Cirugía mínimamente invasiva de columna: tipos y diferencias entre ellas

Escrito por: Dr. José María Roda Frade
Publicado:
Editado por: Nerea Colomé Lamas

La cirugía mínimamente invasiva de columna es un procedimiento que se hace sobre las vértebras de nuestra columna vertebral. El cirujano realiza una pequeña incisión en la piel, no mayor de 2 cm, e incide en la fascia muscular. A través de ella va colocando concéntricamente unos tubos de diámetro creciente, que van desplazando las fibras musculares hacia afuera sin producir ningún corte o sección de las mismas, para que queden indemnes.

 

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Colocación de los tubos de diámetro creciente que desplazan las fibras musculares

 

De esta manera, se alcanza en profundidad la parte posterior de las vértebras y se crea un canal de trabajo sobre el que se coloca el microscopio quirúrgico.

 

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Cuanto mayor sea la experiencia quirúrgica, mejores serán los resultados

 

El microscopio proporciona iluminación adecuada en la profundidad (varía entre 3 y 9 cm) del campo y magnificación de las estructuras anatómicas sobre las que se va a trabajar. La introducción de instrumental quirúrgico de características muy especiales permitirá el trabajo pertinente por este túnel creado artificialmente.

 

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Este tipo de cirugía se puede hacer tanto a nivel lumbar como dorsal o cervical

 

Dependiendo de la patología que presente el paciente, la cirugía se puede hacer tanto a nivel lumbar como dorsal o cervical. El procedimiento quirúrgico es muy similar en todos los casos y la única diferencia estará en la región anatómica sobre la que se esté tratando, así como de las peculiaridades vertebrales correspondientes.

 

 

¿Cuándo es recomendable esta cirugía?

Todos aquellos pacientes que tengan patología de columna vertebral y que no presenten una pérdida de fuerza evidente en algún grupo muscular, deben seguir un tratamiento conservador, consistente en fármacos analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares, asociados a los distintos tipos de fisioterapia. También se pueden utilizar distintas técnicas realizadas por la unidad del dolor, para tratar de hacer desaparecer la sintomatología dolorosa.  

 

En aquellos casos en los que exista una pérdida de fuerza manifiesta en cualquiera de las cuatro extremidades, habrá que recurrir sin mayor dilación a la cirugía, con el fin de restaurar cuanto antes la conducción y la función nerviosa.

 

Si después de llevar a cabo todas estas medidas no se obtiene un resultado satisfactorio, al cabo de un periodo de tiempo no menor a 45 días se recurrirá a la intervención quirúrgica. Las indicaciones más frecuentes son la hernia discal y la estenosis de canal.

 

 

¿Cuáles son los beneficios en relación a otros tipos de cirugía?

La incisión de piel no rebasa los 2 cm cuando se trata de un solo espacio discal. Cuando son dos espacios no sobrepasará los 3 cm.

 

Con este abordaje no se seccionan nunca las fibras musculares, sino que solo se desplazan. Este hecho es fundamental para entender que el curso postoperatorio es mucho más favorable, ya que no habrá necesidad de cicatrización del tejido muscular. Al no tener que producirse ésta, la movilización del paciente será mucho más temprana y el bienestar mayor.

 

Todo esto hace que la incorporación a la vida habitual, previa a la presentación del cuadro doloroso, sea mucho más precoz. A largo plazo, la ausencia de proceso de cicatrización en la zona evita problemas de dolor crónico muscular.

 

 

¿Y las desventajas?

Este tipo de cirugía no puede ser llevada a cabo por cirujanos que no estén acostumbrados a utilizar el microscopio quirúrgico y que no se manejen adecuadamente en campos quirúrgicos muy pequeños y profundos. Es necesario que el especialista en Neurocirugía domine las técnicas.

 

Al ser una técnica quirúrgica novedosa, el cirujano que la vaya a realizar necesita un periodo de aprendizaje mínimo de un año, para evitar complicaciones graves. Cuanto mayor sea la experiencia quirúrgica, mejores serán los resultados.

 

 

¿Bajo qué tipo de circunstancias se realiza este tipo de cirugía?

Debido a que la duración de este procedimiento quirúrgico en manos adiestradas oscila entre 45 y 75 minutos en la mayoría de los casos, la anestesia general puede ser sustituida por la raquianestesia. Este hecho reducirá los riesgos considerablemente, no solo en pacientes  pluripatológicos, sino también en aquellos que no tengan enfermedad alguna.

 

En cualquier caso, es necesario que visite a un especialista en Neurocirugía.

Por Dr. José María Roda Frade
Neurocirugía

El doctor José María Roda Frade es un destacado especialista en Neurocirugía. Destaca por ser experto en varios tratamientos de su área, como la microcirugía vascular cerebral, el tratamiento quirúrgico de los tumores cerebrales y de las enfermedades de la columna cervical, dorsal y lumbosacra. Actualmente es jefe de servicio de Neurocirugía del Hospital La Paz de Madrid. 

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