Misofonía: cuando determinados sonidos se convierten en una pesadilla

Escrito por: Dra. Celia Incio del Río
Publicado:
Editado por: Marga Marquès Gener

La misofonía, un término que proviene del griego "miso" (odio) y "fonía" (sonido), es una condición poco conocida pero que tiene un impacto significativo en la vida diaria de quienes la experimentan.

 

En este artículo, exploraremos qué es la misofonía, cómo se manifiesta y qué tratamiento llevamos a cabo en terapia con aquellas personas que la padecen.

 

La misofonía es una reacción fisio-emocional ante la escucha de
determinados sonidos, como los producidos en el roce entre cubiertos 

 

¿Qué es la misofonía?

La misofonía se define como una intensa y desproporcionada reacción fisio-emocional ante la escucha de determinados sonidos. Estos sonidos, llamados "desencadenantes“ o “triggers”, pueden variar ampliamente de una persona a otra. El factor común es que se trata de sonidos que ni por su intensidad o frecuencia o naturaleza, son naturales de desencadenar dicha reacción emocional en el resto de personas. Entre los más comunes encontramos sonidos como masticar, respirar, tragar, teclear, caminar, sonidos producidos en el roce entre cubiertos (como un tenedor y un plato), ladridos de perros o algunos sonidos que emiten los vecinos en un edificio.

 

Quienes sufren de misofonía experimentan una intensa (y muchas veces incontrolable) incomodidad, irritabilidad, ansiedad o incluso ira cuando están expuestos a estos sonidos.

 

¿Cuáles son los síntomas de la misofonía?

Los síntomas de la misofonía pueden variar en intensidad y pueden incluir:

  • Irritabilidad extrema o ira cuando se exponen a ciertos sonidos.
  • Ansiedad anticipatoria antes de encontrarse con los desencadenantes.
  • Evitar situaciones sociales o lugares donde es probable que ocurran los sonidos desencadenantes.
  • Dificultades para concentrarse debido a la hipervigilancia o la atención irremediablemente focalizada en los sonidos.
  • Respuestas físicas como palpitaciones, sudoración o tensión muscular.

 

Es importante destacar que la misofonía no está relacionada con una aversión a los sonidos en general, sino más bien a sonidos específicos que desencadenan una respuesta emocional o física intensa.

 

¿Cuáles son las causas de la misofonía?

Aunque aún no se comprende completamente, se cree que la misofonía puede tener numerosas variables que predispongan su aparición. Entre ellas, puede encontrarse un componente genético relacionado con la conectividad entre ciertas áreas del cerebro que procesan los sonidos, las emociones y las respuestas autonómicas. Variables de personalidad, más concretamente la presencia de rasgos obsesivos. Así como esquemas de pensamiento más rígidos relacionados con una elevada autoexigencia y  perfeccionismo. Algunas investigaciones sugieren que las experiencias pasadas de trauma o estrés pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la misofonía en algunas personas.

 

¿Cómo se diagnostica la misofonía?

La misofonía puede ser difícil de diagnosticar, ya que a menudo se confunde con otros trastornos, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o la ansiedad social.

 

Los profesionales de la salud mental utilizamos entrevistas clínicas y cuestionarios estandarizados para evaluar los síntomas y determinar si el paciente cumple con los criterios para el diagnóstico de misofonía.

 

¿Cuál es el tratamiento para la misofonía?

En terapia, utilizo diversas estrategias que ayudan a conseguir que aquellos sonidos en un principio desencadenantes, lleguen a ser sonidos que el SNC de la persona deja de registrar, o de hacerlo, él o ella disponga de las herramientas necesarias para su manejo. Entre ellas encontramos:

  • Estrategias de regulación emocional. Flexibilización de los patrones rígidos de pensamiento y creencias dañinas asociadas a la aparición de la misofonía.  El objetivo de estas técnicas es ayudar a la persona a identificar y cambiar su respuesta emocional y cognitiva a los desencadenantes de la misofonía, así como a desarrollar habilidades para enfrentar la ansiedad y la irritabilidad.
  • Entrenamiento atencional: esto nos ayudará a manejar el foco de nuestra atención hacia diversos estímulos y obtener una mayor capacidad para dirigirlo hacia otros elementos en presencia de los sonidos desencadenantes.
  • Estrategias de relajación: nuestros niveles de activación basal son directamente proporcionales a la facilidad e intensidad con la que puede aparecer la misofonía. Por ello, es de vital importancia obtener una conciencia acerca de la misma, así como estrategias para regularla.
  • Terapia de reentrenamiento del sonido y exposición progresiva: esta técnica implica el uso de sonidos neutrales o agradables para cambiar la asociación emocional con los sonidos desencadenantes, así como una exposición ante los sonidos desencadenantes contando con las diversas estrategias que previamente se han adquirido a lo largo de todo el proceso de tratamiento.

 

El objetivo último es que nuestro sistema Nervioso Central, aprenda que con el proceso de terapia ha adquirido unas herramientas que puede implementar ante la presencia de esos sonidos. Es decir, que compruebe que, en esos momentos, tiene el manejo de la activación y por lo tanto ya no se produzca de forma automática tal respuesta de pánico e ira. De esta manera, al dejar de ser estímulos catalogados como “peligrosos” por nuestro cerebro, cesará la hipervigilancia constante y el estado de alerta por la “posible aparición” de los mismos.

 

Por último, añadir que, como todo tratamiento, es muy importante la adaptación de cada técnica a la persona en particular. Por tanto, buscar la ayuda de un profesional de la salud mental con experiencia en el tratamiento de la misofonía es fundamental para desarrollar un plan de tratamiento individualizado.

 

Puedes encontrar más información en www.celiamisofonia.com

Por Dra. Celia Incio del Río
Psicología

Celia Incio del Río es una reconocida especialista en Psicología en Madrid. Cuenta con una amplia formación en la especialidad, ha realizado un Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid, un Máster de especialista en Psicología Clínica por la Universidad Complutense de Madrid y un Máster de experto en Trastornos de la personalidad por la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia. Además de continuas formaciones indispensables para garantizar la constante actualización de las técnicas y abordajes más efectivos en psicoterapia.

A lo largo de su trayectoria como psicóloga sanitaria, así como psicóloga en colaboración con múltiples clínicas, ha podido aprender y constatar el tratamiento psicoterapéutico más adecuado para el trabajo en la misofonía. Proporcionando la combinación idónea entre el conocimiento científico y la destreza necesaria para adaptar a la misofonía las herramientas más empíricamente validadas. Todo ello unido a lo más importante: la individualización de estas técnicas a la persona, algo que todo proceso psicoterapéutico requiere. Todo ello ha hecho que sea experta en misofonía, ansiedad, inteligencia emocional, agorafobia, depresión, habilidades sociales, autoestima y dependencia emocional.

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