¿Por qué aparece el dolor de lumbago?

Escrito por: Dra. Blanca Martínez Serrano
Publicado:
Editado por: Nicole Márquez

Se conoce como lumbago o lumbalgia aquel dolor situado en la zona baja de la espalda, glúteos o cadera. Es importante hacer distinción entre la lumbalgia aguda y la crónica. Y, lo más importante, el médico tiene que tener en cuenta los riesgos de que el dolor agudo se cronifique y se haga persistente.


La lumbalgia aguda es aquella que dura unas semanas (2-4) y remite con el tiempo. La lumbalgia crónica es aquella que permanece más de tres meses.


Puede aparecer por las siguientes razones:

  • Musculares: síndromes del músculo piramidal, cuadrado lumbar, psoas ilíaco…
  • Nerviosas: ciática (radiculopatía L5).
  • Óseas: síndrome facetario, discopatías, sacroileitis…

Existen una serie de factores de riesgo que hacen más fácil la aparición de una lumbalgia:

  • Factores del paciente: edad, peso talla.
  • Factores ambientadles: mobiliario mal diseñado.
  • Conducta física: falta de ejercicio. Vida sedentaria.
  • Condición física: debilidad muscular, malas postura
  • Factores psicológicos: estrés, depresión.

La mayoría de las veces, el origen de la lumbalgia es inespecífico, sin una causa clara y el dolor suele estar limitado a una región de la columna vertebral (trastorno funcional). En un bajo porcentaje de las veces, el dolor es específico, pudiendo determinar su causa; suele ser irradiado a la pierna y estar asociado a radiculopatía y estenosis vertebral.


En los dos cuadros abajo indicados se muestran los tipos de dolor lumbar y sus características y las estructuras de la columna lumbar susceptibles de provocar una dolencia.

Diferencias dolor lumbar radicular y no radicular.
Zona lumbar y estructuras susceptibles de provocar dolor (by: Kathryn Born).

 

¿Se puede prevenir?

Se puede prevenir, especialmente las crisis de lumbago en pacientes con lumbalgia crónica, pero en general se recomienda:

  • Hacer ejercicio con regularidad (andar, bicicleta, natación). Ejercicios aeróbicos.
  • Perder peso si existe sobrepeso.
  • No cargar objetos pesados.

Y en aquellos pacientes con factores de riesgos asociados como puedan ser los que tienen episodios frecuentes de lumbalgia o pacientes operados de espalda, se recomienda además de lo anterior:

  • Fisioterapia dirigida
  • Ejercicios periódicos de fortalecimiento pared abdominal. Programas de higiene postural y cuidado de la espalda con el objetivo de que permitan el estiramiento y la relajación de los músculos con tendencia al acortamiento y la tonificación de aquellos músculos claves para la estabilidad y protección de la columna vertebral.
  • Evitar cierto tipo de posturas y mantener otras correctamente.
  • Evitar ejercicios físicos bruscos
  • A modo de curiosidad, en la cama se pueden adoptar ciertas posturas que faciliten le descanso y eviten el dolor lumbar: una buena postura es la “posición fetal”. Otra buena postura es en “decúbito supino” (boca arriba), con las rodillas flexionadas con un cojín debajo. Dormir en “decúbito prono” (boca abajo) no se recomienda, ya que se modifica la curvatura de la columna lumbar y obliga a mantener el cuello girado para poder respirar. Se tiene que evitar dormir siempre en la misma posición y en camas pequeñas.

 

¿Cuál es el tratamiento para esta patología?

El tratamiento de la lumbalgia es muy amplio y va desde un simple analgésico o antiinflamatorio a técnicas intervencionistas algo más agresivas.


En general, las lumbalgias agudas remiten en pocas semanas y se suelen tratar con fármacos tales como paracetamol, antiinflamatorios, tramadol y a veces corticoides sistémicos. Sin embargo, las lumbalgias crónicas, se suelen tratar con un abordaje multidisciplinar que consiste en rehabilitación (fisioterapia), tratamiento farmacológico y tratamiento intervencionista.


Para la lumbalgia aguda, el tratamiento se centra en la terapia física, estimulando al paciente a que se mueva lo antes posible. Las opciones son las siguientes:

  • Aspecto físico: movilidad lo antes posible, breve permanencia en cama y baja laboral, aplicación calor/frío y terapia física.
  • Aspecto farmacológico: analgésicos, antiinflamtorios
  • Estimulación: TENS, acupuntura.
  • Tratamiento intervencionista y quirúrgico.

El tratamiento de la lumbalgia crónica es más complejo y complicado. Quizás, lo más importante es ayudar a los pacientes a autocontrolar su enfermedad con el objetivo de reducir el dolor y su impacto en la calidad de vida.

 

A diferencia del dolor agudo y en general, el tratamiento de la lumbalgia crónica debería empezar por un tratamiento intervencionista, seguido de medicación y posteriormente por tratamiento no farmacológico.


Disponemos de las siguientes opciones:

  • Tratamiento intervencionista
  • Tratamiento con medicación
  • Tratamiento no farmacológico: ejercicio no controlado, medidas de relajación, terapia conductual.

 

O dicho de otra manera:

  • Tratamiento multimodal a largo plazo que consiste en: terapia física, terapia de estimulación (TENS, estimulación médula espinal), tratamiento psicológico, farmacoterapia y tratamiento intervencionista.

Nos centraremos en el tratamiento farmacológico y el intervencionista.


Dado que en la lumbalgia el dolor suele ser mixto, es decir, tiene varios mecanismos de producción de dolor, el tratamiento farmacológico deberá ir dirigido a dichos mecanismos. Por un lado se pautan analgésicos y antiinflamatorios, pero no es raro que un paciente con lumbalgia, reciba otro tipo de fármacos “raros”, como pregabalina, gabapentina... Estos últimos, se pautan a causa de la cronicidad de la lumbalgia.


En cuanto al tratamiento intervencionista, es muy amplio el espectro de técnicas para tratar la lumbalgia, pero a grandes rasgos, podríamos destacar la aplicación de radiofrecuencia térmica o pulsada en estructuras nerviosas y la administración de esteroides epidurales. A veces es necesario, complementar estas técnicas con bloqueos o infiltraciones en estructuras miofasciales (músculo piramidal, ligamento iliolumbar...).

Por Dra. Blanca Martínez Serrano
Unidad del Dolor

La destacada Dra. Martínez Serrano es especialista en Unidad del Dolor, Doctorado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid. Con más de una década de experiencia en el tratamiento del dolor, ha ejercido en el Hospital Universtario La Paz y en el Instituto Madrileño del Dolor (IMD). El IMD es una unidad especializada en el diagnóstico y tratamiento del dolor crónico, que ofrece a sus pacientes un tratamiento cercano y de la máxima calidad. 

En su extensa formación, la doctora ha realizado numerosos cursos en áreas relacionadas con el dolor oncológico, no-oncológico y ecografia, además de másteres en fisiopatología y tratamiento del Dolor y en Medicina Paliativa y Tratamientos de Soporte del Enfermo. Además, también ha desarrollado una labor docente, en diversos cursos y reuniones científicas relacionadas con el dolor crónico.
 

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