La importancia de un buen diagnóstico previo a la blefaroplastia

Te han contado y posiblemente has leído que la blefaroplastia es la técnica quirúrgica que se realiza para eliminar el exceso de piel y estiramiento del músculo orbicular, o para eliminar el aumento de la grasa de los párpados que afecta a algunas personas por el proceso de envejecimiento natural.

Encontrarás en cientos de páginas web y redes sociales información al respecto, donde te lo venden como una técnica rápida, sencilla y fácil y, aunque en ocasiones es así, la realidad es que se trata de una cirugía en la que se ha de hacer un examen cuidadoso, no solo del área de los párpados, sino del tercio superior (frente) y tercio medio facial (desde cejas hasta mejillas).

Los ojos están en un contexto, de manera que no se encuentran aislados en el rostro. No debemos examinarlos por separado, sino en relación a la frente, cejas, mejillas y piel. De lo contrario, podemos cometer el error de descender las cejas más de lo deseable y eliminar más grasa de la cuenta, dando como resultado un aspecto hueco que requerirá de posteriores intervenciones de relleno para conseguir un aspecto más juvenil.

La grasa no sobra; no hay más grasa que en la juventud, sino que, sencillamente, se hernia por el proceso de flacidez de los septos que la mantienen en su sitio y que también envejecen.

Elige a un profesional experto en Oftalmología que se detenga a analizar concienzudamente todos estos aspectos y que tenga muy en cuenta tus dudas, tus expectativas, tus necesidades; en suma: lo que tú quieres conseguir tras someterte a la cirugía de blefaroplastia.

La importancia de una adecuada exploración oftalmológica: ¿qué incluye?

En mi experiencia, tan importante como lo anterior es una adecuada exploración oftalmológica. Si tienes en cuenta que los párpados son los principales protectores de tus ojos, se deben conservar la cantidad de piel y músculo suficientes para que no se cometa el error de dejar las córneas expuestas y provocar cuadros severos de sequedad ocular y otras complicaciones peores.

Una adecuada exploración oftalmológica incluye la valoración de la agudeza visual, test de Schirmer para la evaluación de la secreción lagrimal y diagnosticar casos de sequedad ocular previos a la cirugía, evaluación de la córnea y de la motilidad ocular.

Por otro lado, debemos realizar una correcta exploración de los párpados y cejas que pueden estar asimétricos o pueden estar “caídos” de manera anormal. Dichas malposiciones se llaman ptosis y no se corrigen con una simple blefaroplastia, siendo necesarias otras técnicas para conseguir los resultados deseados.

En definitiva, el verdadero éxito de la blefaroplastia está, sobre todo en un estudio previo exhaustivo y completo.