¿Qué diferencia la psicología infanto-juvenil de la psicología de adultos?

En este artículo, entrevistamos a la Dra. Lucía González-Cordero Díaz sobre las principales diferencias entre la psicología infanto-juvenil y la psicología de adultos.

¿Qué es la psiquiatría infantil? ¿Qué rangos de edad incluyen? 

La Psiquiatría Infantil es una especialidad médica relativamente reciente que se encarga del diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales en niños y adolescentes, abarcando la población que se incluye desde el nacimiento, lo que comprende la salud mental perinatal, hasta los 18 años de edad. 

Es un área importante de trabajo ya que los datos reflejan que la tasa de prevalencia de trastornos mentales en niños y adolescentes se sitúa entre el 15 y el 20 % de la población infanto-juvenil a nivel mundial, o que el 80 % de los trastornos mentales de los adultos tuvieron comienzo antes de los 18 años. 

¿Cuáles son las diferencias principales con la psiquiatría de adultos?

La infancia y adolescencia son periodos del desarrollo, con sus peculiaridades, por lo que resulta importante contextualizar la clínica que se refiere en consulta a las distintas etapas vitales a la hora de catalogar un hallazgo como patológico o no. 

La forma de enfermar, la clínica y el abordaje es específico también en estas etapas vitales. Mismos trastornos pueden tener distinta semiología en el niño o adolescente, respecto al adulto, así como también precisar distintos abordajes terapéuticos respecto a éste. Muchos trastornos mentales debutan en la infancia, con la importancia que ello conlleva en el abordaje precoz y para la salud mental del adulto. 
 

¿Cuáles son las principales patologías que afectan a niños y adolescentes? ¿En qué casos es recomendable pedir ayuda a un profesional de la salud mental?

La psiquiatría infantil aborda una gran variedad de patologías. Algunas de las principales son:
 

• Trastornos del neurodesarrollo, entre los que se encuentran la discapacidad intelectual; los Trastornos del espectro autista (TEA) que se caracterizan por dificultades en la comunicación, relaciones sociales, comportamientos repetitivos y estereotipado; el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) que se caracterizan por una falta de atención y/o comportamiento hiperactivo e impulsivo.
   
• Trastornos de ansiedad: se caracterizan por una preocupación y miedo excesivos y persistentes, como el trastorno de ansiedad generalizada, trastornos de pánico y fobias específica.
   
• Trastornos del estado de ánimo: caracterizados por cambios en el estado de ánimo y emociones, como la depresión, el trastorno bipolar y trastornos de la conducta disfórica.
   
• Trastornos de conducta: estos trastornos se caracterizan por comportamientos inapropiados y agresivos, como el trastorno de conducta y el trastorno oposicionista desafiante.
   
• Trastornos de los instintos vitales, como son el sueño y la alimentación, entre estos últimos se incluyen la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón.
   
• Trastornos psicóticos: entre los que se incluyen la esquizofrenia de inicio precoz y otros trastornos que afectan a la percepción, el pensamiento y el comportamiento.
   

Se ha de acudir ante un profesional, psiquiatra infantil, ante la duda de que se padezca cualquiera de estos trastornos, ya que todos precisan del abordaje por un especialista y en ocasiones, tratamiento farmacológico.
 

¿Qué diferencias existen entre el trato en la consulta entre niños, adolescentes y adultos?

De forma más frecuente, la demanda de asistencia surge de los padres o tutores, tras la derivación de un pediatra o médico generalista, o bien por recomendación desde el ámbito escolar.  A veces, llegan a consulta infantes y jóvenes que desconocen el porqué de su asistencia, siendo importante, en la medida de lo posible, informarles, de manera acorde a su edad, serán valorados por un especialista y el motivo de su atención. 
 

En la consulta, es imprescindible adecuarse a las distintas edades durante la exploración. Por ejemplo, en menores, será relevante observar cómo se relacionan con distintas figuras de apego primarias. Conforme se hacen mayores, resultan útiles herramientas como el dibujo y el juego. De cara a la adolescencia, cobran mayor importancia las relaciones con iguales y la formación del autoconcepto, pudiendo participar de manera más activa en su propio plan terapéutico. 
 

¿Es necesario que el profesional adopte alguna actitud específica?

Son fundamentales la actitud empática y de trabajo en equipo. Adoptar una actitud comprensiva hacía las familias que acuden angustiadas por una preocupación respecto a sus hijos, así como ser capaces de conocer las distintas etapas vitales y discernir la atención que precisa cada una de ellas, permite afinar diagnósticos y personalizar planes terapéuticos que en incluyen al paciente, familias y en ocasiones, a distintos profesionales.

Si desea más información, consulte con un especialista en Psiquiatría.