Disfunciones eyaculatorias: un problema real

Written by: Dr. Juan Manuel Poyato Galán
Published:
Edited by: Yoel Domínguez Boan

Las disfunciones eyaculatorias representan algunos de los trastornos sexuales masculinos más frecuentes, afectando casi a un 20% de la población masculina en cualquier momento de su vida, independientemente de su orientación o identidad sexual.

 

Estos trastornos se caracterizan fundamentalmente por la dificultad/imposibilidad para eyacular de manera adecuada durante el acto sexual, el dolor/molestia durante la eyaculación o la duración insuficiente/excesiva del tiempo hasta la eyaculación.

 

Todo ello conlleva necesariamente una experiencia sexual y emocional insatisfactorias, tanto para el hombre como para su pareja, de consecuencias imprevisibles para la calidad de vida sexual de ambos, que incluso puede llegar a poner en riesgo la fertilidad de la pareja.

 

 

¿Interfieren las disfunciones eyaculatorias con el placer?

Si bien en el varón eyaculación y orgasmo van íntimamente relacionados, hay que distinguir que son fenómenos independientes que observan diferentes mecanismos de funcionamiento.

 

Mientras la eyaculación implica la emisión de líquido seminal (habitualmente con sensación de placer acompañante), con una participación importante de las vías de transmisión neurológicas desde la médula espinal lumbosacra, el placer orgásmico es una experiencia cerebral que se nutre de numerosas circunstancias (estado de excitación, cultura, edad, expectativas, imaginación, personalidad…).

 

De esta manera cabe preguntarse:
 

  • ¿Se puede eyacular sin placer? Pues sí, el efecto de determinadas sustancias tóxicas, drogas o fármacos puede provocar esto; también en casos de enfermedades neurológicas/psíquicas y en situaciones de tetraplejia/paraplejia se puede presentar una eyaculación refleja sin placer.
     
  • ¿Se puede tener un orgasmo sin eyacular? Pues también. El placer está en nuestra corteza cerebral y se puede entrenar a nuestro antojo. Con la toma de algunos fármacos, y también en personas que han sufrido cirugías agresivas de vejiga/próstata/colon, se puede llegar a perder la eyaculación de forma transitoria o definitivamente; pero eso no significa que pierdan placer alguno.
     

De cualquier forma, cualquier alteración de la eyaculación acaba repercutiendo sobre la percepción del placer, aunque posteriormente se pueda recuperar con determinadas terapias y ejercicios.

 

 

 

Tipos de disfunciones eyaculatorias según la dinámica de la eyaculación

Existen principalmente dos tipos de disfunciones eyaculatorias según su modo de aparición, cada una de ellas con características específicas:

 

  • Eyaculación prematura: anteriormente conocida como precoz, es la forma más común y se caracteriza por la emisión de semen durante una relación íntima mucho antes de lo que el varón desea. Ya ocurra durante un mero estado de excitación sexual como en el curso de estimulaciones o durante la penetración, lo cierto es que supone un impedimento para que se pueda disfrutar de la relación sexual pues se pierde el control sobre la eyaculación.

 

  • Eyaculación retardada: su característica principal es que el momento de la eyaculación se retrasa tanto en el tiempo que termina afectando al disfrute de la relación sexual, bloqueando el orgasmo en la mayoría de los casos y acarreando incluso un problema de erección. Las consecuencias para el hombre y su pareja pueden ser frustrantes y agotadoras.

 

 

 

Causas de las disfunciones eyaculatorias

Las causas de las disfunciones eyaculatorias son variadas, aunque, en términos generales, pueden dividirse entre las de origen psicológico, origen físico o una combinación de ambos. Entre los factores psicológicos se incluyen principalmente estrés, ansiedad, problemas de relación, trastornos de personalidad y unas expectativas exageradas de lo que debe ser un rendimiento sexual normal. En el aspecto físico, enfermedades como diabetes, hipertensión, problemas neurológicos y la toma de ciertos medicamentos/tóxicos pueden influir en la capacidad eyaculatoria.

 

  • Factores psicológicos. Los factores psicológicos juegan un papel crucial en la aparición de las disfunciones eyaculatorias, siendo la causa más frecuente de estos trastornos. El estrés y la ansiedad son dos de los contribuyentes más significativos, ya que pueden afectar la capacidad de relajarse y disfrutar del acto sexual de manera natural y espontánea, pues afectan a los mecanismos de control neurológico del proceso de emisión seminal.

    Problemas culturales, espirituales, religiosos o de ámbito social también provocan trastornos eyaculatorios pues inciden a nivel de la autoestima, los miedos, las sensaciones de culpa, el choque de los modelos establecidos con los deseos más íntimos, las dificultades de interrelación, etc.

