Reflujo vesicoureteral

 

¿Qué es el reflujo vesicoureteral?

 

El reflujo vesicoureteral (RVU) es una afección que altera el movimiento de la orina, haciendo que esta retroceda desde la vejiga y ascienda hasta los uréteres o riñones. Es más frecuente en niños que en niñas.

 

Existen diferentes tipos de RVU según su gravedad. El International Reflux Study Committee los clasifica en:

  • Grado I: el reflujo alcanza el uréter sin llegar a dilatarlo.
  • Grado II: el reflujo alcanza el uréter, la pelvis y los cálices renales, pero sin dilatarlos.
  • Grado III: el reflujo produce una pequeña dilatación del uréter, la pelvis y los cálices renales.
  • Grado IV: moderada dilatación ureteropielocalicial.
  • Grado V: se produce una importante dilatación ureteropielocalicial, con gran tortuosidad y pérdida de la morfología calicial normal.

 

 

¿Cuáles son sus causas?

 

El reflujo vesicoureteral aparece como resultado de un defecto de la maduración del mesodermo mesonéfrico.

 

No obstante, todavía se desconoce porqué se produce, aunque en la mayoría de casos se debe a una anomalía en el funcionamiento del esfínter ureterovesical.

 

 

¿Qué riesgos presenta?

 

El reflujo vesicoureteral aumenta el riesgo de padecer infecciones de orina y, en los casos más avanzados, también puede producir cicatrices y daños en los riñones.

 

Además, el paciente puede acabar padeciendo insuficiencia renal crónica y necesitar un trasplante renal.

 

 

¿Cómo se diagnostica?

 

Las técnicas más utilizadas son la cistouretrograma miccional seriada (CUMS), la cistografía isotópica (CI) y la eco-cistografía miccional con contraste.

  • Cistouretrograma miccional seriada. Este método permite visualizar la anatomía de la vía urinaria, la urerta y determinar de forma precisa la presencia de válvulas de uretra posterior. También arroja información acerca de la gravedad de la RVU.
  • Cistografía Isotópica. Hay dos tipos de CI: directa o indirecta.

 

La primera de ellas detecta más fielmente el reflujo y presenta una menor radiación sobre las gónadas que la técnica anterior. 

 

Por su parte, la cistografía isotópica indirecta permite el diagnóstico del RVU sin sondaje uretral y da lugar a estudios dinámicos durante la micción en condiciones fisiológicas. La cistografía isotópica se recomienda para realizar el seguimiento de la anomalía y valorar la persistencia o resolución del RVU.

 

  • Eco-cistografía miccional con contraste. No requiere utilizar radiaciones ionizantes dado su alta sensibilidad y especificidad para detectar RVU. No obstante, presenta un grave inconveniente y es que no permite visualizar adecuadamente la uretra, su coste es elevado y requiere de mucho tiempo.

 

 

¿Cuál es el tratamiento a seguir?

 

El reflujo vesicoureteral se trata con antibióticos y, solo en los casos severos, se recurre a la cirugía. De hecho, se evita el tratamiento quirúrgico cuando existe una importante afectación renal con dilatación y flojedad del uréter.

 

Dentro del tratamiento conservador con antibióticos encontramos las siguientes recomendaciones:

  • Aplicar medidas higiénicas.
  • Empleo de dosis bajas y repetidas de antibiótico de forma diaria.

 

Estudios recientes han demostrado que el uso prolongado de antibióticos se relaciona con la aparición de resistencias bacterianas y disminuye su eficacia para disminuir el número de infecciones. Por esa razón, solo se administran antibióticos a grupos específicos que presentan alto riesgo de daño renal.

 

En cuanto al tratamiento quirúrgico, se plantea de forma individualizada y se fundamenta en la corrección anatómica del RVU. Existen dos modalidades de cirugía:

  1. Técnica endoscópica con la inyección de macrosustancias bajo el orificio ureteral.
  2. Técnica quirúrgica de reimplante ureteral mediante la técnica transtrigonal de Cohen o la extravesical de Leadbetter Politano.

 

Sin embargo, en la mayor parte de los casos se combina el tratamiento quirúrgico con la profilaxis antibiótica ya que el objetivo es doble. Por un lado trata de combatir la infección urinaria y, por otro, suprimir el reflujo al riñón.

 

 

Otras recomendaciones:

 

  • Ingesta abundante y frecuente de líquidos, para estimular el frecuente vaciado de la vejiga y conseguir una orina hipotónica en la que los gérmenes sean más vulnerables.
  • Hábitos miccionales correctos.
  • Combatir el estreñimiento para evitar una disfunción vesical secundaria.

 

 

¿Qué especialista lo trata?

 

El urólogo será el especialista encargado del diagnóstico y tratamiento del reflujo vesicoureteral, ya que comprende el estudio y tratamiento de enfermedades que afectan el aparato uro-genital, tanto masculino como femenino.

