivo la remisión completa de los síntomas. Existen diferentes tratamientos psicoterapéuticos y psicofarmacológicos que se considerarán de forma oportuna tras una detallada anamnesis.

El estilo de vida, destacando la actividad física y la alimentación, puede tener un papel importante en el desarrollo y abordaje del proceso. Es importante informarse en relación al trastorno, siendo la psicoeducación una herramienta útil para conocer la propia dolencia, signos de alarma y conocer cómo abordar diferentes síntomas o signos de la enfermedad.