 

  • Factores físicos. En el ámbito físico, diversas condiciones médicas o secuelas de la cirugía o radioterapia pueden contribuir al desarrollo de muchas disfunciones eyaculatorias. Enfermedades como la diabetes mellitus pueden dañar los nervios y los vasos sanguíneos responsables del mecanismo de eyaculación. La hipertensión y sus tratamientos farmacológicos también pueden influir, al igual que las alteraciones hormonales, que pueden desempeñar un importante papel en la regulación de la función sexual. Los problemas neurológicos, como lesiones de la médula espinal o enfermedades como la esclerosis múltiple también afectan la transmisión de señales nerviosas necesarias para el proceso eyaculatorio.

    Secuelas de cirugías del área genital, intestinal o neuroquirúrgicas igualmente pueden dañar temporal o definitivamente el control de la eyaculación, como suele ocurrir después de someterse a determinados ciclos de Radioterapia pelviana o de espalda.

 

  • Factores de pareja. La dinámica de la relación de pareja puede influir significativamente en la función sexual, incluida la eyaculación. La falta de intimidad emocional, el estrés relacionado con conflictos de pareja o la insatisfacción con la vida sexual pueden llevar a dificultades en la eyaculación. Problemas de relación como la falta de comunicación, traumas no resueltos y un trastorno del deseo sexual también pueden influir negativamente en la función eyaculatoria. Además, la ansiedad de desempeño, que es el temor a no cumplir con las expectativas sexuales propias o de la pareja, puede provocar una presión adicional que afecta la eyaculación.

    Este trastorno puede presentarse en todas las situaciones de intimidad sexual o, en cambio, ser específico de ciertas circunstancias, momentos o parejas.

     

Los hombres que sufren esta pérdida de control eyaculatorio a menudo experimentan una gran angustia psicológica, dudas sobre su masculinidad y temores sobre su capacidad para satisfacer a sus parejas, lo cual puede llevar a la evitación de las relaciones íntimas (incluso de carácter no sexual), afectando gravemente a la dinámica de la relación de pareja.

 

  • Interacciones con medicamentos. Ciertos medicamentos, especialmente aquellos utilizados para tratar problemas prostáticos, depresión, ansiedad, trastornos psiquiátricos, quimioterápicos, antihipertensivos o antiarrítmicos pueden tener efectos secundarios que incluyen disfunciones eyaculatorias.
     

Los antidepresivos del grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), por ejemplo, pueden causar tanto eyaculación retardada como ausente en algunos hombres. A la hora de detectar y tratar estos trastornos es crucial que los pacientes comenten estos efectos con su médico.

 

 

Tratamiento de las disfunciones eyaculatorias

El tratamiento de las disfunciones eyaculatorias debe realizarse de forma individualizada y adaptada a cada persona, realizando un abordaje integral y respetuoso de cada caso. Hacer una detallada historia clínica y una minuciosa exploración física permitirá establecer, junto con las pruebas complementarias necesarias (analíticas, técnicas de imagen, valoraciones de otras especialidades…) el tipo específico y las causas subyacentes a las que nos enfrentamos.

 

El objetivo del tratamiento será siempre triple: aumentar el tiempo hasta la eyaculación, disminuir la ansiedad y aumentar el control sobre la eyaculación; aunque lo que hemos de perseguir es siempre el bienestar de la persona que padece trastornos eyaculatorios induciendo cambios saludables en su conducta sexual. Aumentar sus niveles de autoconfianza y reducir su grado de vergüenza o ridículo inducirá una optimización de la respuesta sexual en todos los ámbitos, que necesariamente incluirá a la pareja.

 

Las técnicas psicológicas comprenden técnicas cognitivo-conductuales, técnicas de focalización sensorial y de bloqueo, con unas sencillas y eficaces rutinas que siempre ayudan.

 

Entre los medicamentos empleados destacan los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), cremas anestésicas locales (de uso controvertido), Dapoxetina y otros antidepresivos.

 

Y a modo de aportación de una nueva alternativa para aquellos en los que no hayan funcionado otras terapias, como aporte moderno y con resultados realmente prometedores, en estos últimos años se está comprobando el efecto revolucionario de técnicas como la neuromodulación eléctrica, sobre todo cuando se emplea de forma combinada con otras terapias.

 

De cualquier manera, las disfunciones eyaculatorias son un problema complejo con múltiples facetas que afectan significativamente la salud sexual y emocional de los hombres y de sus parejas sexuales. Es esencial una evaluación detallada por parte de un profesional de la salud para identificar la causa subyacente y desarrollar un plan de diagnóstico y tratamiento efectivos.

 

Con el apoyo adecuado y la intervención terapéutica específica, muchos hombres pueden superar o manejar eficazmente los síntomas de sus disfunciones eyaculatorias, mejorando así su calidad de vida sexual y emocional.

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By Dr. Juan Manuel Poyato Galán
Andrology

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