Rinitis alérgica: concepto, causas y sintomatología

Escrito por:

Dr. Manuel de Barrio Fernández

Alergólogo

Publicado el: 24/04/2020
Editado por: Margarita Marquès


 

¿Qué es la rinitis alérgica?

La rinitis es una enfermedad inflamatoria de la mucosa de las fosas nasales causada habitualmente por infecciones o alergia. La inflamación constituye una respuesta defensiva frente a diversos agresiones del medio, y su finalidad es aislar y destruir al agente agresor y reparar el órgano dañado.

 

En muchas ocasiones, la rinitis es provocada por infecciones, normalmente víricas, del tracto respiratorio, como el resfriado común. Pero en otras ocasiones, se debe a una reacción alérgica, -mediada por inmunoglobulinas (anticuerpos) de la clase E- frente a sustancias inocuas que hay en suspensión en el aire que respiramos. En este caso, el organismo se estaría defendiendo innecesariamente frente a un agente no nocivo (alérgeno), y también se pondría en marcha una reacción inflamatoria como consecuencia de la activación de unas células llamadas mastocitos y basófilos que liberan mediadores químicos naturales (como la histamina) que serían los responsables de la sintomatología. A menudo el agente causal o alérgeno se encuentra en el medio ambiente de manera perenne (ácaros) o periódicamente (pólenes), por lo que la rinitis alérgica, al contrario de lo que sucede en el catarro, tiende a perpetuarse de manera crónica y se manifiesta como si fuera un “catarro” persistente o recurrente.

 

El riesgo de desarrollar rinitis alérgica es mayor en pacientes con antecedentes personales o familiares alérgicos (dermatitis atópica, alergia alimentaria, etc), pero -además de la herencia- los factores ambientales desempeñan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad.

 

A pesar de estar infradiagnosticada, es un padecimiento relativamente frecuente cuya prevalencia se está incrementado. Puede presentarse a cualquier edad, aunque es más habitual en la infancia-adolescencia, siendo la enfermedad alérgica crónica más prevalente en los niños. Es, además, la forma más frecuente de rinitis no infecciosa, aunque hay otros tipos de rinitis similares que no se deben a una reacción alérgica, siendo la inflamación, en estos casos, de origen desconocido (rinitis no alérgica o intrínseca) y también crónica.

 

La rinitis alérgica tiende a perpetuarse de manera crónica
y se manifiesta como si fuera un catarro persistente

 

¿Qué causas la provocan?

La rinitis alérgica se desencadena por la reacción del sistema inmune nasal frente a pequeñas partículas (alérgenos) que hay en suspensión en el aire ambiental que respiramos. En algunos pacientes estas mismas partículas pueden provocar alergia en los bronquios (asma) y, con bastante frecuencia, en la conjuntiva ocular (conjuntivitis). Los alérgenos causales de rinitis pueden estar en el aire ambiental en ciertas estaciones, como la primavera, o permanecer en él de manera continua durante todo el año.

 

Los alérgenos que causan síntomas de rinitis estacional son habitualmente los pólenes de ciertos árboles (olivo, plátano, arizónica, etc.), gramíneas o malezas (plantago, salsola, parietaria, etc.), aunque puede haber pólenes en la atmósfera en otras estaciones del año. La causa más importante de la rinitis perenne son los ácaros del polvo doméstico y los derivados epidérmicos o epitelios de animales domésticos (gato, perro, etc.), y, más excepcionalmente, los hongos o mohos (alternaria, aspergillus, etc.) y las cucarachas. En algunas ocasiones el alérgeno causal se encuentra en el medio laboral, como ciertas maderas, harinas, animales de laboratorio (ratas y cobayas) o látex, por ejemplo.

 

Existen diferencias regionales o geográficas en cuanto a alérgenos causales de rinitis, especialmente debidas a las distintas condiciones climáticas. En las zonas de costa, de clima cálido y húmedo, el principal alérgeno causal son los ácaros, y, en cambio, en las regiones de la meseta, de clima seco, son los pólenes. Se ha observado que la rinitis alérgica es más frecuentes en personas que viven en zonas con mucho tráfico de automóviles. Los contaminantes producto de la combustión de los carburantes (óxido de nitrógeno y azufre, monóxido de carbono, partículas diésel, etc.) pueden actuar provocando inflamación de la mucosa de las vías aéreas y aumentando la penetración y el potencial alergénico de los pólenes, lo que facilitaría el desarrollo de la alergia. Además, la contaminación es una causa importante de síntomas nasales, en personas no alérgicas, y bronquiales en los asmáticos.

 

Otras causas de rinitis no infecciosa son los fármacos -como los antiinflamatorios o los vasoconstrictores tópicos nasales (rinitis medicamentosa)-, hormonas (rinitis gestacional), o irritantes ambientales como humos, olores, aire frío o cambios bruscos de temperatura (rinitis vasomotora), aunque el mecanismo de la inflamación en estos casos no es alérgico.

 

¿Qué síntomas presenta?

Los síntomas de la rinitis alérgica son: mucosidad acuosa (hidrorrea), picor, bloqueo o congestión nasal, estornudos en salvas, y, a veces, pérdida de olfato y sensación de secreción nasal hacia la garganta (goteo postnasal) con carraspera o incluso tos. El picor pueden provocar tics faciales (especialmente en los niños) y ruidos guturales por la mucosidad que los niños tienden a sorber (en lugar de sonarse) o quitarse frotándose la nariz (“saludo alérgico”), lo que puede provocar un surco nasal transverso. Puede haber síntomas asociados de conjuntivitis (enrojecimiento, picor, lagrimeo y sensación de arenillas), picor de garganta, paladar y oídos, con sensación de congestión ótica o chasquidos de oídos.

 

En la rinitis alérgica perenne los síntomas predominantes son el goteo postnasal, la congestión nasal persistente -que puede ser la única manifestación en niños en edad preescolar y les obliga a respirar por la boca-, que a veces induce ronquido y dificultad para conciliar el sueño.

 

Aunque la rinitis se tiende a considerar como una enfermedad banal, sin embargo los síntomas pueden ser molestos y pueden perturbar notablemente la calidad de vida, interfiriendo con el descanso nocturno/sueño, el redimiendo escolar o laboral y el desarrollo normal de las actividades de la vida cotidiana (debido a la fatiga diurna), además de causar ansiedad y problemas de conducta. Existe, por otra parte, una fuerte asociación entre rinitis y asma bronquial y la rinitis puede dar lugar a ciertas complicaciones (sinusitis, poliposis, otitis, etc.) con el transcurso de los años.

 

En función de la frecuencia de los síntomas la rinitis se clasifica como intermitente o persistente, y, de acuerdo con la gravedad, en leve, moderada o grave. Esta clasificación tiene importancia a la hora de indicar el tratamiento más apropiado en cada caso.

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