¿Es posible vivir con ansiedad y angustia?

Written by: Dr. Ramon Martí Montraveta
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Edited by: Cristina Mateo

La ansiedad y la angustia son manifestaciones de afectos y emociones estrictamente humanas y del todo necesarias. No son, en sí mismas, ninguna enfermedad. Todos podemos experimentar ansiedad en un momento u otro, pues es un mecanismo que nos pone en estado de alerta y nos ayuda a resolver determinadas situaciones estresantes de nuestra vida, tales como una entrevista de trabajo, conocer a personas nuevas, dar una charla en publico… todas ellas son ejemplos de circunstancias que pueden producir ansiedad, pero paradojalmente, esa misma ansiedad es la que nos permite enfrentarnos a ellas, adaptarnos y encontrar el modo de resolverlas.

 

Solo cuando la ansiedad sobrepasa un determinado umbral deja de ser un mecanismo necesario para nuestra adaptación al medio y se transforma en un problema y en un síntoma que nos invade, nos fragilidad incluso invalida y conviene solucionar.

 

Angustia, ansiedad y miedo

 

La angustia se define, no tanto por la causa que la provoca, sino por los efectos que produce, por los indicios que se manifiestan, básicamente en el cuerpo, en lo que se llama crisis de angustia o panic attack. Esta crisis comporta la aparición súbita de algunos de estos síntomas: inquietud o incomodidad intensa con aparición de dolor o molestias en el tórax, taquicardias, sensación de ahogo, mareos, inestabilidad o desmayos, sofocos o escalofríos, náuseas, diarrea, entumecimiento o parestesias, sensación de muerte o pérdida de control, sentimientos de irrealidad o de extrañeza.

 

Las crisis involucran muchas partes del cuerpo de tal modo que, con frecuencia, las personas que la padecen temen tener un problema médico grave relacionado con el corazón, los pulmones o el cerebro. Estas crisis se caracterizan también por la preocupación persistente y el temor a sufrir otras crisis parecidas, de tal modo que pueden comportar cambios en el comportamiento con el fin de evitar un nuevo episodio. Tal es el temor a las crisis de angustia que, a menudo, genera encierros que evitan todo tipo contacto social, viajes u otros hasta producir auténticas agorafobias.

 

La ansiedad es otro modo de expresión de la angustia, esta vez entendida como una manifestación de menor intensidad y de formato más crónico. La podemos definir como una etapa de inquietud y malestar, de tensión y alerta que conducen a un estado de preocupación y anticipación de alguna desgracia o desastre. Una ansiedad crónica, de años de evolución, puede convivir en una persona, acompañándola y creando inadaptación y malestar emocional. Su intensidad puede ser muy variable, desde un leve resquemor hasta un pánico intenso, des de un nudo en el estomago hasta náuseas o vértigos incontrolables.

 

También, al igual como ocurre con el dolor, la capacidad para tolerar un nivel dado de ansiedad es muy variable según cada persona. Algunas de ellas parecen adaptarse bastante fácilmente a ella aunque ello les implique, como consecuencia, cambios de comportamiento o actitudes evitativas o de inhibición, a otras, por el contrario, la ansiedad les resulta insoportable. La ansiedad puede mostrarse también como una anticipación de un peligro, por ejemplo, el temor a que un ser querido sufra un accidente, o el temor a padecer una enfermedad hasta padecer verdaderos estados de hipocondría.

 

Hay diversas situaciones y momentos de vida cotidiana que pueden favorecen la aparición de la ansiedad. Momentos relacionados con la pérdida. Por ejemplo, los momentos de ruptura de pareja o de pérdida de vínculos afectivos pueden desencadenar incertidumbres, interrogantes que angustian como ¿por qué me ha dejado? ¿qué motivos tuvo? ¿no soy suficiente? Y, aunque parezca contradictorio, también existe la ansiedad ligada a resultados positivos y al éxito que se vinculan al temor de no estar a la altura, al deseo de no decepcionar. La promoción personal profesional, subir de categoría de responsabilidad por ejemplo, puede inquietar tanto como ser destituido.

 

No debemos confundir la angustia con el miedo, ya que son emociones distintas.

