Mieloma Múltiple, ¿qué es?

Written by: Dra. María Casanova Espinosa
Published: | Updated: 03/07/2019
Edited by: Albert González

El Mieloma Múltiple (MM) es un tumor característico por la abundancia de células plasmáticas anómalas en el interior de la médula ósea, que se aloja en el interior de los huesos del cráneo, columna vertebral, caja torácica, pelvis, las áreas cercanas a los hombros y las caderas.

 

Las células plasmáticas son un tipo de glóbulos blancos de una magnitud inferior al 5% que producen inmunoglobulinas, unas proteínas que nos protegen de los gérmenes en una infección. Todas las personas tenemos este tipo de células, las cuales en su maduración fabrican solo una tipología de inmunoglobulina y ya no se reproducen.

 

Las células plasmáticas de los pacientes con Mieloma cambian y se vuelven anormales para expandirse abundantemente ocupando gran parte de la médula ósea.

 

¿Hay muchos casos de Mieloma? ¿Puede ser hereditario?

En orden de frecuencia, el MM es la segunda enfermedad hematológica más sufrida, tras los linfomas no Hodgkin. Cada día se dan cuatro o cinco nuevos casos en un radio de 100 mil habitantes. Por tanto, en España se diagnosticarán alrededor de unos 2000 nuevos casos por año.

 

La hematóloga María Casanova indica que el perfil típico de un paciente afectado de mieloma múltiple “es una persona de más de 70 años que suele acudir al médico por aparición de dolores óseos, secundarios a la afectación esquelética característica de esta enfermedad, o por aumento del cansancio a consecuencia de la anemia asociada al mieloma. Sólo el 5-10% de los pacientes tienen menos de 40 años”.

 

Existe la posibilidad de que el mieloma múltiple pueda pasarse de padres a hijos, ya que el 6% de los diagnósticos de este tumor se dan en personas con familiares cercanos que haya sufrido anteriormente alguna alteración de las células plasmáticas.

 

Sintomatología

Como ya hemos dicho antes, las células plasmáticas son productoras de inmunoglobinas, las cuales son proteínas que nos defienden de los ataques externos. Las células de mieloma no producen este tipo de inmunoglobinas, por lo que se altera el sistema inmunitario y aumentan las posibilidades de desarrollar infecciones.

 

El MM activo clínicamente altera el funcionamiento correcto de la médula ósea y provoca la aparición de anemia y más riesgo de coger infecciones, ya que afecta directamente al funcionamiento del sistema inmunológico.

 

También provoca la descalcificación del hueso, causando dolor óseo intenso en el afectado y puede derivar en fracturas espontáneas. Asimismo, se asocia con la hipercalcemia, aumento de calcio en sangre, que podría provocar alguna alteración grave.

 

El dolor óseo, el principal síntoma

Del mismo modo que las células plasmáticas convencionales, las de MM producen un tipo de inmunoglobina llamada banda monoclonal, que si se alojase en el riñón podría provocar una insuficiencia renal.

 

Cuando el MM provoca anemia, lesiones óseas, hipercalcemia o fracaso renal, es necesario comenzar cuanto antes con el tratamiento, ya que afecta a los llamados órganos diana. En cambio, cuando se trata de un mieloma múltiple asintomático no requiere inmediatez en el tratamiento, ya que este puede permanecer sin síntomas visibles durante toda la vida.

 

No obstante, existen ciertas maneras de predecir síntomas futuros como: analíticas de sangre, y estudios de médula ósea o de imagen. Estos, por tanto, se consideran criterios a tener en cuenta a la hora de decidir si se debe empezar el tratamiento anticipadamente.

 

¿Cuál es el pronóstico del mieloma múltiple?

Debemos partir de la base que el MM sigue siendo a día de hoy una enfermedad incurable. Además, muchos de los pacientes pueden sufrir recaídas tras el primer tratamiento y será necesario que lo realicen en varias ocasiones.

 

A pesar de ello, el pronóstico no es malo, sino que es muy variable. Alrededor del 10% de los pacientes responderán excelentemente al tratamiento y difícilmente sufrirán una recaída. A estos pacientes se les llama como “funcionalmente curados”, ya que a pesar de que este no se manifiesta durante muchos años, es imposible saber si volverá a manifestarse.

 

Por otro lado, entre el 10-15 % de los pacientes pueden responder correctamente al tratamiento inicial, pero tener una pronta recaída. En estos casos se pronostican unos dos años de vida al paciente. Lo habitual pues, será que la mayoría de los pacientes respondan correctamente al primer tratamiento. Después será cuando se vea si los síntomas van desapareciendo o por el contrario van empeorando, pero sin mostrar un riesgo vital a corto plazo. En cambio, a largo plazo el futuro es más incierto porque dependerá de la frecuencia y la dureza de las recaídas sufridas.

 

¿Cómo tratar un caso de mieloma?

Actualmente, existen varios medicamentos útiles para tratar un MM, aunque es elemental personalizar el tratamiento en función de las características del afectado, su edad y la gravedad de los síntomas de éste.

 

Los tratamientos estandarizados son:

  • Terapia dirigida: se utiliza cuando existen anomalías específicas dentro de células cancerosas que permiten la supervivencia. Estos fármacos evitan la desintegración de las proteínas, producida por una sustancia en las células del mieloma. Esta terapia provoca la muerte de las células del mieloma. Por otro lado, existen otros métodos de terapia dirigida que comprenden fármacos con anticuerpos monoclonales que se pegan a proteínas presentes en las células cancerosas y las eliminan.
  • Inmunoterapia o terapia biológica: se utiliza el sistema inmunitario del propio cuerpo para combatir las células del mieloma. Con este tratamiento se logra identificar y atacar mejor a las células cancerosas.
  • Quimioterapia: los medicamentos quimioterápicos matan las células de rápido crecimiento, incluso las del mieloma. Se utilizan en dosis altas antes de realizar un trasplante de médula ósea.
  • Corticoesteroides: son los encargados de regular el sistema inmunitario para controlar la inflamación en el cuerpo y actuar contra las células cancerosas.
  • Trasplante de médula ósea: se distingue entre dos tipos:
    • Trasplante autólogo: es necesario utilizar células madre del mismo paciente, extraídas y congeladas previamente, después de haber realizado varias inducciones de tratamiento y de verificar que este está en buena situación en relación a su enfermedad sanguínea. A continuación, el paciente recibe sesiones de quimioterapia intensiva, el cual se administra para liquidar células tumorales residuales. Desgraciadamente, este tratamiento también elimina células sanas de la médula, por ello se administran las células madre recolectadas anteriormente, para evitar problemas por el descenso de las células medulares. Este es el trasplante más habitual para tratar casos de MM.
    • Trasplante alogénico: en este caso las células madre proceden de un donante, que puede ser familiar o no, con tejido similar al del afectado. En este proceso se sustituye la médula ósea infectada por una médula sana.
  • Radioterapia: utilización de protones y rayos X, con la intención de eliminar células tumorales y detener así su crecimiento. Puede usarse para reducir las células malignas en una zona concreta, como cuando células plasmáticas que forman un tumor de tipo plasmocitoma, que destruye el hueso y provoca dolor.

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By Dra. María Casanova Espinosa
Hematology

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