Problemas de la vida cotidiana: he perdido a mi madre
Escrito por:La figura de la madre se trata de una figura importantísima en nuestras vidas. Con ellas se nace, se crece, y normalmente se mantiene un vínculo muy particular desde siempre.
En el momento en el que una madre falta, se ocasiona un vacía que en ocasiones, solo aprenderemos a asumir conforme pasen los días y el tiempo. No obstante, en otras ocasiones asumir la pérdida maternal cuesta tanto que nos resistimos a aceptar su ausencia. En este caso, y de forma totalmente involuntaria, nos acogemos a un recuerdo que se hace obsesivo. Un recuerdo que llega por sí mismo y que se instala automáticamente en nuestra mente y al que nos abarazaremos para recuperar una parte de lo que ya sabemos perdido. El riesgo se encuentra en que ese recuerdo nos atrape y que nos visite de forma recurrente, haciendo que la persona afectada olvide prácticamente su propia vida y desvitalice su propia existencia.
Aceptar el duelo materno, una ardua tarea
De esta manera, y por muy dura que sean tanto la pérdida como sus posibles efectos, es preciso que el afectado se deje llevar por la vida. Una de las claves para ello es asumir e intentar ser consciente de que el recuerdo es simplemente eso, un recuerdo. Nosotros hemos sobrevivido, y como tal, somos los responsables de darle sentido a nuestra vida.
De esta forma, si acogemos el dolor que surge a raíz de la pérdida y entendemos de que se trata de una pérdida irreparable, es posible que se logre revalorizar los recuerdos amorosos que se tienen al respecto.
Por contra, si asumir y entender la pérdida se convierte en una tarea muy difícil, es posible que sea el momento de dejarse acompañar en el duelo por un profesional que entienda y sepa lo que está sucediendo y que le acompañe en ese dolor que en soledad es tan difícil de aceptar, asumir y mitigar.