Ludopatía: ¿Cómo reconocer la adicción al juego?

Escrito por: Lda. Isabel Moya Sánchez
Publicado:
Editado por: Sofía Berrón

El juego patológico se define como una "adicción conductual". Es decir, no es una adicción por consumo de substancias, pero igualmente es considerada una adicción. Como tal, presenta síntomas característicos: pérdida de control en el juego de apuestas, acompañada de un deterioro significativo en varias áreas de la vida, necesidad subjetiva de jugar, obsesión, irritabilidad y ansiedad asociada al juego o a la privación del mismo.

Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta frente a este tipo de casos es que no son la cantidad de dinero gastado o la frecuencia de uso los criterios para diagnosticar dependencia o adicción al juego.

La adicción al juego conlleva un deterioro significativo en la
vida laboral, social y personal

 

¿Hay personas más propensas a sufrir de juego patológico?

Como en cualquier otra adicción, todas las personas pueden caer en ella en un momento dado. Sin embargo, hay algunos factores que facilitan su aparición como el haber tenido experiencias de juego tempranas, modelos de ludopatía en la infancia, un “golpe de suerte” en las fases iniciales del juego, la escasez de alternativas saludables de ocio o el padecer trastornos emocionales no atendidos.

En cuanto a las características personales de los ludópatas, es común que presenten lo que en psicología llamamos un "locus de control externo". Esto es la expectativa de que los problemas se resuelvan por factores externos, como la suerte o el azar, antes que por adoptar una actitud proactiva en la resolución de los mismos.

 

¿Cuándo el juego comienza a ser patológico?

Es habitual que las personas que sufren de juego patológico acudan a los especialistas en Psicología en la denominada "fase de pérdidas", es decir, cuando ya no juegan por placer, sino para recuperar las pérdidas acumuladas y resolver sus deudas.

Generalmente hasta este momento existe una negación del problema por parte del jugador y, hasta que no sufre un deterioro significativo de sus relaciones laborales, sociales o emocionales, no se ve en la necesidad de frenar el juego. Incluso a veces pasa mucho tiempo hasta que es consciente de que no puede controlarlo por sí mismo.

En muchos casos son los familiares los que muchas veces logran motivar al jugador a pedir ayuda profesional, por lo que la recomendación sería que lo hagan lo antes posible, para evitar que el problema se agrave.

 

Tratamiento psicológico de la ludopatía

Tras una evaluación exhaustiva se define un plan de tratamiento personalizado que siempre comprende cuatro fases. La primera es de "control de estímulos de riesgo" en la que se busca frenar la conducta de juego. En esta fase se trabaja mucho la motivación del jugador para mantenerse abstinente.

La segunda etapa es de "adquisición de técnicas de autocontrol", en la que se dota al paciente de las herramientas necesarias para hacer frente a la ansiedad y pensamientos que favorecen el juego.

En tercer lugar, se busca la "exposición" donde se irán retirando los controles externos, como el control del dinero o de los lugares frecuentados, y el paciente podrá exponerse a los estímulos de riesgo, poniendo en marcha sus nuevas habilidades de autocontrol.

Por último, está la cuarta fase, que se da en paralelo con los otras tres, y consiste en la "rehabilitación-reinserción". En ella se trabaja el cambio de hábitos y creencias que permitirán la prevención de recaídas, además del abordaje de otros problemas asociados al juego que se hayan venido manifestando con anterioridad, como pueden ser los problemas de pareja o la insatisfacción laboral.

Por Lda. Isabel Moya Sánchez
Psicología

La Lda. Moya es especialista en Psicología con 20 años de experiencia. Realizó la licenciatura en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y posteriormente estudió el Máster en Evaluación, asesoramiento e intervención psico-educativa en niños y adolescentes. Además, está especializada en tratamientos terapéuticos relacionados con el juego patológico.

Desde el año 2009 dirige el centro Isabel Moya Psicólogos. Allí trabaja como especialista en Psicología y asesora educativa en tratamientos de la ansiedad, depresión, estrés, TDAH, problemas de aprendizaje y terapia de pareja.   

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