La aplicación de la psicología en la Enfermedad de Parkinson
Escrito por:La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa. Su nombre hace honor a un médico inglés llamado James Parkinson que la describió por primera vez en 1817. La enfermedad de Parkinson se manifiesta mediante síntomas motores y no motores y es una enfermedad crónica que no se cura y de la que sólo podemos tratar sus síntomas.
A simple vista podemos reconocer algunos de los síntomas más comunes como son la rigidez muscular, el temblor en reposo, la inestabilidad postural o la ralentización de los movimientos voluntarios. Además, en la mayoría de los pacientes se instala un cansancio irresistible a partir del mediodía que ellos describen como “tener las pilas agotadas”.
En el plan de intervención hacia el paciente debemos contar con un equipo multidisciplinar formado por neurólogos, internistas, psicólogos, fisioterapeutas, logopedas, así como otros especialistas, si fuera necesario, para ofrecer un tratamiento lo más completo posible.
El papel del psicólogo
El papel del psicólogo es muy relevante, ya que los pacientes suelen presentar síntomas concomitantes como insomnio, pensamientos negativos, anhedonia, etc., que mejoran notablemente con la intervención psicológica. En muchas ocasiones, la enfermedad de Parkinson va de la mano de otros trastornos, como la depresión, que hace imprescindible la intervención de un profesional adecuado.
Un psicólogo tiene mucho que ofrecer al enfermo de Parkinson. Una correcta estrategia puede mejorar notablemente el bienestar del paciente. La reestructuración cognitiva, técnicas de relajación, técnicas de respiración o estímulos cognitivos, entre otras, son sólo algunas de las posibles intervenciones.
Una de las tareas más importantes del psicólogo quizás sea el apoyo a los cuidadores, que normalmente suelen ser los familiares más cercanos. No sólo la salud del paciente es importante, sino también la de sus cuidadores.
A día de hoy se sabe que muchos de los cuidadores sufren el “síndrome del cuidador”, por eso no debemos descuidarlos, sino todo lo contrario. Es fundamental ofrecerles un espacio de reflexión y ayuda a través de un especialista que le permita conocerse mejor y aliviar su sobrecarga psicológica.