Estrategias para disfrutar del juego responsablemente y evitar posibles inconvenientes

Es comprensible que te apasione jugar y desees continuar haciéndolo sin que se convierta en un problema. Pero, ¿cómo puedes lograr que esta actividad sea aceptable y se integre armoniosamente en tu vida?

Existe una forma conocida como "juego controlado" o "juego responsable" que ha sido estudiada por asociaciones dedicadas a la rehabilitación del juego patológico. Aunque su mención pueda generar reacciones negativas, hay evidencias de que en algunos casos esta estrategia funciona.

Si actualmente estás experimentando dificultades con tu conducta de juego, pero no consideras dejarlo ni buscar ayuda externa, es beneficioso contar con esta información y darle una oportunidad.

¿Cómo disfrutar sin disgustos?

Antes de entrar en detalle, es importante mencionar que, si sigues estos pasos al pie de la letra, es poco probable que el juego se convierta en un problema para ti. Sin embargo, debes tener en cuenta que puede resultar desafiante, ya que el juego dejará de ser tan emocionante como antes y se limitará tanto en tiempo como en espacio. Esto también significa que la diversión estará limitada, pero, en contrapartida, los problemas asociados también se reducirán, lo cual es una ventaja significativa.

1. Establece un presupuesto mensual: calcula cuánto dinero puedes destinar cada mes exclusivamente para jugar. Nunca incluyas las ganancias en este cálculo. Enfócate en el peor escenario posible, asumiendo que siempre perderás. Si tienes que engañar a tu pareja o a las personas cercanas para cumplir con este presupuesto, ten en cuenta que esto tendrá consecuencias negativas. Es recomendable que tu presupuesto mensual se ajuste a tu economía para evitar tener que justificar constantemente tus gastos.
2. Determina la frecuencia de juego: analiza cuántos días al mes sueles jugar. En muchos casos, existe una regularidad sorprendente. Puede que solo juegues los fines de semana, días laborales o incluso todos los días.
3. Divide el presupuesto mensual entre los días de juego: esta división te dará tu presupuesto por sesión de juego. Esta cantidad será lo máximo que deberás utilizar en cada sesión.
4. Juega únicamente con el presupuesto asignado: una vez que hayas calculado tu presupuesto por sesión, juega solo con esa cantidad. Cuando alcances ese límite, sin importar las pérdidas o ganancias, abandona el juego y regresa a casa. No dejes que intuiciones, el estado de la sesión de juego o cualquier otro factor te haga exceder el presupuesto que te has asignado.
5. Ajusta el número de sesiones: si consideras que tu presupuesto por sesión es demasiado limitado, puedes reducir la cantidad de sesiones para disponer de un presupuesto mayor. Sin embargo, es fundamental que decidas previamente cuántas sesiones realizarás y te comprometas a seguirlo de manera estricta.
6. Deja el dinero en casa: siempre es recomendable que no lleves contigo más dinero del necesario para el juego. Evitarás la tentación de gastar más de lo planificado.
7. No cambies el presupuesto por sesión: es tu decisión si quieres terminar una sesión con ganancias o no, pero nunca debes modificar el presupuesto por sesión, independientemente de los resultados. Incluso si el juego te genera ganancias, es fundamental no alterar el sistema. Es posible que sea la primera vez que ganas algo más que diversión y dolores de cabeza posteriores con esta actividad, así que no debes dejar que eso afecte tu plan.

Recuerda que, siguiendo este sencillo sistema, el juego se volverá limitado y controlado, perdiendo la intensidad que te llevaba a sobreutilizarlo. No obstante, esta estrategia te ayudará a resolver algunos de los problemas que antes parecían insuperables.

Si después de un tiempo te resulta imposible seguir este plan, deberías reflexionar sobre los motivos por los que juegas, exceptuando el deseo de ganar dinero. En ese punto, compartir tu problema con alguien de confianza será el primer paso para comenzar a resolverlo.