21-09-2023
Top Doctors

Reflujo vesicoureteral

Dr. Agustín Serrano Durbá - Urología infantil

Creado el: 05-03-2020

Editado el: 21-09-2023

 

¿Qué es el reflujo vesicoureteral?

 

El reflujo vesicoureteral (RVU) es una afección que altera el movimiento de la orina, haciendo que esta retroceda desde la vejiga y ascienda hasta los uréteres o riñones. Es más frecuente en niños que en niñas.

 

Existen diferentes tipos de RVU según su gravedad. El International Reflux Study Committee los clasifica en:

  • Grado I: el reflujo alcanza el uréter sin llegar a dilatarlo.
  • Grado II: el reflujo alcanza el uréter, la pelvis y los cálices renales, pero sin dilatarlos.
  • Grado III: el reflujo produce una pequeña dilatación del uréter, la pelvis y los cálices renales.
  • Grado IV: moderada dilatación ureteropielocalicial.
  • Grado V: se produce una importante dilatación ureteropielocalicial, con gran tortuosidad y pérdida de la morfología calicial normal.

 

 

¿Cuáles son sus causas?

 

El reflujo vesicoureteral aparece como resultado de un defecto de la maduración del mesodermo mesonéfrico.

 

No obstante, todavía se desconoce porqué se produce, aunque en la mayoría de casos se debe a una anomalía en el funcionamiento del esfínter ureterovesical.

 

 

¿Qué riesgos presenta?

 

El reflujo vesicoureteral aumenta el riesgo de padecer infecciones de orina y, en los casos más avanzados, también puede producir cicatrices y daños en los riñones.

 

Además, el paciente puede acabar padeciendo insuficiencia renal crónica y necesitar un trasplante renal.

 

 

¿Cómo se diagnostica?

 

Las técnicas más utilizadas son la cistouretrograma miccional seriada (CUMS), la cistografía isotópica (CI) y la eco-cistografía miccional con contraste.

  • Cistouretrograma miccional seriada. Este método permite visualizar la anatomía de la vía urinaria, la urerta y determinar de forma precisa la presencia de válvulas de uretra posterior. También arroja información acerca de la gravedad de la RVU.
  • Cistografía Isotópica. Hay dos tipos de CI: directa o indirecta.

 

La primera de ellas detecta más fielmente el reflujo y presenta una menor radiación sobre las gónadas que la técnica anterior. 

 

Por su parte, la cistografía isotópica indirecta permite el diagnóstico del RVU sin sondaje uretral y da lugar a estudios dinámicos durante la micción en condiciones fisiológicas. La cistografía isotópica se recomienda para realizar el seguimiento de la anomalía y valorar la persistencia o resolución del RVU.

 

  • Eco-cistografía miccional con contraste. No requiere utilizar radiaciones ionizantes dado su alta sensibilidad y especificidad para detectar RVU. No obstante, presenta un grave inconveniente y es que no permite visualizar adecuadamente la uretra, su coste es elevado y requiere de mucho tiempo.

 

 

¿Cuál es el tratamiento a seguir?

 

El reflujo vesicoureteral se trata con antibióticos y, solo en los casos severos, se recurre a la cirugía. De hecho, se evita el tratamiento quirúrgico cuando existe una importante afectación renal con dilatación y flojedad del uréter.

 

Dentro del tratamiento conservador con antibióticos encontramos las siguientes recomendaciones:

  • Aplicar medidas higiénicas.
  • Empleo de dosis bajas y repetidas de antibiótico de forma diaria.

 

Estudios recientes han demostrado que el uso prolongado de antibióticos se relaciona con la aparición de resistencias bacterianas y disminuye su eficacia para disminuir el número de infecciones. Por esa razón, solo se administran antibióticos a grupos específicos que presentan alto riesgo de daño renal.

 

En cuanto al tratamiento quirúrgico, se plantea de forma individualizada y se fundamenta en la corrección anatómica del RVU. Existen dos modalidades de cirugía:

  1. Técnica endoscópica con la inyección de macrosustancias bajo el orificio ureteral.
  2. Técnica quirúrgica de reimplante ureteral mediante la técnica transtrigonal de Cohen o la extravesical de Leadbetter Politano.

 

Sin embargo, en la mayor parte de los casos se combina el tratamiento quirúrgico con la profilaxis antibiótica ya que el objetivo es doble. Por un lado trata de combatir la infección urinaria y, por otro, suprimir el reflujo al riñón.

 

 

Otras recomendaciones:

 

  • Ingesta abundante y frecuente de líquidos, para estimular el frecuente vaciado de la vejiga y conseguir una orina hipotónica en la que los gérmenes sean más vulnerables.
  • Hábitos miccionales correctos.
  • Combatir el estreñimiento para evitar una disfunción vesical secundaria.

 

 

¿Qué especialista lo trata?

 

El urólogo será el especialista encargado del diagnóstico y tratamiento del reflujo vesicoureteral, ya que comprende el estudio y tratamiento de enfermedades que afectan el aparato uro-genital, tanto masculino como femenino.

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