¿Qué importancia tiene el apego en la consolidación de la relación de pareja?

Escrito por: Beatriz Molina González
Publicado:
Editado por: Leo Santos

El apego es el tipo de relación o vinculo afectivo que tenemos con personas importantes. Se origina en la infancia y tiene una importancia fundamental en la vida de las personas pues es como la plantilla o guía de la manera de vincularnos con nosotros mismos y con los otros, por lo que determina cómo nos relacionaremos con la pareja.

 

Tiene especial relevancia en el trabajo con los pacientes analizar cómo ha sido el estilo afectivo con sus cuidadores, ya que el apego constituye la organización cerebral y determina el desarrollo de la personalidad.

 

El cómo nos vinculamos viene marcado por patrones inconscientes o sobre los que no tenemos mucho manejo para cambiar, ya que son automáticos y estables en el tiempo.

 

El apego es el tipo de relación o vinculo afectivo que tenemos con personas importantes.

 

¿Qué tipos de apego existen?

Existen cuatro formas basadas en los estilos de cuidado con las figuras importantes en la infancia y que influyen directamente en el apego de los adultos hacia la pareja:

 

  • Apego seguro: los niños tienen relaciones basadas en la confianza y la accesibilidad de los padres, siendo estos cuidadores lo suficientemente buenos para saber cubrir las necesidades físicas y emocionales de sus hijos de manera bastante estable y predecible.

 

Estos niños desarrollan patrones de exploración del entorno y de confianza en la relación con los demás, incluso con extraños. Por lo tanto, pueden establecer en la edad adulta vínculos sentimentales sanos desde la profundidad con el otro y el respeto.

 

  • Apego inseguro evitativo: lo tienen niños cuyas necesidades o demandas emocionales son ignoradas por sus padres bien sea por desconocimiento o no accesibilidad. Son padres que rechazan la cercanía física y emocional.

 

Cuando son mayores estas personas tienden en la pareja a generar relaciones sin mucha profundidad emocional primando la independencia frente al compromiso, pues tienen un profundo miedo de perder la autosuficiencia y ser dependientes. Tienen rechazo a expresar los sentimientos propios.

 

  • Apego inseguro ansioso/ambivalente: lo tienen niños con cuidados impredecibles y variables por parte de sus padres, pasando a veces de ser padres sensibles a las demandas afectivas a no serlo de ninguna manera.

 

En la edad adulta estas personas son tendentes a padecer preocupación ante la idea de que su pareja les deje de querer por lo que frecuentemente sufren dependencia, inseguridad, emociones amplificadas de insatisfacción, desconfianza, etc.

 

  • Apego inseguro desorganizado: lo tienen niños con malos tratos por parte de sus figuras de apego, pudiendo además las madres estar asustadas o deprimidas desde embarazo o los primeros años. Por tanto, perciben su ambiente como peligroso y hostil.

 

De mayores son personas que frecuentemente se muestran agresivas y desconfiados porque predicen que van a ser agredidos por los demás, por lo que no suelen tener empatía hacia sus parejas. Suelen tener sentimientos depresivos y de baja autoestima.

 

Hay cuatro formas de apego basadas en los cuidados de las figuras importantes en la infancia. 

 

¿Cómo sabemos si tenemos una relación de pareja sana o dependiente?

La frase de Erich Fromm “te quiero porque te necesito o te necesito porque te quiero” nos hace reflexionar sobre nuestra motivación a la hora de estar en pareja. El marcador de salud de una relación de pareja es como nos sentimos en ella, y si nos enriquece de manera que la relación “nos suma” y favorece nuestro crecimiento.

 

Si bien es cierto que en la pareja es habitual tener un cierto grado de dependencia ya que nos facilita tener cosas que por nosotros mismos no tendríamos de esa manera, como puede ser, por ejemplo, el afecto o el sentido de pertenencia.

 

Pero cuando notamos que por estar con esa persona tenemos como un freno en cualquier necesidad que tenga que ver con nuestro crecimiento, o nos desestabiliza el dudar de si es o no la pareja con la quiero estar, decimos que tenemos dependencia de la que se considera más dañina para nuestra salud mental, pues nos solemos encontrar muy divididos con la idea de dejarlo, pero por miedo a hacer daño, a la soledad o a equivocarnos no damos el paso.

También a veces hay otras situaciones donde no dejar a la pareja puede ser señal de esa dependencia más grave, como por ejemplo cuando hay faltas de respeto.

 

¿Qué tipo de apego es el que hace que la pareja sea más estable?

No se puede establecer una norma general para predecir la durabilidad de una pareja, si bien es cierto que, si atendemos al nivel de agrado o bienestar, son las personas con apego seguro las que más facilidad tienen para establecer relaciones satisfactorias y profundas.

 

Esto ocurre porque tienen la base para poder tener más estabilidad emocional, aunque en términos de pareja dependemos de la otra persona, por lo que, no son más estables que otras cuyos miembros con apegos inseguros hacen un acople y, aunque con dificultades, salen adelante.

 

Cabe señalar de nuevo que no siempre por tener apego inseguro se tienen problemas a la hora de estar en pareja pues cuando por ejemplo los dos miembros tienen el estilo evitativo pueden encontrarse cómodos en la relación.

 

Por Beatriz Molina González
Psicología

La estimada psicóloga Beatriz Molina es licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, y se especializó en clínica y salud. Para complementar sus estudios universitarios realizó un Máster en Terapia cognitivo- conductual y de la salud, así como múltiples formaciones en otras especialidades clínicas de la psicología. 

Por lo tanto, su amplia formación le lleva a tener una metodología integradora, ya que combina conocimiento de la corriente Cognitivo-Conductual, de las terapias de tercera generación como Mindfulness y ATC (Terapia de Aceptación y Compromiso) y de la psicología positiva y coaching, así como  las  basadas en el abordaje de la psicología desde el punto de vista más neurocientífico como son el EMDR, Brainspotting y TIC. Sus estudios en los últimos años se han basado en la integración y el procesamiento del trauma, lo que le hacen tener un enfoque más completo y profundo en la práctica clínica.

Actualmente ejerce como psicóloga, coach e imparte talleres de autoestima en el centro Capital Psicólogos, de donde es además, codirectora del mismo. Realiza investigaciones en colaboración con otros centros de psicología sobre la aplicación de diferentes metodologías y protocolos en el procesamiento del trauma, conflictos internos y autoestima.

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