¿Qué es el linfedema y por qué preocupa tanto?

1 de cada 30 personas en el mundo presenta esta afección.

El linfedema es una acumulación de líquido linfático en los tejidos adiposos que podría ser también considerada como una obstrucción que genera inflamación y malestar. Suele localizarse en los brazos y las piernas, aunque también puede aparecer en el torso, cuello, rostro, abdomen y órganos genitales.

En España esta patología esta infradiagnosticada y desde el año 2016 la Asociación Española de Linfedema (AEL) trata de sensibilizar a la sociedad sobre la existencia de esta afección.

La Organización Mundial de la Salud estima que 1 de cada 30 personas en el mundo presenta esta afección, mientras que en España no es posible concretar la incidencia y prevalencia del linfedema al no existir una trayectoria de estudio y diagnóstico adecuada.

¿Cómo se origina?

El linfedema aparece cuando nuestro sistema linfático no es capaz de filtrar y transportar el todo el líquido que rodea a nuestras células, por eso es habitual que se concentre en las extremidades.

Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, en los pacientes con cáncer, esta acumulación de líquido puede ocurrir por:

  • Cambios o mutaciones genéticas que afectan al sistema linfático.
  • Infecciones que pueden afectar a los tejidos de alrededor o generar un tejido cicatricial.
  • Tejidos cercanos afectados por la radioterapia.
  • Cirugía contra el cáncer, sobre todo cuando se extirpan los ganglios linfáticos.
  • Afecciones de la salud como: enfermedades cardiovasculares, artritis y eczema.
  • Lesiones o traumas en determinadas partes del cuerpo.

En los casos en los que el sistema linfático se ve obstruido por causas externas (como las señaladas anteriormente) se habla de linfedema secundario. Tal y como señala la Dra. Rodríguez Vega, cirujana plástica en el centro Triviño, el linfedema puede ser congénito, pero en el 90% de los casos es secundario; habitualmente debido a la extirpación o daño de los ganglios linfáticos, como parte del tratamiento oncológico.

A diferencia del lipedema que está muy relacionado con el sexo femenino, el linfedema puede afectar a cualquiera de los dos sexos. En las extremidades superiores se presenta con mayor frecuencia después del cáncer de mama; en las extremidades inferiores se presenta con mayor frecuencia con cáncer de útero, cáncer de próstata, linfoma o melanoma. concluye la doctora.

Síntomas y diagnóstico

La evolución del linfedema se produce de forma paulatina, pero llega un momento en el que nuestro brazo o pierna está más hinchado de lo normal. Si además esa hinchazón va acompañada de una piel más tensa y sentimos calor en la zona, es muy probable que la evolución sea hacia un linfedema. El diagnostico precoz es fundamental puesto que evita la progresión de la enfermedad.

Ante la presencia de dichos síntomas, el médico realizara una exploración física y una revisión de su historial clínico a fin de concretar en qué punto se encuentra el linfedema. En los casos más graves, el médico puede solicitar que se practique un linfagiograma, una prueba invasiva que consiste en introducir un contraste en alguno de los vasos linfáticos.

A día de hoy el linfedema no tiene cura, pero sí hay tratamientos. ¿En qué consisten?

Si bien en la actualidad no existe una cura para el linfedema, puede controlarse con un diagnóstico temprano y una atención continua del miembro afectado. El tratamiento se centra en disminuir el volumen y controlar el dolor, apunta la cirujana plástica.

La terapia descongestiva compleja es el tratamiento de elección y consiste en un programa intensivo que combina diferentes enfoques de tratamiento, como los vendajes, las prendas de compresión, el drenaje linfático manual, el ejercicio y los cuidados personales.

En cuanto a la cirugía, puede considerarse en casos de linfedema particularmente intenso o avanzado que no responde a otros tratamientos. Las opciones de tratamiento quirúrgico son:

  • Liposucción: La liposucción en miembros con linfedema puede reducir el volumen de forma considerable. Esto no cura el linfedema, pero puede reducir el tamaño del brazo o la pierna afectada. Requiere el uso posterior de prendas compresivas y seguir todas las pautas de cuidados personales para reducir el riesgo de empeoramiento del linfedema.
  • Transferencia ganglionar: En este caso, se hace un transplante de ganglios linfáticos de una zona sana a la zona afectada. Los resultados de diferentes estudios han demostrado que si bien no cura el linfedema, el procedimiento alivia la inflamación grave, la pesadez de la extremidad y las infecciones. Sin embargo, existe el riesgo de que secundariamente se produzco un linfedema en la zona donante de los ganglios.
  • Anastomosis linfovenosa: en este procedimiento se construyen puentes entre los vasos linfáticos y las venas, para que el líquido linfático tenga una nueva vía de salida del brazo, es una cirugía con una enorme dificultad técnica que debe ser llevada por especilistas en este tipo de cirugías.

Por ello, los principales objetivos en el manejo del linfedema son limitar la progresión y mejorar la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes. Para ello, el tratamiento conservador con la terapia descongestiva compleja es el pilar fundamental y es la forma de iniciar el tratamiento del linfedema, logrando un 40-60% de reducción del exceso de volumen en pacientes en estadíos iniciales.

¿Qué puede ocurrir en los casos más graves de linfedema?

La doctora recuerda que a medida que progresa la enfermedad aparecen cambios que son irreversibles, además del enorme aumento de volumen que en esta fase más grave de la enfermedad se denomina elefantiasis, aparecen cambios en la piel, que se vuelve dura, con hiperpigmentación, crecimiento verrugoso, depósitos de grasa e incluso exudado de linfa.

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