¿Cómo diferenciar un glaucoma de un aumento de graduación ocular?

Escrito por: Dr. Fernando López López
Publicado:
Editado por: Nerea Colomé Lamas

Un glaucoma se produce cuando el nervio óptico, el encargado de transmitir las señales visuales desde el ojo al cerebro, está dañado. Si no se trata, puede conducir a la pérdida total de visión.

 

Podemos clasificarlos en primarios o secundarios, en los que, por diferentes causas, como pueden ser los traumatismos, las inflamaciones, determinados medicamentos, etc., se desarrolla dicha enfermedad. Así mismo, los glaucomas se diferencian en glaucoma de ángulo abierto o de ángulo cerrado, en función de si el humor acuoso (que es el líquido que hay en la parte anterior del ojo) tiene libre acceso a la malla trabecular (que es la vía de drenaje que existe en la pared ocular).

 

El tipo de glaucoma más frecuente es el crónico simple, también llamado primario de ángulo abierto, donde existe una mayor resistencia a la salida del humor acuoso del ojo, que se traduce en un aumento progresivo de la presión ocular. Esta subida de la presión es indolora, y acabará dañando el nervio óptico.

 

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Un glaucoma es una enfermedad ocular

 

Cuando existe un cambio en la graduación, el paciente suele notar que no ve bien en determinadas situaciones. Puede ser en visión lejana o en visión próxima, donde normalmente se suelen asociar signos de fatiga ocular como son la visión borrosa, el picor en los ojos, etc., o incluso dolor de cabeza, si el esfuerzo es mantenido.

 

El glaucoma implica alteraciones en el campo visual del paciente, que en fases iniciales suele pasar desapercibido. Solamente cuando se produce una afectación central o una afectación muy marcada del campo visual, el paciente se da cuenta y acude a la consulta.

 

 

¿Cuáles son las causas del glaucoma?

Existen una serie de factores de riesgo para el desarrollo del glaucoma, como son: la hipertensión ocular, la edad, los antecedentes familiares de glaucoma, la miopía elevada, diabetes y tratamientos generales con corticoides. En algunos casos, también traumatismos, cirugías previas o enfermedades inflamatorias intraoculares.

 

El tipo más habitual de glaucoma, el glaucoma primario de ángulo abierto, es asintomático. No se produce dolor, ni enrojecimiento, ni sensación de presión periocular, ni picor, ni mala visión, salvo en fases terminales, de ahí que se le denomine “la ceguera silenciosa”. La única forma de detectarlo es mediante una exploración oftalmológica completa en la que su oftalmólogo determinará el “estado de salud” de su nervio óptico y la presencia de posibles situaciones de riesgo que pueden dañarlo.

 

Menos frecuentemente y en ojos predispuestos, el iris puede contactar con la zona de drenaje del humor acuoso, bloqueando bruscamente su salida y desencadenando lo que se conoce como un “ataque de glaucoma agudo”. Esta subida brusca de la presión intraocular es muy dolorosa y puede estar acompañada de otros síntomas como náuseas o vómitos.

 

Una vez establecido el glaucoma, el daño en el campo visual es irreversible, por lo tanto, es fundamental el diagnóstico precoz. Se recomienda realizar una exploración oftalmológica rutinaria hacia los 40 años. De no existir ningún factor de riesgo, una revisión cada varios años sería suficiente para detectar algún cambio.

 

 

¿Puedo trabajar o tengo que pedir la baja?

Dependerá del tipo de trabajo. Si el puesto laboral es menos dependiente de la vista, el paciente podrá trabajar hasta que su afectación sea ya muy importante.

 

Si la profesión del paciente es de elevada exigencia visual, requiere de una visión binocular perfecta o si la afectación visual es ya muy importante, la persona afectada podrá solicitar la adaptación técnica al puesto de trabajo o distintos grados de incapacidad.

 

 

¿Cómo puedo prevenir o evitar el glaucoma?

El daño es irreversible. Por ello, es fundamental la prevención. Las revisiones de salud nos permiten determinar si un paciente en concreto está en riesgo de sufrir un glaucoma y ajustar las futuras revisiones en función de los hallazgos.

 

Es importante recordar que el glaucoma es una enfermedad con importante componente genético. Así, una persona con antecedentes familiares de glaucoma directos (hermanos o padres) tiene hasta 9 veces más riesgo que una persona sin antecedentes.

 

Una vez establecido el glaucoma, el objetivo del tratamiento es reducir su progresión para evitar que produzca una pérdida significativa visual que disminuya la calidad de vida del paciente.

 

 

 

¿Cuándo es necesaria una operación?

En líneas generales, se realiza una cirugía bien cuando con el tratamiento médico no se alcanza una presión intraocular lo suficientemente baja como para frenar la progresión del glaucoma, o bien cuando para ello es necesario el uso de fármacos mal tolerados o que producen efectos indeseados.

 

El desarrollo de técnicas mínimamente invasivas permite ampliar todavía más el abanico de posibilidades, pudiendo, por ejemplo, asociar alguna de ellas a una operación de catarata en un paciente, por lo demás controlado, con el objetivo de conseguir un mejor control tensional o la reducción del número de fármacos. En cualquier caso, es necesario consultar a un especialista en oftalmología.

 

Por Dr. Fernando López López
Oftalmología

El Dr. Fernando López es licenciado y doctor en Medicina por la Universidade de Santiago. Amplió su formación en inflamación ocular en el Aberdeen Royal Infirmary, en el Reino Unido, en el 2008. Se especializó en Oftalmología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Experto en glaucoma, inflamación ocular y uveítis. Ha participado en varios congresos especializados en Oftalmología y continúa su labor como investigador en diversos estudios sobre glaucoma y uveítis.

Actualmente es Responsable de la Unidad de Glaucoma, Uveítis e Inflamación Ocular en el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla

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