 

El miedo y la angustia

 

Los síntomas de la angustia y los del miedo pueden ser semejantes pero, a diferencia de la angustia, el miedo requiere un objeto o situación de la realidad que lo cause. La angustia por el contrario se puede producir sin la presencia de este objeto concreto.

 

La angustia es un afecto estrictamente humano

 

La angustia requiere un proceso de simbolización y metáfora a nivel mental que es deudor del lenguaje humano y de su capacidad de viajar en el tiempo, pasado y futuro, y de intuir, imaginar y fantasear hechos y consecuencias que no tienen porque cuadrar con la realidad objetiva. Por eso la angustia no es equivalente al miedo.

 

La angustia es un estado de intranquilidad y de inquietud intensos causados por la percepción de una amenaza o de un peligro. El miedo tiene un objeto real muy claro y reconocible que lo desencadena, la angustia en cambio, no sabe de qué se angustia. La persona que sufre de angustia puede no tener ninguna representación, ningún pensamiento de la causa de su ansiedad, no conoce el motivo, la causa por la cual se angustia. Sería, por lo tanto, una inquietud que la persona no sabe exactamente de dónde viene o por qué la padece, que le produce un sin sentido, un vacío y un bucle que se retroalimenta y que finalmente, se padece angustia ante el temor de volver a padecer angustia. La angustia es una señal, una alerta que nos indica que hay algo peligroso, que parece que viene de fuera pero que, en realidad, proviene de nuestro interior y nos resulta desconocido.

 

Por ello, ante la angustia, en primer lugar, conviene buscar una explicación de su origen, un nombre para fijarla, localizarla y, al comprenderla, reducirla.

 

Diagnóstico

 

La angustia/ansiedad es uno de los diagnósticos más utilizados en la actualidad en los trastornos de salud mental, solo compitiendo con su hermana la depresión, incluso la OMS hace ya años que la calificó como de una cierta epidemia, pues es un trastorno que puede contagiarse con facilidad y más en un mundo, el nuestro, marcado por las incertidumbres, mucha información y pocas seguridades.

 

Los dos tipos de diagnósticos psiquiátricos más frecuentes son:

  • Trastorno de angustia. Panic disorder. Con o sin agorafobia. Implica padecer crisis de angustia, definida como la aparición de un miedo o malestar acompañado de alguno de estos síntomas; taquicardia, sudoración, temblores, falta de aire, nauseas, mareos, escalofríos, miedo a morir, etc. Después de esta crisis aparece la inquietud a que puedan repetirse y la preocupación por las consecuencias de la crisis; volverse loco, perder el control, sufrir un infarto.

La agorafobia implica un cambio de comportamiento significativo en el que se evitan un conjunto de situaciones por la anticipación que puedan repetirse las crisis y no disponer de ayuda. Suele implicar una conducta evitativa, dejar de conducir, viajar, mezclarse con gente, alejarse de casa, entre otras.

  • El trastorno de ansiedad generalizada, TAG, se define como una preocupación excesiva sobre una serie de acontecimientos o actividades cotidianas. Esta ansiedad y preocupación puede mostrarse como un aumento de la inquietud o la impaciencia, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular, fatiga…

 

Tratamiento

 

El tratamiento de la ansiedad/angustia es doble. Cuando los síntomas son muy agudos es importante reducir su intensidad con un tratamiento farmacológico. Pero, como hemos visto anteriormente la ansiedad es también una señal, un signo de alarma de que existe un peligro para nosotros, de que hay un león, aunque ese león no esté realmente ahí fuera si existe para nosotros, por ello es recomendable una psicoterapia para que cada cual pueda descubrir en que consiste su león particular y pueda hacerle frente.

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By Dr. Ramon Martí Montraveta
Psychiatry

Dr. Ramon Marti, a psychiatrist with over 25 years of medical experience, is a specialist in psychotherapeutic and pharmacological treatments combined both children and adults.
Expert in the treatment of various forms of depression and anxiety, personality disorders, obsessive and psychotic and behavioral disorders in childhood and adolescence.
Private practice in Barcelona and Girona.

 

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