Cirugía del pie: ¿cuándo es necesario operarme?

En general, no existen patologías que requieran, obligatoriamente, llegar a un tratamiento quirúrgico. Para determinar si una patología necesita ser tratada mediante cirugía se debe realizar, en primer lugar, una valoración personalizada para cada paciente. Ante cualquier patología, la primera opción que debe indicar el especialista en Podología es siempre la conservadora.

Sin embargo, existen casos en los que las vías alternativas no presentan resultados satisfactorios, por lo que se debe llegar a quirófano.

Dicho esto, sí que existen algunas enfermedades que es más factible que acaben en cirugía. Entre ellas podemos encontrar el neuroma de Morton, las deformidades grandes de juanete y dedos en garra, callosidades plantares, quistes, tumoraciones o uñas encarnadas en estadios avanzados, entre otras.

Los avances en la cirugía del pie

El tratamiento quirúrgico ha evolucionado mucho en los últimos años y la mayor manifestación de esto es la cirugía mínimamente invasiva, que consiste en la puesta en prácticas de técnicas quirúrgicas que requieren incisiones menores a los 2 milímetros. Además, por lo general, están guiadas por un fluoroscopio.

Otro de los avances es la cirugía ecoguiada, que es muy similar a la anterior pero se realiza guiada por ecografía. Esto permite incisiones de menor tamaño, incluso del grosor de una aguja.

Por otro lado, existe la cirugía artroscópica, que se realiza principalmente en el tobillo.

Todas estas técnicas tienen como ventajas una mejor y más corta recuperación, menor dolor e inflamación postquirúrgica.
 

¿Cuáles son los cuidados que debo tener después de la intervención?

En general, hablamos de una cirugía ambulatoria, donde el paciente no requiere ingreso hospitalario y vuelve a su domicilio tras la realización de la misma. Se usa anestesia local, por lo que el paciente puede caminar nada más salir del quirófano. El único detalle es que debe llevar un calzado especial durante un periodo de aproximadamente 4 semanas (según la técnica realizada).

Suelen ser postoperatorios poco dolorosos a pesar de lo que la gente piensa, aunque también en eso influye mucho las manos del profesional.

A las 4 semanas el paciente puede caminar con normalidad y comenzar el proceso de rehabilitación si fuese necesario.
 

Alternativas no quirúrgicas para el tratamiento de patologías del pie

En el pie y tobillo, tenemos disponibles muchos tratamientos no quirúrgicos que pueden mejorar al paciente, tales como las plantillas, las ortesis de siliconas, las infiltraciones, el láser, la electrolisis, la neuromodulación, la Fisioterapia, el plasma rico en factores de crecimiento plaquetario y el ácido hialurónico, entre otras.

Normalmente están indicados en patologías no severas y que sean susceptibles de tratamiento conservador a priori, como por ejemplo el pie plano, la fascitis plantar, la tendinitis aquílea, las neuritis y las lesiones del tibial posterior.