Los malos hábitos no ayudan a conciliar un sueño de calidad durante los meses veraniegos. El Dr. Jesús Escribà, Neurofisiólogo y miembro de Top Doctors, cree que en general, en esta época del año acostumbramos a llevar unos hábitos alimenticios y de sueño más desordenados: comemos y bebemos más, y en algunos casos nuestras siestas son demasiado largas e incluso se realizan a horas intempestivas, lo que favorece la aparición del insomnio por la noche.
Evitar esas conductas es clave para tener un descanso nocturno adecuado. Y es que en verano es cuando deberíamos recuperar las horas de sueño que hemos arrastrado durante todo el año, aunque no suele ser así para todo el mundo. Al menos un cuarto de la población tiene más problemas para dormir durante los meses más calurosos del año, tal y como afirma el Dr. Escribà. La temperatura ideal para conciliar el sueño está entre los 18 y los 22 grados, muy lejos de los 25 o 27 que tenemos en las noches veraniegas, un factor que acusamos. Según el doctor, esto provoca que “la duración de los ciclos del sueño sea más corta”.
Consecuencias del insomnio
Por norma general, las mujeres son las que se ven más afectadas por este problema. Las consecuencias del insomnio veraniego van desde la irritabilidad, hasta la pérdida de reflejos, pasando por la ansiedad y la fatiga, y un cansancio continuado. Todo esto provoca cambios en el humor y afectan a la conducta del que lo sufre.
El insomnio de verano es la patología médica más habitual durante los meses de verano, y está provocada por el cambio de los hábitos de vida y el aumento de las temperaturas. Su explicación científica, en palabras del doctor, se encuentra en que “el sueño está relacionado con la secreción de melatonina del cuerpo”, y ésta aumenta por la noche. Debido a que hay más horas de luz, añade, “la melatonina que producimos disminuye, hecho que no favorece a la conciliación del sueño”.
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